sábado, 29 de diciembre de 2018

A cinco días…

Cinco días son los que me faltan, cinco días de hoy a mi cumpleaños. Cinco.
Cinco no es un número feo, a decir verdad, no es par, ni se divide entre tres, es un número no malo. ¿Y tres? Tres es un número genial, se divide entre sí mismo, creo, al parecer, ya que todo es relativo en estos días, ya que nada está dado.
Y nada es como uno planea, nada, nadie, todo. Adverbios.
Cinco días para que llegue el día, el día en que quizás coma mariscos, porque es lo más rico que he encontrado acá y porque es el único local que tiene algún descuento de cumpleañero en estas tierras. Qué triste.
Es más triste no ver a los amigos, eso sí que es triste, es triste querer verlos, querer platicar con ellos, no tener muchos medios porque con el móvil no es muy cómodo que digamos, porque se me pasman los pulgares (¿la edad, la falta de flexibilidad en los dedos?), se me cansa la mano, que no la izquierda, ambas.
Cinco días y quizá sí, estoy ansiosa, expectante, también. Hay muchas cosas por hacer, hay muchas cosas por decir, por emprender, ¿y después? Ya el cuerpo dirá.
¿Y después? ¿Los proyectos pendientes?
Me carcome, sí, un poco el alma que el tiempo no me permita proseguir con los proyectos, con EL ARTEEEEEE, con la vida bella, con mi Yo-misma, con aquello que me prometí; luego me repito que me mudé, que todo va a ir bien, que tendré oportunidad de seguir, que será pronta, que habrá trabajo para darme la oportunidad, que corregiré y mandaré lejos aquello que me ha detenido por tanto tiempo. Tanto tiempo. Siete años y un poco más. No es posible, ¿cómo pasó?, ¿qué pasó? En fin. ¿Por qué tiene que ser tan difícil algo que para todos parece ser tan fácil, tan de trámite? ¿Por qué cuando lo hice con esa intención, tampoco salió a cabalidad? No, no salió. Pareciera que el trabajo académico no es para mí, que el escribir de un tema serio tampoco, o quizás he elegido mal y el asesor ha sido demasiado quisquilloso… Bugie! Sí he de ser yo la torpe que es incapaz de concretar, de describir, de analizar, de hacer cosa seria y consciensuda. Yo veo que la gente lo hace y no lo hace mal, que lo ejecutan, que logran dejar de ser sí mismos para plasmar ideas abstractas con éxito.
En cambio yo, sólo puedo hablar de mi, desde mi cabecita y mi pobre entorno. Como si sólo pudiera contar del día que salí a las tortillas y vi que el niño terminó enterrándose en la arena que había comprado su familia para seguir con la construcción de la casa.
Cinco días y no puedo abstraerme, y sólo soy yo, sin más. ¿Quisiera ser más?
Como le dije a la gata Isis en mi sueño:
"Yo sólo canto, escribo y lloro un poco."


Feliz año nuevo.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Desde la navidá

Esta vez no sé muy bien cómo empezar, ni qué escribir, sólo sé que quiero escribir porque tiene tiempo que no lo hago, ¿por qué no lo he hecho? Por el trabajo que nos damos para proveernos. Pidan a los dioses del trabajo y del dinero que este año venidero, 2019, venga lleno de ello para nosotros.
Estoy, de nuevo, en un café internet, ha anochecido ya, aún no vamos por la compra del día, pero aquí estamos, tranquilos, buscando, escribiendo, pero no mucho, y tal vez no de lo que queremos, pero bueno.
Como digo, no sé lo que escribiré esta ocasión, y debo hacerlo rápido, porque mi pila se agota, porque en esta terraza no hay enchufe, porque tengo muchas ganas de orinar, porque he tomado mucho, mucho té verde, porque no he tomado café, porque me hace circos la panza. ¿Por qué? Porque, para no perder la tradición, me enfermé, nos enfermamos, del estómago en estas fechas, no grave, pero sí molesto.
Espero que también para año nuevo y para mi cumpleaños podamos comer ricamente, porque ¡quiero mariscos en mi cumpleaños!!
Escribo queriendo escribir y sin saber qué decir, lo siento.
Escribo tal vez pensando en el año entero que me dejó sin él, y en que ya no debería ni mencionarlo, ni pensarlo, pero es que de pronto lo sueño, aunque, ¡qué maravilloso es el subconsciente y qué aún más maravilloso es desentrañar eso que se quiere arreglar en tu cabeza cuando sueña!!
Y después.
Aún no decido nada, pero no creo decir más, porque no tiene caso, aunque las cicatrices existan, aunque duelan. Ya veremos…
Durante el dolor estomacal estuve haciendo algunas travesuras, cosas que se concretarán próximamente, si los tiempos y los dineros nos lo permiten…Será.
¿Y en Navidad? 
Cenamos delicioso, fuimos felices. A decir verdad, creo que fue la primera cena de navidad que paso tranquila, a mis tiempos, en buen momento, todo, a pesar del terrible dolor de tripa. Fue una cena deliciosa, íntima y llena de amor, como nunca antes.
Gracias.
Feliz Solsticio de Invierno y feliz año nuevo, por si no puedo escribir antes.


miércoles, 28 de noviembre de 2018

Desesperanzada y harta.

Despierto tras un sueño largo y pesado, tras haber soñado por segunda vez con aquella persona que me jodió hace un año. Exactamente hace un año, o casi, pero sí, digamos que hace un año yo estaba en la locura enamorada y se me rompió el corazón de la manera más vil e injusta.
Un año y estoy acá, en Cuautla, dándole a los proyectos, viendo cómo las cosas avanzan como una masa lenta, que no ahoga, pero que sí desespera, y no un poco, sino bastante.
¿Qué más hacer?
Es cierto que el que espera desespera, y desespera más que, al despertar, tras un sueño extraño, incómodo y bello a la vez, veas noticias espantosas en la red.
¿Qué tiene que ver mi vida, en este momento, con los horrores que se dan a conocer por las redes sociales?
Todo y nada. Todo y nada porque soy mujer y soy parte de un grupo vulnerable en este país piñata, en este mundo matraca. Todo. Y nada, porque estoy hecha una furia y hago las cosas según mejor pienso y me place y porque sé que en la lucha también está el "Adaptarse o morir".
¿Por que digo todo esto?
¿Por qué no dejarlos morir solos? ¿Por qué, si los hombres son los impartidores de injusticias, no se les abandona a su suerte? ¿Qué harían un montón de hombres solos en casa sin ninguna mujer cerca? ¿Qué harían un montón de hombres solos en una oficina, sin una mujer cerca? ¿Qué harían un montón de hombres solos en una Entidad Federativa, sin una mujer cerca? ¿A quién tendrían para impartir su misoginia? ¿Con quién delegarían los trabajos mínimos del hogar, de la oficina, del orden, de la agenda de la semana? ¿Con quién conversarían por las noches y sacarían sus miedos más profundos? ¿Quién les lavaría, plancharía, cocinaría, limpiaría?
Sí. Ellos, en algún momento, tendrían que hacerse cargo de ellos mismos.
Sí. Hay varios hombres en este país piñata que se hacen cargo de ellos mismos, que son ordenados, limpios, organizados, que saben lavar, planchar, cocinar, fregar, pero no son el grueso, lamentablemente, no. Hay muchos hombres aún que se creen que debe haber una mujer cerca para hacer las nimiedades del hogar y la oficina, muchos y de todas las clases sociales. No sé. Me han dicho que no debo generalizar, pero ¡cómo no hacerlo si lo sigo viendo, si lo atestiguo!!
Me he cansado de la nimiedades de hogar; me he cansado de ver cómo las mujeres pelean infructuosamente (yo incluida) con hombres que se creen los dueños del entorno y más allá; me he cansado de ver cómo las mujeres aleccionan a otras mujeres sobre cómo deben ser mujeres, cómo deben ser femeninas, cómo no deben ser no femeninas, cómo deben ser activas, cómo deben ser no pasivas, cómo deben ser feministas; me he cansado de ver los horrores que sufren las mujeres por el hecho de ser mujer; me he cansado de ver cómo, aunque estén unidas, no resulta en gran cosa, de que, por mucho que se pida justicia, no la hay… ¿Y si mejor TODAS desaparecemos? Y si se nos trata mal en el trabajo, en la escuela, dentro de un gobierno, ¿por qué no nos vamos de allí y lo dejamos solos?
Adaptarse o morir, sí. Hace no mucho oí que las mujeres ya hicimos mucho para entender, para cambiar, para ser y entender al otro, pero que los hombres han hecho poco de esto, que las adaptaciones les han venido guangas, que es hora de que ellos hagan el esfuerzo también y pues, ¿por qué no lo dejamos solos a que hagan todo, toditito el trabajo? 
Quizá aprendan algún día, quizá mueran, o quizá, lo cual es lo más probable, hagan de otros hombre su 'mujer' su ser inferior para que se haga cargo de las nimiedades del hogar, la oficina, la vida diaria y cotidiana.
Sí, esa es la Eva desesperanzada y harta.



jueves, 22 de noviembre de 2018

Entrada del desarraigo.

Sentadita, esperando a que no se me acabe aún la batería, estoy, estoy sentada en una cafetería, la de los abuelos, esperando a que mi novio termine las labores del día, porque ya me quiero ir. ¿Será que me va a dar alguna enfermedad? Ojalá no, porque no quiero pagar por medicina. Odio la medicina.
La última vez que tomé medicina, no me fue bien.
Tengo frío.
¿Qué tanto ha pasado desde la última entrada?
Muchas cosas. 
Hemos cubierto eventos, hemos caminado como locos por las calles de Cuautla buscando comida, escuelas, gente, buscando más y más oportunidades. 
Dicen que uno se labra las oportunidades, eso dicen; yo siento que las oportunidades llegan y se brindan a ti. Habrá gente que piense lo contrario, ¡qué sé yo! Yo no sé nada. Cada vez sé menos del mundo, cada vez veo más de cerca el mundo matraca y cada vez me cae más gordo.
¿Por qué a gente se deja envolver por los sinsentidos de otra gente? ¿Por qué caen en engaños manifiestos?
No hay un salvador, no hay un mesías, no hay quien vaya a solucionar tus problemas, ni quien te vaya a proveer de justicia.

El salvador, el mesías, el solucionador de problemas y el dador de justicia eres tú mismo.
Cada vez me convenzo más de que la anarquía es el camino, ¿estoy loca? Quizás estoy perdiendo el camino, quizás no doy más conmigo, no sé. Yo nunca sé nada. Soy como un pozo sin fondo, un pozo donde todo se pierde, donde nada nuevo te puedes hallar, ¿¡qué si no!?

Me gusta vivir aquí, eso sí, me gusta el calor, la comida, las posibilidades infinitas, me gusta sentirme desarraigada y atada únicamente a los saberes de antaño. No sé si querría siquiera que mis abuelos se sintieran orgullosos de mí, ¿no es eso algo cursi acaso?

Caminante del desarraigo.

lunes, 22 de octubre de 2018

Fufú

Día uno:
Tormenta, mucha, mucha tormenta. ¡Se está cayendo el cielo! Qué bueno que estamos resguardados. La gata Isis está en nosotros en la camita. Las tormentas en Cuautla no son eternas, como las de la Ciudad de México, por fortuna. Bajamos a la cocina, porque tenemos hambre y sed. Escucho un maullido: Míau, míau, míau, más maullidos, míau, míau. Me asomo por la puerta. Hay un gatito que camina debajo del auto hacia la puerta de la casa, está mojado y asustado, ¿qué hacemos? Seguro su madre lo perdió por la tormenta, seguro él está perdido. Tengo higaditos para Isis y resuelvo darle uno. 
Se acerca sigiloso y come con hambre, con mucha hambre. No se deja agarrar y me tira un: ¡Fuuu!

Día dos:
Sueño que la gata Isis no está conmigo y que busco al gatito por todas partes y que, cuando lo encuentro, se ha convertido en un gusanito. Despertamos. Las niñas de la vecina intentan agarrar al gatito, pero él se escapa; se mete al terreno de al lado, un terreno lleno de maleza. No podemos sacarlo. Después mi novio dice que su maullido está más lejos; seguro se ha ido a buscar a su madre, cuando de pronto, lo escuchamos cerca, más cerca. Logramos que se meta al cuarto de lavado, le ponemos un caminito de comida y lechita tibia, come con voracidad. ¿Dormirá allí? Mi novio le había acomodado un cajón con periódicos, esperamos que así sea.

Día tres:
Despierto. ¿Estará el gatito?
Mi novio sale y ahí está, no, no está ahí, se ha ido y, después de poner el café, después de prender la bomba de agua y cerrar la puerta, el gatito está ahí, en el cuartito de lavado: "Ahí está", y sí. Le damos lechita tibia en lo que salgo con la señora del pollo para comprarle un retacito para alimentarlo. 
Se pone a jugar con una basurita, con un cajón lleno de papeles, ¡los ataca! Vemos que se siente cómodo. Voy con él, me le acerco, le tiendo las manos, las huele y zas…logro capturarlo. Comienza a ronronear como camión DINA, luego mi novio baja y lo pongo en su regazo también. Parece que el gatito que trajo la tormenta sí se quiso quedar.



¿Y la gata Isis? ¿Qué dirá? 
La gata Isis ya la ha olido a través de la puerta, no ha dicho nada. Esperemos que no se ponga celosa y es que, ¡¿cómo iba a dejar a un indefenso bajo las tormentas de esta temporada?!
La gata Isis también es buena, ¿verdad?? Por el momento, el gatito vivirá en el cuartito de lavado, es lo mejor.

Como la primera vez que lo quise agarrar, me dijo: Fuuuu, le he puesto: Fufú.



miércoles, 17 de octubre de 2018

Comunicación.

Tras un poco menos de una semana, he adquirido un teléfono móvil para seguir comunicada con el mundo exterior. Fue agradable tener unos días de cero ruido para pensar y hacer cosas que siempre quise hacer, como leer mi bella novelota o retomar la flauta contralto. ¡Sí que se me dificulta ahora!
Todo será cuestión de práctica.
Las depresiones avanzan lentamente, pero las combato con la hechura de comida y demás ensoñaciones; es lo mejor, ¿no?
Seguimos picando piedra; luego saldremos a desmontar un terrenito para emprender la aventura de la casa, la casita de una sola planta, porque no me gusta subir y bajar escaleras para limpiar. Eso se hará pronto.
Tenemos un montón de proyectos.
De eso se trata la vida, ¿no?




lunes, 8 de octubre de 2018

Espera

De nuevo en un café del centro de Cuautla, creando y trabajando, de nuevo. Y aquí sentada, de nuevo, pero ahora esperando a que regrese él de su llamada telefónica, o de su conversación, o de cualquiera cosa que esté haciendo. En espera.
En espera de un par de llamadas (ahora sólo me falta una), en espera de horas, de días laborales y laborables, en espera…¡Cómo se pasa el tiempo! ¡Cómo se viene la tarde!! Ya viene.
Y soñar que te debes maquillar porque te espera algo importante, quizás una cita de trabajo, quién sabe, pero soñar que no tienes maquillaje y que debes pedir prestado uno, pero que no te queda, que se te despega, hasta que alguien te dice que vayas de ti misma, así con tu ropa y sin maquillaje, soñar, ¿eso funcionará? ¿Eso funcionará en estas tierras? ¿Son necesarias, son importantes, son mis credenciales suficientes?
Pues quien sabe, espero que sí. Este momento de la decidia, de la esperanza total, de buscar y rascar, este momento que se alarga día con día, pero que en serio, espero en serio, que termine en algún momento para no terminar el sueño, o para comenzar uno nuevo. ¿Quién más querrá conquistar el mundo?
No quiero dudar de estos lares, no quiero, así como no quiero dudar de mis capacidades, así que continuaré con fe y esperanza, esa que casi no tenía años antes, pero que ahora hay, porque sí que la hay, ¿o qué más hay?
Estos sueños inquietantes, el colchón oreándose, una lavadora sin estrenar aún y muchas ganas de darle, pero con un dominguito previo para descansar de los pendientes, un dominguito retacado de amor y besos. Eso hay.
También hay sapos, iguanas, grillos y muchas mariposas.




miércoles, 26 de septiembre de 2018

Un año / Un mes / Destiempo. 19s

Aquí estoy, a destiempo de las conmemoraciones del 19s y del terremoto de 1985. Estoy alejada del ruido de la Ciudad de México y me gusta.
Hemos cumplido un mes y una semana de habitar en esta colonia de Cuautla, Mor. es esta calle sin pavimento, junto a un baldío, frente a un sembradío y atrás de una torre de agua. Nos sentimos felices, aunque, para ser verdad, nos hace falta ya el contacto con el mundo exterior, con la red, pues, pero pronto, ya pronto, espero, sino, nos seguiremos robando la internet de distintos cafés, mientas nos atascamos de cafeína.
Hace no mucho fui a mi antigua casa a hacer algunos asuntos, a charlar con la madre y traerme algunas de mis cosas. ¿Qué será de ella sin mí? ¿Qué será de esa casa sin nosotras?
Al regresar sufrí, pues me entró frío en el cuerpo y al llegar al clima cálido, no tenía más que la sensación de la helada mano de la muerte sobre mí. Sí, suena exagerado, pero eso era lo que traía. El frío no se me quitó, sino hasta el día siguiente, tras una caminata hacia la señora que vende el pollo.
Antes de esa incursión hacia las heladas manos de la muerte en el cerro que cada vez se pone más pesado y sucio, tuvimos a bien el conmemorar dos sismos: El del 19 de septiembre de 1985 y el del 19 de septiembre de 2017. 
Las cosas.
Cuántas cosas han cambiado para nosotros, los pequeños habitantes del centro de este país piñata llamado México, y no. El cinismo ha permanecido, los hurtos, los robos, la fraudulencia de los gobernantes. Todo eso ha quedado exactamente igual que hace 33 años, y no, porque hemos visto lo que ya se hacía y sabíamos cómo era y una gran mayoría se ha quedado con las manos abajo, mientras que los menos han hecho algo, quizá significativo, pero demasiado pequeño para hacer diferencia. Sí, hoy me encuentro pesimista, pero es lo que hay.
En estos lares de Morelos se ve que nada, nada ha cambiado, ni mejorado, tal vez ni empeorado. En estas tierras se pone de manifiesto cómo las mentiras están allí a la luz, cómo la gente las desdice y sabe las verdades, pero cómo hay poca posibilidad para la acción. 
Tal vez estoy siendo demasiado general, pero no tengo gana de ser específica; quizá sea mi dolor estomacal de tanto tragar.
¿Y qué haremos acá, además de crear un hogar y habitar la casa de nuestros sueños?
La Revolución, quizá, una pequeña, pero más que significativa: Me conformo con sembrar muchas, muchas semillas y ayudar a alguien… Ahora estoy siento optimista, será que hay que salvar algo de estos momentos donde hay un nudo en la panza.
Y ustedes, un año después del 19s, ¿qué salvan, se salvan??




viernes, 7 de septiembre de 2018

¿Cuánto tiempo ha pasado?

Escribo desde un café en el centro de Cuautla llamado "El rincón del abuelo", ubicado en la calle Temor 38. Aún no comemos, porque estamos en la internet fuera de casa, ¿por qué? Porque aún no tenemos internet.
Buscamos oportunidades, dinero, diversión, cosas nuevas. Buscamos aventura y la tenemos, en la medida de nuestras domésticas posibilidades.
En casa todo marcha bien. Estamos haciendo mueblecitos de huacales, porque nos gusta; también estamos cosiendo las cortinas y barriendo el agua que se mete con algunas tormentas.
¿Qué más?
Pues hacemos tratos y creamos sueños, sueños que aún no es tiempo de sacar a la luz, pero ya pronto, ¡pronto! Uff…
No tengo muchas fotos aún, porque no he tenido tiempo de dedicarme a EL ARTEEEEE ni a ninguna de mis ocupaciones diarias; le tiro más a ser ama de casa y mantener aseado, para que no haya cucarachas en la cocina.
Espero no dilatar mucho en dejar bien el hogar para poder invitar a quien lo desee.

La vida en pareja marcha bien, por cierto, que ya nos vamos acomodando, ¿y la pasión? La pasión es intensa.

En el Museo vivencial de Cuautla





miércoles, 29 de agosto de 2018

Morenita Cuautla

Sentados en un restaurante de cadena para utilizar la internet. Aún no tenemos la internet, pero sí tenemos ¡estufa! ¡refri! ¡camita! Falta una lavadorcita, pero aún aguantamos.
¿Qué haremos acá? Pues vivir, experimentar, crear, ser nosotros y ser más nuevos y, a la vez, ser más viejos. Viejos y felices.
Construimos, construiremos y seremos. 
La vida se ha convertido en lo cotidiano, lo necesario, lo que falta, no es queja, es lo que es y punto. La vida será lo cotidiano, lo novedoso, la costumbre, la sorpresa, tan sorpresa como los alacranes al caer la noche o la inundación de la escalera por la tormenta extraña.
Anhelamos tomar cauce en la cotidianidad, retomar la rutina, reír y contarlos lo sucedido durante el día. Será pronto, muy pronto…eso espero, esperamos.
Y del amor, ¡qué puedo decir! Acá sigue y creciendo. 
La vida acá es lenta, pero segura, llena de calor y lluvias nocturnas. Silencios necesarios y risas auténticas.
Ya va haciendo hambre, pronto cocinaremos nuestra comidita.



miércoles, 22 de agosto de 2018

Nueva vistas. Despedidas.

¿Qué puedo decir?
Nada y mucho.
Puedo decir que esperaba verlos a todos antes de mi partida, esperaba que fueran a mi último concierto, esperaba dar una buena presentación, esperaba los, los esperaba.
Llegaron pocos, pero llegaron, aunque hubo desconcierto, porque ella fue y parecía que no había ido. Se fue furtivamente sin siquiera saludarme. Luego resultó que no era lo que esperaba, que su mente…No supe más de ella; no la quise molestar, no la quise importunar y, es por eso, que de ella no me despido. Se enterará por amistades mutuas, que me he ido.
No me voy lejos, me voy a otro Estado, ¿por qué me voy? Porque estoy cansada del frío, estoy cansada de tener la nariz llena de estornudos, justo como ahora, estoy cansada de sentir dolor en las articulaciones por el frío, de no poder dormir con los brazos afuera de las cobijas, de vivir en esta casa, de dormir en esta cama…en esta cama.
Pocos entienden mis motivaciones; muchos dicen que por qué me voy, que por qué calor, que qué haré allá. Pues lo mismo de acá y más, porque mis brazos estarán libres de suéteres, mi cuello estará libre de bufandas, mi nariz estará libre de congestión.
Hay otras razones, por supuesto, razones como el amor, como el sexo, como los mejores aromas con una lluvia, la existencia de sapos, de caballitos, de verde y de río. Y no estar más aquí, en esta casa, en este resguardo doloroso, en este silencio deleitoso. Lo bueno que allá también habrá silencio.
No me despido de ella, ni del idiota, mucho menos de la que representa el sumo terror. 
No me despido de casi nadie, salvo del que se haga presente. Por eso no me despido, y sí, me despido por este medio, como ya me despedí de mi ciudad, la que era bella hace diez años, de mi café de confianza, de mis calles, mis avenidas, mis recuerdos y correrías. Me despido de esos días divertidos, de esos ayeres, del ruido, de la gente, de las risas y también de las lágrimas.
Iré a ver otro mundo, que es este mismo, pero más tibio y confortable para este cuerpo tan castigado por los fríos húmedos y eternos. Iré a fabricar sueños a otras tierras, a conquistar corazones y alcanzar anhelos. (Todo se lee tan cursi).
Se van conmigo la gata, mis pertenencias, mi cabello y mi amor.
Ya nos vamos.

Bueno, le acabo de decir a ella, la ex buena, que ya me voy.




viernes, 27 de julio de 2018

La incomodidad

¿Que por qué estoy así? No lo sé. Son los nervios, los nervios adquiridos, la locura en el ambiente, la neurosis. ¡Quién puede saberlo mejor, sino yo! La semana pasada fue realmente pesada, inesperada, de negociaciones forzadas y estúpidas, quizá fue un viaje casi en vano, o, mejor dicho, ese objetivo, ese cansancio en específico sí que lo fue.
No puedes ayudar a alguien si éste no quiere ser ayudado. Ah, pero, ahí fui. Lo hice porque quedé alarmada al escuchar tanta incoherencia y al ver que, aparentemente, nadie lo notaba. Después resultó que sí. 
Esa semana me desgastó, desgastó mis nervios, acabó con mis fuerzas, mi tiempo, mi paciencia y ahora no hay más que desesperación y ahogo, ahogo entre tanta lluvia, entre la promesa rota de la colada, las sábanas aún húmedas, la ropa medio seca.
¿Qué me deparará el destino?
Resulta que la persona a la que ayudamos ha echado en saco roto lo dicho, lo hecho, una y otra vez; resulta que quiere que las cosas se resuelvan tal y como ella piensa, sin modificaciones. (Los planes se mueven, eso me resulta familiar). ¿Qué fue lo que me cansó de toda esa experiencia?
Pareciera que esa persona es la única en sufrir, la única en sentirse mal, la única en sentir la desesperación asfixiante, la única cuyo humor le hace cometer actos de los que se arrepiente al momento posterior inmediato. No. Ella no es la única. También yo he estado en ese humor, en ese estado maldito de la mente. Justamente en estos momentos me encuentro en algo similar. ¿Qué hacer? Aislarme, callar, escribir, porque caminar con esta lluvia que arruinó mi colada no se puede, concentrarme en la labor intelectual que lleva ya en mi varios años y que parece que finalizaré en tiempos no remotos (parece). 
Eso me agotó, eso mermó mis fuerzas físicas y psíquicas, aunado a la dificultad de poder auxiliar a alguien sí querido, y guitarrista, que estaba en trance similar o más agudo.

Por favor, querida gente, si se van a meter a lo trascendental, háganlo con plena consciencia, con paciencia y con estudio. Si se van a meter chochos locos de psiquiatra, no se los quiten de golpe, no se provoquen desequilibrios químicos en su cabeza. Si van a ser personas sufrientes por vocación, séanlo, así, plenamente, pero séanlo en alguna expresión creativa.
Sí, el estado maldito de la mente puede bajar sus decibeles con Arte, con lectura, con creación.
¿Qué sería de mí sin EL ARTEEEE?
Quizá una sufridora sin convicción, trastornada, con un sufrimiento perdido, sin destino ni final, sin cause, porque sí, el sufrir siempre está allí, aquí, en mi corazón, pero está en mí hacer algo de él, transformarlo en algo más, en algo bello, sobretodo. Está en mí y sólo en mí la fuerza creadora; la creación que no viene de la nada, sino de mis tormentos, lamentos y aventuras.
Tras esa semana supe mi manera de serenarme, de llegar de nuevo a mi centro, pero ¡oh! Ahora justo es tan difícil…



martes, 24 de julio de 2018

La DIOSA

La DIOSA, ¿qué es la DIOSA? Yo misma me lo preguntaba sendas veces y al mirar al interior lo sabía. La DIOSA está dentro, está fuera, está por doquier. Es la fuerza, la semilla y la voluntad; es la capacidad infinita, ilimitada. Una sonrisa, ojos a veces cansados, a veces llenos de lágrimas y otras veces, sonrientes. La DIOSA se manifiesta y lo come todo, lo toma todo, lo quiere todo para ella, pero es generosa y también da. 
Da caricias, da canciones, da miradas de reproche, de gozo, de gusto, de regaño, de berrinche. La DIOSA no es perfecta, pero en su imperfección lo abarca todo. Teme, huye, se esconde, luego simplemente se avienta, grita, habla, se abre, y luego se cierra.
La DIOSA es para todos y sólo para uno sólo. La DIOSA es para sí misma; le gusta gozarse, tocarse, le gusta mirar su figura y jugar con los sentidos, el placer, el dolor, los aromas suaves y los sabores fuertes. ¿Qué es la DIOSA, sino una manifestación deliciosa y humana de la fuerza de Natura?
La DIOSA se manifiesta y es feliz. Lo quiere devorar todo, sobretodo a quien la ama, quiere su placer, quiere su dolor: Quiere la belleza del Todo.
Si me preguntan dónde pueden encontrarla, tendrán que ser amables, bellos, extraordinarios, dignos de ella. Si son dignos, la DIOSA les ofrecerá su cuerpo mismo, pedazos de su alma, belleza y creaciones. Si no lo son, ella no se molestará siquiera en mirarlos, pero, es mejor no molestarla.
A la DIOSA le gusta el silencio y la soledad. 
A la DIOSA le gusta jugar.
A la DIOSA no le gusta que la interrumpan, es iracunda.
A la DIOSA le gusta que le hagan caso.

La DIOSA te mira, te toca, huele, degusta. Acaba contigo, mientras ella misma se consume de amor.





martes, 10 de julio de 2018

Dos arbolitos

Por varios años he añorado mi casita, mi casita con perrito, gatito y arbolitos, no sólo dos, sino varios, los que quepan, y varias otras plantitas, las que quieran vivir conmigo. Me han dicho que hace tres años hice la propuesta, la verdad es que no me acuerdo, para mí ha pasado menos tiempo, o más, ya ni sé. Hace varios años que quiero mi casita, no sólo por ser mía, sino por ser de ambos; por saber que estaré con mi igual; por la felicidad de tener quien me ayude en el quehacer, ese asqueroso quehacer que ¡ay, cómo quita el tiempo! Ojalá sí pase.
Y ojalá que pase la casita, no tanto como la imagino, porque sé que eso es imposible, pero que sí sea de nuestro agrado, que sea cálida y ventilada, que sea silenciosa y alegre, que esté llena de amor y de sexo. Sí, para eso quiero la casita, para estar con él y nada más, bueno sí, también para estar con la gata, la perra, las plantitas, las flores y todo lo que quiera vivir con nosotros, casi todo, ratitas, no.
Quiero nuestra casita y tengo miedo de no tenerla, de que se escape, de que no se concrete, o que sea un mal trago. Sólo quiero un lugar contento, un lugar bueno y fácil de limpiar, libre de escalones innecesarios.

A veces creo que pido demasiado. A veces no me siento capaz de lograr ese objetivo, y casi ninguno. Me han dicho que es por perfeccionista y exigente de mí misma, yo creo que no, yo creo que soy lo suficientemente torpe para no llegar al auto sabotaje, sino solamente quedarme en el comienzo, porque doy vueltas en círculos, persigo mi cola, aunque ni tengo, y luego me canso y me duermo.
La exigencia paraliza, más que el miedo, quizá, y justo en este momento, el momento de la tan deseada casa, no sé cómo reaccionar. Silencio tengo, paz, también. Tal vez es la falta de certeza, pero esa nunca la voy a tener.
¿Qué más hacer? ¿qué más pensar? ¿Y decir?
Es un decir, es un eterno retorno y mejor saltar y saltar y saltar… Hasta dejar de botar, hasta el cansancio, hasta chapotear el agua que se estanca, hasta remover el polvo y estornudar. ¿Qué más?

Seguir.


miércoles, 20 de junio de 2018

Pila del agua bendita

De pensar en otras relaciones a pensar sólo en una, hay un gran paso; hay una gran decisión, y se ha hecho. Hacer una relación consigo mismo y compartirla con otro más, ninguno más. ¿Por qué? Porque me he cansado de las propuestas insulsas, vacías, me he cansado de los "hola" sin más razón que el fornicio sinsentido. 
Aunque soy fan del fornicio sin sentido, le he perdido gusto. Aunque la vida sin fornicio no tendría sentido, no me falta, ni me sobra. Pero no quiero más fornicio, ni más coqueteos, ni juegos a que jugamos a que nos vamos a dar placer. No. Eso ya no lo quiero, porque no me llena, porque no llena a nadie. Tampoco me vacía. Simplemente, no.
Me he visto en situaciones no favorables, en momentos incómodas; a veces me he visto hasta forzada. No, no siempre quiero compartir mi sexualidad con cualquiera, ni con algún conocido. 
Más me atrae una buena charla, una plática interesante. Más me atrae que me cuenten algo, que sean amenos y divertidos, que sean imaginativos. Sí. Porque busco enamorarme de nuevo, porque sí, el ingrediente secreto es el amor, porque el cuerpo sin mucho seso no tiene gran chiste.
Busco educación, dulzura, cautela. Busco la elaboración en el discurso, las anécdotas grandiosas, o pequeñas, la fuente de risas, los ojos honestos y la lujuria infinita, todo eso junto y hasta más. 
Quiero que la magia vuelva, quiero dejarme ir con la entera confianza de que el otro está allí y no está solamente en la búsqueda de su propia satisfacción carnal. Eso no tiene mayor ciencia ni reto. Eso se puede hacer en la soledad del cuarto con mano o juguete. Quiero la satisfacción mutua física e intelectual.
¿De dónde vino todo esto?
Saber lo que en realidad soy, verme en otros ojos, verme en su negación, verme en el rechazo, verme en la aceptación total. Estuve allí y estoy acá. Seguí a pesar de mí; seguí sin podérmela creer y fui. Ahora soy.
Y en este Soy veo muy para adentro, veo lo que me construye. Veo todo lo que me puede reconstruir. Soy, el otro, el entorno. En este Soy lo desea todo de vuelta, por completo, sin preguntas, libremente.
No por mi deseo de exclusividad física, ni de delicada selección, me he de cerrar a opciones. Es cosa más simple: No Soy yo para todos, soy Yo para mí misma. Seré yo para con los que de verdad lo sienta.
He de ser pila del agua bendita para los rancheros que yo disponga.



viernes, 8 de junio de 2018

En el cielo y en la tierra.

Tengo sueño. Tengo mucho sueño. No había querido escribir nada, ni aquí, ni en el diario de papel, porque me he visto inmersa en el proceso creativo pero, ¡oh sorpresa! El proceso creativo hizo una pausa forzosa por el dolor anímico y físico de la persona que amo.
Es casi imposible concentrarme en las cosas programadas, las cosas reales y bellas, cuando se tiene la cabeza en otro sitio. Sí, sabía que eso podía pasar, pero no sabía que me podía doler así, que me podía pegar de manera tangencial y a la vez tan directa. Nos ha tomado desprevenido a todos.
Pero yo no tengo derecho a quejarme, ni a manifestar desazón. No puedo expresar más que apoyo y dar mi mejor cara, mostrar mi mejor actitud. Y ya.
¡Qué bonito se ve el cielo desde mi ventana!
Toca ser la persona fuerte, la paciente, y no me quejo, pero ojalá también mi corazón encontrara sosiego. Sé que su corazón merece más sosiego, un pedazo de belleza (le entregaré mi belleza), un toque de sabor (le quitaré los sinsabores), miradas buenas y risas.
¿Será la necesidad de sentirse necesitada o será el auténtico dolor por el otro, la compasión?
No lo sé y me atormenta un poco.
No sé si estoy siendo egoísta o si me esfuerzo demasiado. No sé cómo actuar exactamente. ¡Ah, cómo lo extraño! 
Mejor quedarme con los pensamientos tristes, con las dudas, no vaya a ser que reaccione de mala manera y no lo merezca, porque no lo merece, tampoco lo merezco yo.
Toda la tarde con sueño y en silencio, porque más vale tomar la siesta y recuperarse, porque más vale tragarse las palabras y no dejarse llevar por los tormentos psíquicos que no me competen.
Ser simplemente una  E v a  que está ahí, para cuando se le necesite. Suena duro, pero es lo mejor.
En eso también consiste el amor.




miércoles, 23 de mayo de 2018

Reconstrucción, o la entrega de la Voluntad a EL ARTEEEE.

Tomar en serio algo. Emocionarse. Saber que uno está haciendo algo. ¡En serio! ¡En serio que lo estoy haciendo! El momento es hoy, ahorita, el tan mexicano ahorita, pero no tanto, porque no es el ahorita de en un momento (indeterminado) se hará, sino que sí, lo hago. Emprendo.
No hago que hago. Hago. ¿Qué hago? Arte, puritito Arte, para despejar los miedos, arrancar temores y mirar con nuevos ojos, sentir con otra piel, oír todo otra vez, repasar y rehacer. ¿Los olfatos? Bien machacados. ¿Los gustos? Extra-ordinarios.
Sí, hago Arte porque sé hacerlo, sé cómo se hace, porque he pasado mucho tiempo ya viendo hacia afuera y mirando para adentro a ratos, sólo a ratos, y sólo lo feo, lo molesto, apestoso, ruidoso; sólo lo que todos notaban y me hacían notar de mí. Así miraba para dentro. Así era como mirar de afuera y sólo ver la superficie, sin estudio, sin verdadera apreciación del objeto-sujeto-yo.
¿Cómo lo supe?
Realmente hace poco. Hace unos cuantos días platicaba mi proyecto a mi familia y una de sus integrantes me dijo algo así como: "¿También vas a chillar, también vas a hacer berrinche…?" A lo que le respondí que no, que eso no era Arte. Y eso fue todo; calló. Mi seriedad lo pudo todo y la apreciación sobre mí la rebasó y sí, así me apreciaba a mí misma, no desde mi verdadero sentir, desde mis ojos, oídos y capacidades, sino desde el punto de vista de los demás; un punto de vista bastante pobre. Lo vi. Y no, no soy esa que piensan ellas, ni ellos, ni nadie; soy esta, la que está accionando hacia el futuro, la que tiene un plan maestro y un proyecto rico y artístico, o artísticamente rico, la que piensa, planea, dice, crea. Soy yo creator, y así lo he sido siempre, a pesar de sus denostaciones, a pensar de sus negaciones, a pesar de su eterna forma de quererme normalizar en una vida plana y sin sobresaltos, sin luces y sonidos, sin verdadera vida.
Hace poco una prima me dijo que ellos nos hacían locos. Ahora entiendo el porqué. Sí, ellos nos hacen locos; nos hacen dudar de nosotros mismos. Su ayuda no nos ayuda, nos quita equilibrio, nos desconfigura; ellas quieren que seamos como ellas creen que debemos ser, y no. Lo siento. No.
Apenas hoy vi el tatuaje de uno de mis primos, de esos tatuajes que representan la superviviencia a la depresión. ¿Marcarse eso? ¿En serio no hay mejor forma de sobrevivir a la depresión? Puede que sí, pero, ¿por qué no algo fuera de lo común?
He salido avante. Me he mantenido al margen. No necesito esa marca, ni tomar fármacos, ni del hermano que te dice lo que debes hacer.
Bienvenida yo a mí misma, a mi proyecto del ARTEEEE, ese que hago porque puedo, porque sé y porque soy. El Arte que soy una, que soy yo, porque entrego mi Voluntad al EL ARTEEEEE. 


viernes, 11 de mayo de 2018

Aniversario. El año de la Voluntad.

Este es el año de la Voluntad, el año de la voluntad de estar juntos, el año de la voluntad de amar, el año de la voluntad de emprender. El año de nuestras voluntades.
Este es el año de la Vida y de la Muerte. El año del ciclo mágico, de salir de nosotros y convertirnos en otros y, al mismo tiempo, volver a ser lo que siempre hemos sido.
Este no es un año suave, tampoco es duro, ni blando, acaso un poco rugoso, rugoso como el interior de mi cuerpo y del suyo. Es un año bello, hecho belleza por nuestra propia voluntad y nada más; o un poco más que eso, es un año de belleza con voluntad, ganas y esmero. Un año de nuestra fuerza.
Este es el año de sabernos y de luchar, de respirar muy alto y aspirar a lo hondo; de contrastes maravillosos y de días sorpresivos, de noches descansadas y cansancios nocturnos. Es un año que forjamos de todos los años, alejándonos de lo que no no viene al caso, de lo que nos estorba y sobra.
Este es el año de estar juntos, de sus ojos infinitos, de mis lágrimas con causa, de la locura, de los sabores, del tacto de sus manos, de mis uñas enterradas, de mordidas, de cabellos sueltos, de ataduras, de nudos, de vuelos, distancias, confianzas y sueños.
Este año de Voluntad estoy con él, como siempre, como él está conmigo; en el sinsentido, en el silencio, en la creación y la rebeldía: En la causa de estar siempre juntos.
Te amo.
Feliz aniversario.

En el circo Atayde


viernes, 20 de abril de 2018

Angustia por la voz

Aquí estás, pensando en lo que te estaba pasando hace un año, en que no te la creías y que luego no salió como esperabas. Aquí estás, mirando las luces de la ciudad, allá, lejana. Crees poder adivinar esa gran luz rojiza, vez las antenas del Chiquihuite y ya, no ves más porque los árboles frente a ti han crecido maravillosamente y te tapan la vista. No lo lamentas, eres feliz de ver tanto verde y de no haber tenido frío este día; eres feliz porque cumpliste los objetivos del día, pero piensas en el objetivo primario de la semana, aquél que aún no se cumple porque estás a un par de días.
Sí, todo hubiera sido diferente, pero no lo es, y pasaste un buen día al lado de tus mascotas, el sol y los jugueteos con tu amor. Ah, pero tú tienes un pero, tal vez hasta dos.
Ahí estás mirando al cielo mientas el sol desaparece por el poniente, el que está a tus espaldas. Lavaste tu vestido para el domingo, te falta buscar los zapatos, los que sabes que son cómodos para salir al escenario, ¿dónde estarán?
Sabes que la mente es muy, muy fuerte y que, mientras te aferres a la angustia, privará la salida libre del aire, lo sabes. ¿Qué vas a hacer mañana? ¿Qué es lo mejor que puedes hacer por ti para dar una presentación decente al día siguiente?
Lo sabes, pero no tienes muy claro el cómo desaparecer el angustia, el cómo hacer que todo se relaje ¿Y si simplemente no haces nada y dejas de pensar en ese sólo punto?
¿Cómo se hace eso?
Sólo espero poder dar el ancho.


jueves, 12 de abril de 2018

El dedo chiquito

Cuando desperté esta mañana supe que tendría un día malo, que mi nariz sufriría los estragos de las repentinas y bajas temperaturas, que los recuerdos feos me atormentarían todo el día. Lo han logrado. Este día no me llena de gozo, ni de placeres, no así hace un año. ¿Por qué un año? Quisiera no recordar nada de hace un año, nada, porque duele, da coraje, me llena de algo inexplicable. Esa llamita siempre viva de felicidad que alguien intentó apagar sin que yo lo mereciera, sin preguntar, asumiendo las cosas. Las dio por ciertas.
Quisiera no recordar y no sentir aún la necesidad de sus encuentros. Quisiera clausurar todo aquello y quizás así ser feliz completamente de nuevo, y no.
No merezco este estado, no merezco el desgano, como tampoco merezco el frío en casa y el tener que usar sostén para no asustar a la gente con mis senos sin protección.
Eso mismo.
Crecí con cierta libertad, sí, crecí demasiado mimada quizás, pero eso me ganó la libertad de jamás haber sido juzgada sexualmente, o por mis gustos, por mi cuerpo: por la forma, el sabor, los prodigios.
Pasaron años con una pareja y nos dejamos por problemas de codependencia, sí, le mentí, sí, engañé, sí, hice mal, pero ella me tenía en un rincón, aterrada, sometida a sus cambios de humor. Pasaron años con otra pareja, nos dejamos porque nos íbamos a dejar en algún momento, porque el tiempo corría pero la vida con ella no iba hacia ese cauce, permanecía. Sí, tuve algunos errores, creo que ella también. Las dos nos aceptamos. 
Han pasado años con esta pareja, sigo con él, seguimos a pesar de los problemas, los sinsabores, las desilusiones. Hemos permanecido juntos justo por la libertad de nuestros cuerpos, nadie nos la otorga, la ejercemos. Lo adoro porque adora mi libertad y la manera en la que la he podido vivir con él.
Pero.
Pasó aquello, lo que me tiene aún con congoja, lo que me partió el alma y me llenó de confusión, ¿por qué? 
Nadie, nadie, nadie, ni la terrorífica aquella siquiera, puso en tela de juicio mi sexualidad y menos sabiendo de antemano la situación y las reglas del juego. No. Eso sí que fue jugar rudo, pegar justo donde nadie, nadie había pegado, el dedo chiquito, le digo. 
¿Qué hago? ¿Le digo, le grito, le reclamo, lo mando golpear? No. No hago nada. Sé la razón y sigo, pero no sigo porque estoy aquí, escribiendo de lo mismo, vomitando en un blog que sé que pocos leen y que poca importancia tiene para la gran mayoría.
Esa duda suya no tiene perdón.




martes, 10 de abril de 2018

Montaña rusa

La montaña rusa de las emociones me ataca.
Me ataca, me muerde, me ata.
Se sacia de mí y a la vez me llena de energía.
Luego me patea y se burla de mí.
Todo pasa en un sólo día, todo pasa.
Una hora triste, dos alegre, tres ansiosa, y repita.
La montaña rusa de las emociones no me deja descansar.
Quiere mi atención, me llama,
requiere mi alma tal vez.
O tal vez sólo quiera que yo no esté en mí, sólo ella,
las emociones.
¡Quién quita y un día despierte y sea la montaña misma!
Extraño las tardes estables.
Extraño los días radiantes, el viento.
Extraño la falta de ropa, el sueño contento.
Extraño las charlas, los hallazgos, extraño.
Cuando despierte y sea la montaña sólo los valientes vendrán a mí,
sólo los honrados, los verdaderos, los buenos,
aquellos que merecen mi seno y mi calor.
Los que han despreciado las bondades no sabrán
no dirán, no hablarán, no verán.
Serán el gran no, el no gigante, el que acapara,
la parte baja de la montaña
y el grito callado.
Esta montaña rusa me tiene presa.
La montaña rusa me tiene atada a ella.
Si algún día me ven montaña, sean conmigo,
monten en mí y viajen.


jueves, 22 de marzo de 2018

Romances de Primavera.

De los romances de Primavera puedo hablar largo y tendido, despacio, tranquilamente y a la vez con pasión. Los romances de Primavera son aquellos que llegan a mí en marzo, me incendian, llenan de gozo y placeres y ¿permanecen?
Yo hubiera querido que mis romances de Primavera permanecieran conmigo toda la vida, que al verlos siempre apareciera una sonrisa, que siempre hubiera amor mutuo y deseo. Hubiera querido que no se catalogasen como fugaces. ¿Por qué se van los romances de Primavera, si son tan bellos? ¿Por qué deciden irse? ¿Por qué deciden que yo soy el problema, la causante de los problemas, el foco de los males, y se retiran? ¿Por qué soy yo y no ellos?
¿Qué de malo tengo yo?
Lo que tengo de malo es que fueron ellos y no otros mis romances de Primavera, que escogíles tan inseguros y emocionalmente indispuesto. El problema sí fui yo, pero ¡esos qué! No sufren ni tantito, sólo retiran sus cartas y se van tan frescos, tan campantes, tan incapaces de expresar sus sentimientos a mí; yo que sí, estoy loca, pero no del tipo opresor y estereotipado mexicano.
Si soy loca es porque tengo poca contención, pero mi locura baja fácilmente, cosa de saber abrir los brazos y contenerme con ternuras varias, y ya, casi, a veces no tanto, a veces sale el diablo y le sopla y mis ascuas se convierten en quemante fuego, que todo desea arrasar. ¡Pero ni eso conocieron ese par de romances de Primavera!
Se quedaron a medias, con camino tranquilo, muy fácil.
Ya quisiera mi GRAN AMOR que les hubiera tocado tantito de lo que a él le ha tocado. Pero él no se arrincona, sale al ruedo y me enfrenta con su cornamenta. Cornamenta contra cornamenta, para ambos, exhaustos, lograr acuerdos en medio de ojos suaves y caricias. Mi GRAN AMOR también fue mi romance de Primavera, pero él sí permanece, él no tiene miedo, él está aquí para mí, como yo lo estoy para él. ¿Cuál fue la diferencia?
Su disposición emocional, su falta de miedo y su absoluta fe en nuestro amor.
Lo amo.




lunes, 19 de marzo de 2018

Confundidos

Hemos llegado aquí con total confusión, con ganas de hacer y con pesadez de la buena; con ganas de dormir y quedarse allí por horas, días, semanas. Luego nos acordamos que hay tanto que hacer, que hay muchos objetivos por cumplir, que lo esencial no está en el dormir, sino en el sueño por cumplir, porque los sueños se pueden cumplir, al igual que las pesadillas.
Lo que tanto pedí se me concedió. Lo que tanto rogué que no pasara, pasó.
He llegado aquí confundida, tratando de darle vueltas a la vida, pero la vida es la que me ha dado vueltas, la que me ha dejado impávida ante las reacciones de las gentes, porque reacciones ha sido muchas y de muchos, y de distintos tipos.
¿Cuánto pesa un nombre?
¿Cuánto pesan un par de palabras?
¿Valen, aunque al final no fueran nada en realidad, aunque, de hecho, sí se hayan ido con el aire? 
¿Valen porque están en mi memoria? ¿No valen porque no hay sustento en ellas? ¿Qué hace una palabra, qué hace una idea?
Lo sé, lo sé todo y lo siento, más bien lo resiento. Hace daño, quizá, sí que lo hace, pero lloro de vez en cuando, lloro no sólo por mí, sino por dos que lo resienten, y ya no debería estar llorando, pero, ya no debería llorar, no porque no lo valiera, sino porque ya no debería de sentir; sin embargo lo siento. ¿Qué siento?
La total y plena confusión en mis acciones, como si hubiese obrado mal, como si: "la culpa, aunque ésta me destruya a mí…"
Finalmente es una lucha de egos, una lucha de manías, de ideas, prejuicios, caracteres, libertades. Quien haya ganado no importa mucho. Quiero pensar que cada uno se ha llevado su parte.
La que no ha quedado sola no he sido yo, ha sido el otro, porque tengo mi energía, mi amor y mi placer. Tengo la Vida en mis manos y me acompaña mi Muerte. Tengo un camino venturoso y contento, a veces terrible, a veces magnífico, ¿qué no vale eso? ¿Qué no vale eso para mí? ¿Qué no es suficiente?
Es suficiente, pero a lo lejos suena cada vez más débil una campanilla que anuncia duda y confusión, que me invita a voltear allá atrás, para convertirme a mí misma, no en estatua de sal, sino en un nudo, un reflejo de lo que ya no soy. No quisiera volver allí. ¿Qué hago para acallarla?


lunes, 12 de marzo de 2018

Bala perdida

Yo era una bala perdida, o eso pensaba, o lo era porque anduve de arriba a abajo por los caminos, o por uno sólo, porque en realidad esta vida es una sola vida con varios caminitos, vereditas, pasitos, boulevares, avenidas y camas.
Yo era una bala perdida, o eso era lo que los demás pensaban, o piensan, porque me ven inestable emocionalmente, pero no lo soy del todo, sólo un poco, poquitito, tanto como las hormonas me llevan, porque en parte son las hormonas, en parte mis ideas, mis obsesiones, mis motivos, mis votivos. 
Yo era una bala perdida y aún lo soy, nomás un poco, a veces, cuando caigo de nuevo en las manos adecuadas, cuando me dejo acariciar, mirar, admirar, fornicar. Lo soy en tanto el otro quiera y yo lo permita. Lo soy en tanto yo quiero y permito. Soy una bala perdida, la más buena, filosa, brillante, apetecible, acariciable, y soy la mejor bala perdida.
Yo soy una bala perdida, he andado de mano en mano, he dado de comer y me han comido, he jugado a ser niño y niña, hombre y mujer, he dado y me han dado, he explorado y me han explorado. La bala perdida fugaz y no, la que se queda incrustada en el pecho de muchos y de nadie, la bala, el mordisco, el lejano recuerdo, quizás un mosco molesto. Eso soy, eso siempre he sido, sí.
Sin duda he sido la bala perdida que siempre he querido, a la que pocos han amado, con la que algunos se han regocijado, la que da placeres y comida a unos cuantos, o comida a muchos, pero placeres a otros cuantos. ¿Y qué me ha quedado?
Me ha quedado la satisfacción de ser, de nunca haber dejado de ser (bueno, por un breve tiempo sí dejé de ser, pero volví), de no hacerle daño a nadie inocente, de no andarme con enredos de telenovela barata, de ser congruente y constante. Me ha quedado la satisfacción de seguir haciendo de mi cola un papalote y volar ese papalote alto, bien alto, con las mejores compañías y al lado del más grande amor.
Prefiero ser mil veces la bala perdida que cualquier señorita mustia que al final irá de matrimonio en matrimonio dejando crías en la familia disfuncional del mundo matraca.
Prefiero ser mil veces la bala perdida que vuela y vuela y no tiene empacho en no usar calzones un día, dejar el sostén en casa o enunciar su verdad y su amor con vehemencia, ¿o será con demencia?




domingo, 4 de marzo de 2018

Un escrito para Isis, 4 de marzo.

Para mi querida gata Isis:
Hoy cumples 14 años. Hace unos días desperté un pensamiento en la cabeza: que estabas por cumplir los 14 años, ¡tanto tiempo juntas! Has estado conmigo y yo, contigo, salvo unos cuantos meses en los que no estuve viviendo conmigo, pero luego volví, nos reconciliamos y no nos hemos separado.
Tanto, tanto tiempo que me has dado, tanta vida, tanto amor, si eso se puede llamar amor.
Has estado conmigo durante las 3 grandes relaciones de mi vida, has convivido con los tres, les has platicado, les has dicho te te rasquen la panza, que te den de comer, que quieres dormir, que qué bueno que vinieron, para dormir más calientita (aunque eso implique que la cama se mueva un poco más).
Antes te ibas por días, semanas, y regresabas hasta con arañas. Ahora no sales de casa ni a tomar el sol, apenas asomas tu nariz para oler cuando hay viento, además de que está el Gatucho y se miran feo. No me importa que ya no salgas, ni que duermas por tanto tiempo, no me importa que me aplastes y que me mires con desaprobación; me importa poco que me levantas por las noches porque quieres salir a mear o a comer más, poco, porque sí me importa, porque pareciera que esperas el momento preciso del bello sueño para interrumpirlo. Gata mañosa.
A pesar de que platicas de más, haces ruido, esperas a que duerma para ponerte a maullar, y hasta una vez me enfermé porque me hiciste levantar de la cama tres veces en la noche más fría de este invierno, a pesar de todo, te agradezco por toda la vida que me has dado y me sigues dando, por tus ojitos sobre mí, por tus pelos que tengo que cortar, por tus arañazos en mi antebrazo, por tus orejitas frías, por dormir espalda contra espalda conmigo y por la exigencia de mi atención.
Gracias Isis.
Felices 14 años. 
Quédate conmigo todo lo que quieras.