viernes, 29 de abril de 2011

chaparrita, tú...


Extraño es estar en silencio nuevamente (casi en silencio, pues hay mosca zumbadora) y esperar cualquier cosa fuera del control, fuera de la señal, fuera de todo lo que se puede hacer con las manos.
Para aquellos que dicen que sufrir es vida (y todo lo contrario), yo sólo les puedo decir que parece que mi cuerpo está siendo castigado por estar aquí, por no haber orden alguno, por tantos y todos los proyectos inconclusos de esta casa. Si vieran cómo está lo que ya tenía orden; y todo por la vanidad de barnizar lo que no lo necesita. Si vieran el desastre, todo detenido, todo esperando para ser depositado en la basura o vuelto a guardar en cajas eternas que, eventualmente, serán olvidadas por su pérdida de significado.
¿Cuál es la manía de conservar bolsas, hojas, cuadernos, cualquier tipo de objeto, para recordar cierto evento? Es por eso que me he privado también de escribir, ¿cuál es el sentido? En primer lugar, ¿quién puede leer esto?; en segundo lugar, ¿a quién le importa?; en tercer lugar, ¿para qué guardar los recuerdos también electrónicamente?
Tantas ganas tengo ya de pasármela desnuda, sin mucho hacer, sin que nadie me moleste. Yaciendo, bebiendo agua, ni siquiera durmiendo.
Me hacía falta este silencio, el trinar de los pájaros; algún otro sonido distante de pipa, autobús, camión de carga; los perros ladrando con flojera y el tronar de la casa por la acción del sol sobre sus materiales, y ya.
Sólo por eso sí me quedaría a vivir aquí más tiempo.
Yo sola y la distancia.

martes, 19 de abril de 2011

Consciencia


Consciencia con s, conciencia sin s, mejor con s, porque se ve más llena, más abarcadora, más creíble.
Te callas las cosas, las tienes todas para ti, necesitas más, te callas todo. ¿Qué quieres en realidad? Salir, quedarte, ver, oler, manejar, tomar camino o el mismo terregal de todos los días.
Los planes que se cruzan con otros planes y trazos más, trazos menos.
Podrías disponer de todos los tiempos y aún así no quedar hecha una. Miras una, miras otra, miras la nuestra y la de otras. ¿Dónde está la justicia?
Quizá dejar una nota sea suficiente.

viernes, 15 de abril de 2011

1-2


Tiempo, cuestión de tiempo. La mente vacía y la nada... como decía una que fuera mi amiga. 2 y 1 será, sí, 2 y no dos, porque yo lo quise así, porque me cansé de mí, porque me quedé mirando la ventana tantas veces ya, porque el desastre del hogar no se puede arreglar de un jalón, se dice por acá.
2 y se hará 1, si es que 2 se hace 1 y si es que no hay tropiezos más.
Sentarse, pensar, repensar, escribir, reescribir y soñar que sí se hace algo.
Si viniera todo más fácil, yo no estaría en este país.


viernes, 1 de abril de 2011

Aviones


Aviones que parten, elevan su nariz hacia los sueños, hacia las idas. Las llegadas, todas iguales y diferentes, todas con polvo del aire acondicionado y con baños lavados, con agua corriente, no tibia siquiera: caliente. Mis manos se queman, incomodidad mía y no de ellos; los que han olvidado lo que es sentir el frío.
Aviones que aterrizan, tocan tierra después del descenso ensordecedor de los sensibles. Sus llantas golpean el pavimento y no les queda de otra que seguir rodando, hasta que el imponente freno logra detenerlas. Salir disparada o esperar a que todos lo hagan. Mejor te sientas hasta que el pasillo se desocupe.
Aviones que vuelan en la que tú crees que es línea recta: tus ojos que te engañan todo el tiempo. Tus cuencas que serán vacías algún día; hoy no y te dejas engañar por lo que el sentido de la vista te dice que hay: ¿colores?
Aviones, ¿es en serio?


¿Qué?


Ahora sí vienen los meses, ahora sí viene el año. La entrevista, la visita, los amigos, la familia, el ruido, el aturdimiento. Pensar en otras cosas y estar aquí, tan aquí y sin poder escapar, ¿hay algo de qué?
Allí está todo lo que debo enfrentar, lo que debo hacer casi sin dilación—casi.
Me siento en mi silla mecedora y mi gata reclama; la quiere para sí. He recobrado su amor. Eso es lo que me da contento al llegar a casa.