sábado, 24 de diciembre de 2011

Tengan su navidad.


Las fechas en donde todos gozan con las compras y la comida, con la agradable compañía de los abuelos, tíos, sobrinos, cualquier pariente que en esta ocasión sí conoció la ducha. Las fechas en la que todos fingen ser felices o se drogan con bacalao, romeritos, postres, vinos, sidras. Las fechas en las que se va vaciando el significado y no queda más que el ánimo de consumir(se) con fastidio e hipocresía. Las fechas en las que todos están y nadie se encuentra. ¿Qué sería de estos seres humanos sin esos divinos pretextos?
Por favor, sean mesurados en el festejo para quien seguramente han olvidado.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

veintiún


Veintiuno, un día en el que comenzó la carrera para convertirme en lo que soy.
Veintiuno, que mejor ni recordar debería, pero ¿no fue aquello una gran revelación?
¿No fue esa noche la que me abrió las posibilidades o los ojos a las posibilidades?
Veintiuno, el juego de las niñas.
Veintiuno, las fiestas, las sonrisas.
Veintiuno, después de los reclamos, las risas y el dejarse ser.
Veintiuno, llegar allá, más allá.
Veintiuno, los recuerdos ya se entremezclan.
Veintiuno, la noche fue o el día.
Veintiuno, respiraciones demasiado cerca y lamentar la lejanía.
Veintiuno, relación de ella de mí de todas.
Veintiuno, ¿cómo no lo vi cuando evidente era?
Veintiuno, los ojos cerrados, por temor a lo que sucedía.
Veintiuno, probar y probar, porque finalmente la sorpresa había gustado.
Veintiuno, si regresaras a ese veintiuno, no sé si lo repetirías.
Veintiuno, la boca del lobo y no hiciste caso.
Veintiuno, venganza y arrebato; celos.
Veintiuno, siempre supiste que no sería para siempre.
Veintiuno, y al final escapé.
Enterremos los veintiunos en una fosa común, sin número siquiera, asignado.
Todo lo que brilla un día, irremediablemente será opaco al día siguiente.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Largos


Largos los que vienen por aquí y no me preguntan nada. Largos los que preguntan y se conforman con cualquier respuesta. Largos los que escuchan la respuesta verdadera y molestan con más preguntas.
Todo el cansancio acumulado del mes que, si apenas comienza, ya ha acabado y los silencios convenientemente incómodos y los saludos desinteresados. Con estos ojos que miran la oscuridad de mis párpados, observé de lejos el pasado y de largo el presente que se diluye con las ensoñaciones obscenamente reales.
Quién viera mis lágrimas ahora. Las secara con su hombro restregoso y luego las vertiera en un frasco de vidrio para macerarlas y tenerlas sobre su escritorio para siempre.
Ahora, los regalos pendientes ocuparán el largo de mi tiempo restante sobre este (d)año.