viernes, 26 de julio de 2019

Día cinco punto seis.

La mantis que me mordió.
Cuenta regresiva.
Te despertó el teléfono. Tenías mucho, pero que mucho frío. Estuvo freso casi todo el día, salvo un par de horas en la tarde; luevo volvió a llover acá, en tu casa, porque a Cuautla ya no la quiere mucho Tláloc, ya no los moja tanto, o sí, no sabes. En este rincón cerca de otros municipios llueve y mucho.
El año pasado no llovía tanto.
Justo hace un año andabas tratando de ayudar a una mentecata, saca varo, pseudoloca, desequilibrada, tarada, una prima tuya que esperas no volver a ver más. Justo hace un año te estabas despidiendo de todos y de todo, porque sabías que el boleto que estabas comprando no tenía vuelta. Sigue sin tenerla. Te encuentras a gusto viviendo acá, aunque lo laboral sea lento, aunque a veces parezca que se cierran puertas y ventanas, pero te sientes a gusto. No sólo por la calor ("la calor" es aquél fenómeno de temperatura elevada, con mayor sensación térmica que el calor, porque el calor es masculino y no es tanto como un sustantivo femenino, que siempre es grosso y grato), sino por la comodidad de las cosas cerca, de la menos gente, de la vida pausada.
Allá estabas mal todo el tiempo: con dolor de articulaciones y dolor del alma.
Aquí lo único que te hace falta son tus amigos, tu familia y tu novio, pero él volverá pronto, te lo ha anunciado, y ha tomado la mejor decisión. Estará acá pronto y dejarás de escribir diariamente por acá, o no, no lo sabes, no aventuras nada. Ya te gustó estar acá, aunque tengas pocos lectores, porque, ¿a quién le importa leer las incoherencias de una extraña?
Te despertó el teléfono. Era para una cita de entrevista de trabajo. Lo hiciste todo lo más rápido posible y llegaste a tiempo, o casi, porque en RRHH de la empresa parecía que, aunque habías tocado y sido educada, no tenían ganas de trabajar.
Llegaste con la entrevistadora y todo fue breve, que si lo fue. Saliste a los quince minutos de haber entrado. Ni modo. A ver qué pasa. El puesto era para profesor de canto, aunque te dijo que les interesaba un profesor de instrumento, ¿no era de canto? En fin. Te echaste tu choro de lo buenos que son los coros para enfocar a los niños, de la responsabilidad, de que los músicos saben trabajar en equipo (ejem) tu choro, pues, para ver si te daba unas horitas al lado de otro profesor.
No les cuesta mucho, es decir, es una escuela particular y así están las colegiaturas.
Ah, perso si son algo amarrados los de las escuelas privadas de estos lares.
Saliste y seguiste tu viernes programado, no sin antes mentársela mentalmente a aquél que cumplió años hoy y que te sacó de su lado por sus prejuicios.
Cumpliste los objetivos del día, hasta el de tirar la basura, y eso que ya pensabas que no pasaría porque no se escuchó en la mañana.
En la clase pusiste Major Tom de Peter Schilling. Tuviste las sensaciones de felicidad y libertad de cuando corrías por el pasto de Zacatenco, cuando niña y luego casi lloras, cuando le dijiste que se suponía que tu generación sería la última que iba a estar abajo y que ahora todo está más abajo aún, que no hay esperanza. No, no la hay, no la ves, ni la sientes. Miras cómo todo se está poniendo gris, turbio y sucio y cómo todos se están dejando llevar por el odio.
Llegaste a casa con eso y preferiste comer un pan con queso, sí, rimó, y te sentaste a escribir acá en vez de platicar con tu amor por el chat, porque necesitabas sacar estas cosas, y porque ya debería saber que escribes esto por las noches.
Pronto estará aquí contigo.

jueves, 25 de julio de 2019

Día cuatro punto seis.

La piña y el albahaca.
Te levantaste para dar un masaje y terminaste dando dos.
En realidad sí te gusta hacerlo, tanto que acabas de escribir 'justa' en vez de 'gusta'. Estás muy cansada.
Tu día consistió en levantarte, masajear personas, regresar a casa, preparar la comida y echarte.
Te regocijas un poco en la Schadenfreude, eso sí, aunque sientes mucho cansancio físico para el regocijo, pero no importa. Ya tu amor te traerá licor para que se den regocijo total y para celebrar la libertad.
Tu día consistió en eso, porque llovió realmente temprano, y bastante fuerte. Tus niñas se metieron a dar lata y se los permitiste, porque está muy mojado afuera, mojado y fresco.
De hecho, tu noche fue bastante fresca, más bien fría; te levantaste a las 5 am a ponerte una cobija encima. Creíste que no haría falta, pero te equivocaste. Amaneciste algo constipada, medio moquienta y con frío; quizá eso es lo que tienes, más que cansancio de dar masajes. No, sí tienes cansancio físico. Le diste masaje a una pareja. Primero pasó ella y luego él. Ella estaba libre de tensiones, pero él era toda una bola (cómo no, si se lleva su trabajo a la vacación). Además uno de los dos sufre de colitis, crees que es él, porque te la quedaste.
Suele pasar que cuando das un masaje, puedes saber el malestar físico de la gente. Suele pasar que te lo quedes. Suele pasar que sepas cosas y no las digas, valoras la discreción, suele pasar.
Esperas sí haberlos ayudado.
(Estás escribiendo realmente mal).
Ojalá salgan más y más masajes. Es una labor que haces con agrado y el cansancio lo vale.
Pero sigues con un poco de la Schadenfreude, que no se quita, y te carcome la curiosidad, pero callarás, escucharás y acatarás tu mesura, lo harás porque es lo mejor y porque ya sabrás (tanta forma futura). Sólo dirás que (más forma futura) las cosas caen por su propio peso o, mejor aún, que el que nada debe, nada teme, o mejor aún, que el que nace pa'maceta, del corredor no pasa, o mejor aún, que el que es miserable y prepotente en algún momento se le cae el teatrito, y que un "por favor, gracias, buenos días" nunca sobra. 
Siempre es mejor dar la buena cara a las personas, aunque sea difícil, aunque algunas no merezcan más que una patada al voladero. Por eso, también es mejor guardar un ratito de silencio. Tanta ira hace daño, pero más daño hace ser vil persona.
Ahora sólo esperas a que descongele la comida de las niñas, para poderla cocinar. No quieres salir. Afuera hace frío. Odias el frío. Tienes mucho sueño y no puedes dormir.

miércoles, 24 de julio de 2019

Día tres punto seis.

Hoy te despertaste como casi nunca: Sin plan.
Antes de levantarte, ya te habían llamado por teléfono: Tu amor.
Te levantaste entonces. Pusiste a lavar las sábanas y las toallas.
Las noticias de tu amor fueron, no exactamente sorprendentes, pero sí inauditas, tampoco inauditas, pero sí impactantes. Tuviste noticias no sabes si buenas o malas, pero tuviste Schadenfreude. ¡Qué se le va a hacer! Ya sabrás más en unas horas, o mañana. Ya se sabrá. Lo único que te atreves a decir es que las malas condiciones laborales son pasaderas cuando se tiene un buen ambiente laboral, ¿y cuando no lo hay? ¿Cuando el jefe es inepto y culpa a los del equipo por sus malas acciones y decisiones?
¿Por qué quedarse cuando el jefe del proyecto demuestra ser aún más prepotente que la Institución? ¿Quedarse por la paga es válido? ¿Qué tanto? ¿Y si terminas enfermo por ello?
Nunca hay que hacer algo por dinero. Esa es la lección del verano. Sí, pero no a costa de la dignidad, la salud y la alegría.
En la comida te agendaron masaje para mañana. ¡Qué alegría! ¡Qué bien que la lavadora está lavando las sábanas y las toallas! Tuviste tino en hacerlo, a pesar de que estuvo nublado todo el día y que amenazaba con llover, o no, aún no sabes bien los signos de la lluvia de día en estas tierras.
Tu ropa se secó.
La recogiste.
No atinas a decir nada más, porque no puedes. Sólo esperas que tu amor te avise que ha llegado a su destino para que tú sigas tu noche. La noche.
Aún tienes cosas por hacer.
Aún tienes que tender la cama, darle de comer a las niñas y bañarte. Te hace falta.
Ya llegó tu amor con bien.

martes, 23 de julio de 2019

Día dos punto seis.

Nomeolvides
¿Albricias? Albricias. ¡Albricias!
Hoy despertaste en casa de tu madre. La fuiste a visitar después de ir al dentista. Aún te molesta un poco la muela, pero estarás bien. Ya pronto estarás bien.
¿Ya pronto estarás bien?
Sí.
Tu amor estará pronto contigo, falta menos, falta poco, falta que falte, pero ya es menos. Pensabas que sería más, algo así como eterno. ¿Y qué harán juntos de nuevo en casa?
Habrá oportunidad de trasplantar sus plantitas, de cuidar a las gatitas, de dormir juntos, hacer la compra, comer juntos. Ya pronto.
La casa de tu madre sigue igual y diferente; diferente porque te has liberado de ese sitio, igual porque la gente no cambia, porque los hábitos no cambian, porque los malos humores persisten, porque los defectos se agrandan. No dirás más, no aquí.
Qué bueno que te has liberado de allá, que te has liberado del frío, de la incomodidad, de tu cuarto helado. Esta vez estuviste en el cuarto de visitas. Sí que no es frío allí; sí que tu cuarto siempre fue el peor. El techo tan alto, el piso como un hielo, la ventana que da al norte.
Tu perrita es bonita, ya tiene canitas. Le prometiste que le festejarías sus once años. ¡Once años tiene ya Gilda! Le comprarás un huesote y le darás muchos besos.
Tus florecitas están por doquier, tu aguacate es grande y feliz, también el nogal. A ellos sí que los extrañas, también a tu madre.
Comiste bastante, hasta casi reventar, te llenas muy pronto, ¡pero te gusta tanto comer!
Y de vuelta a casa, agradeciste la cercanía de las cosas, que aún pudieras hacer algo más en este día, y  no sólo llegar exhausta.
Lo esperas, con ansias lo esperas.
Llegará pronto.

domingo, 21 de julio de 2019

Domingo cinco.

Izúcar de Matamoros, Puebla.
Este fin de semana fuiste con tu amor y regresaste sin él. No estaba pensado así.
Regresaste sin él a causa de su trabajo, del mal trabajo de un idiota jefe, incapaz y cobarde. 
Regresaste sin él, pero ya tranquila, aunque ayer tuviste mucha ira; ira porque te lo quitaría; ira por los planes rotos.
Apenas el viernes estabas muy contenta, porque habría poco qué hacer el fin, sólo ir con él y disfrutar. El disfrute se cortó por causas ajenas a tu amor, a ti, se cortó con la soberbia de un hijoeputa que se cree todo, pero no es más que un mierda miserable, y pensar que así hay muchos en ese medio. Gente que ve dinero y cree que es todo, gente que pelea por menos de cincuenta pesos, que dice que los viáticos de cada integrante del equipo son parte del presupuesto del proyecto.
Ese tipo es un mierda.
Y te robó a tu amor por más horas de las convenidas.
Estuviste sola en el zócalo de una ciudad desconocida, recorriendo y tomando fotos, medio perdida por las calles, estuviste a gusto, pero alerta, porque estabas sola, porque sabes qué tipo de personas son los machines de ese Estado, ¡si lo sabrás!, tienes familia de allá. Caminaste, te sentaste, tomaste fotos, caminaste; no te metiste en ningún café, porque estás todo el día encerrada en tu casa. Esperabas que tu amor saliera a las seis, pero salió casi las ocho, muy molesto y enojado por las chingaderas (no existe otra palabra) del tal hijo de puta ese (tampoco hay otro término).
Ha decidido cosas (ya estaban decididas), así que ya es menos (no quieres hablar más de eso).
Luego fueron a comer tacos con el amigo y su novia y se relajaron un poco. El amigo estuvo de acuerdo con tu amor.
Los malos tratos no hay quien los aguante, y menos de una persona inferior moralmente.
Es una lástima que ese proyecto y ese Instituto estén llenos de ineptos de ese tipo, de jefes tan viles que dejan a su equipo recién baleado en campo, o de jefes que no son líderes y hacen lo que su aún más estúpida e incompetente pareja dice. Es una pena que se gaste presupuesto así.
Regresaste sola a tu casa. Las gatas están bien. Isis te saludó y hasta te acompañó. Las niñas comieron gustosas.
Ahora descansas ya. 
Pronto…


viernes, 19 de julio de 2019

Día cinco punto cinco.

Hoy simplemente estuviste muy cansada del día de ayer.
Hoy te levantaste y tomaste las cosas con calma. Limpiaste, te bañaste, arreglaste la basura, comiste y te fuiste a dar clase.
En clase estabas más dormida que despierta; sólo esperabas a que dieran las ocho para regresar a casa y seguir con la rutina del viernes.
La rutina. La rutina rompe relaciones, como la que tuviste antes de esta, ¿será la rutina la que arruine la que tienes ahora? Esperas que no.
Hoy te dijeron que los hombres, entre más temprano salgan de casa, mejor. No estás de acuerdo. A ti te gusta que tu amor esté en casa, aunque esté en silencio, aunque esté trabajando y no te haga mucho caso. Te gusta hacer cosas bonitas con él, ir al mercado, a comprar el pollito, la carne, que acá es muy buena, a buscar trabajo juntos.
Ayer te encontraste solitaria en la ciudad. Te aprendiste nuevos caminos, y no, porque él ya te los había enseñado. Recordaste otros tantos. Esa ciudad tiene algo que no te gusta del todo, las lomas, eso debe ser, pero la gente sí es amable, aunque algunos son algo snob (no lo digas fuerte, sobretodo donde vas a dar el taller). Los encontraste demasiado jóvenes y en tendencia para tu gusto, de esos chicos que tienen ese tonito, pero que no pueden resolver un problema sin pedir asesoría, o sí, pero siempre tienen cara de perdidos. Así como perdida te encontrabas tú en el mercado, tratando de hallar el baño, o perdida estás en esas calles, porque no entiendes dónde hace la parada el camión, o perdida vas por la vida, sobretodo allá, donde todo te es ajeno y no tienes quién te auxilie.
Has tomado una decisión y sí, no seguirás con la postulación del trabajo. Necesitas el recurso, pero el costo físico es muy algo. Seguirás en la pesca de empleos.
Tienes hambre, ¿habrá algo de cenar? No quieres cocinar, ¡qué flojera! Y pensar que acá cerca no hay ni tacos, ni nada; tendrías que ir más lejos y eso no lo quieres. Te duelen los pies de tanta caminata.
Si él estuviera aquí, te los sobaría, te consentiría, o no, porque a veces se le olvida, o a veces él se siente mal de su dolencia, como hace una semana.
Ya mañana lo irás a ver. Te vas a quedar el fin de semana allá. Te dice que hay feria, habrá que ir, porque a ti te gustan las ferias, aunque no has podido ir a ninguna de por acá, no sabes cuándo son y, cuando llegas en la noche, lo único que quieres es descansar.
Hoy estás aquí, mañana, con él.

jueves, 18 de julio de 2019

Día cuatro punto cinco.

¿Dónde es aquí?
Te levantaste, aseaste, vestiste, maquillaste, desayunaste, saliste. 
Tenías una cita para una entrevista de trabajo.
Todo bien, al parecer, ni tan bien. No te gusta el horario ni la idea de salir a las 3 pm y haber perdido ya tu tarde, porque no está tan cerca del hogar, además de que sueldo que plantearon en la oferta es muy bajo para la carga horaria.
Te pidieron clase muestra. La darás. Ya verás qué pasa.
Después fuiste a la capital del Estado a ver algo que sí te interesaba: La forma de pago de tu taller. Quedó todo aclarado, y más: te dieron de alta como proveedor. Eso suena bien, bastante bien, de hecho, ya puedes ofrecer cursos, conciertos y cualesquiera cosa al Estado, suena interesante…
Caminaste mucho, como loca, y caminaste más porque llevabas mucho peso y taconcitos, oh, taconcitos, no se ven tan altos, pero de andar en las pendientes de esa ciudad y luego cargando el costal de comida de tu gata, uf, te cansaste.
Estás que casi ni escribías tu entrada diaria, pero decidiste hacerlo, porque te emociona el hecho de dar un taller que te gusta, de que tal vez hagas feliz a las personas. Ojalá sí se inscriban varias personas, será bueno para todos, para ellas, para ti, para que te acepten más talleres o más propuestas y hagas cosas bellas.
Cosas bellas, todo lo contrario de insertarse en el sistema. Ahí sí que no. El sistema no tiene belleza, el sistema es sólo un medio para obtener dinero, pero ¿a qué costo? Al de lo bello. Así no te gusta, así no juegas, así no te interesa. Tu vida ahora versa en mover mentes a través de EL ARTEEEEE, y no de lo que un sistema educativo dicte, esa no es forma de vivir, ni para ti, ni para los que estén en contacto contigo.
Tú sólo quieres un trabajo que esté cerca de ti y que te guste un poco, por lo menos que no te desagrade o que, si está lejos, te haga sentir cosas, te haga querer jugar más y más. Sí, ya te vas a empezar a mover a ello; ya casi no tienes nada que te frene.
Ya pronto…

miércoles, 17 de julio de 2019

Día tres punto cinco.


Te levantaste. Te querías quedar más tiempo en la cama, pero no pudiste. Afuera hay un ruidal; una máquina ha estado haciendo algo en el terreno de al lado. Te levantaste. Recordaste que tenías mucho por hacer hoy: Salir antes de las 12 por el señor que vende el líquido anti-bichos y ya, bueno, no era mucho, pero de pronto ha entrado una llamada.
Te pidieron entrevista de trabajo mañana a las 11, con recomendaciones personales y laborales. Entonces tuviste ya mucho por hacer. Le pediste a tus amigos y a tu amor que te ayudaran en ello, todo antes de las tres, porque de todos modos tenías que salir al centro por tu medicina y por tus nueva chanclas, porque las anteriores ya fueron.
Tantos años que estuviste con ellas, más de diez, quizá. Salieron buenas.
Te mandaron los archivos. Una amiga ya no pudo, pero aún así te apoyó. Ordenaste los archivos y saliste.
Antes de salir por el líquido anti-bichos, Asuka estuvo persiguiendo una bonita lagartija. Por más que luchaste porque se escondiera, por más que la distrajiste de su cacería, nada, la lagartija quedó en la panza de la gata. Tendrás que pensar una forma para que no cace tanta fauna. Fufú no caza más que cucarachas y algún insecto, pero Asuka, ella es afecta a los grillos y a los reptiles. Bueno, de menos no has visto roedores, esos te dan grima.
Y de todos modos, el señor del líquido anti-bichos, a pesar de que saliste corriendo de casa, no fue al tianguis hoy. Esperas que el miércoles siguiente sí venga, que si no…
Saliste al centro. Imprimiste las cartas de recomendación, tu currículum, fuiste por tus chanclas nuevas, son rositas, no había amarillas, fuiste por tu medicina, sacaste dinero y…te sentaste en un café. Te quedaste ahí solita tomando un café con cuerpo y comiendo una oblea con cajeta que habías comprado frente al banco. En ese momento aún tenías la panza rara, pero ni modo, se te antojó y punto. Quisiste parar un momento del día del ir y venir, del día inesperado, porque sabías que al regresar aún tenías que arreglar otras cosas del trabajo interminable, de años, que deseabas desde la semana pasada darle cran y mandarlo al asesor.
Llegaste, te pusiste a terminar de poner las páginas de los libros, ordenaste, enchulaste y así, sin más, porque no quieres saber nada más, porque te frena, lo mandaste, (también lo mandaste a tu amor). En este día no has hablado casi con él, o sí, no te acuerdas, porque estuviste mucho tiempo con la mente ocupada en no sé qué, en las cosas por hacer mañana, en que irás a una entrevista de trabajo y luego irás a la casa de cultura para ver cómo será tu pago.
También te llamaron del lugar donde laboras, te preguntaron por tus sábados. Les dijiste que están libres ya, que te tomen de maestra, (pues si en la otra escuela nomás no quieren abrir grupo pues…), y esperas poder tener trabajo, y que lo otro te deje de frenar, porque es una pavada, para poder hacer más cosas, para tener menos pendientes, porque ya te estás creando unos nuevos.
Te meterás a bañar, porque mañana sales temprano de casa.
Todavía te falta ver bien dónde es la cita. Uf.

martes, 16 de julio de 2019

Día dos punto cinco.



Oscuridad.
Ansiedad.
Te levantaste ansiosa, porque te dormiste ansiosa. Tuviste ganas de llorar todo el día, lo hiciste sólo después de las cachetadas que te propinaste porque la voz no salía, no salía. ¿Por qué no respiras?
Le escribiste a tu amor que te refugias de la ansiedad comiendo y nada, no puedes comer. Te volviste a poner medio mala; pero estás convencida de que no es otra cosa que colitis nerviosa. Odias la colitis nerviosa, te priva de ti, de tu comer; la odias porque la colitis nerviosa eres tú.
Fuiste a chequeo con la doctora e igual, lo mismo que te había recetado antes. ¿Qué podrás hacer más por ti?
Tranquilizarte, olvidar, dejar ir. No sabes cómo hacerlo; nunca has sabido cómo hacerlo.
Por la tarde te pusiste a ordenar la bibliografía de esa cosa interminable que has estado haciendo por años, como mil. Ahí sí que tuviste un gusto. Volviste a ver los libros bonitos, las lecturas agradables. En realidad sí, el kitsch es el lugar en donde el Hombre puede resguardarse del horror del mundo exterior. Estás totalmente convencida. (Ich bin unbedingt).
Un ratito de gozo, porque tus libros están bonitos, porque le prometiste a tu amor que cuando todo esto terminara, se los prestarías, para que los leyera y entendiera más tu mente.
Justo en este momento acabas de recordar que antaño le decías a tu bella ex: "Si muero, dale mis diarios a A…, él sabrá qué hacer con ellos." Tus diarios. Cuánto tormento guardas en ellos.
Ya es tarde, ha acabado el día. Una buena amiga te ha escrito que no te desgastes en pelear en vano con la gente de las redes sociales, pero si una de esa gente era tu amiga de la facultad. ¿Está viendo y no ve? No sabes soltar, lo sabes, y ella tampoco lo verá. Es una lástima, pero es más lástima que te has enfermado del espíritu, del alma, del ánimo, que tus males físicos son un reflejo de tu estado emocional. Te sientes al borde. 
Estás cansada en verdad de ver por ti, de sostener, de no bajar la guardia, de temer que algo malo pase, de cuidar y cuidarte. Pensaste en dormir el resto de la tarde, pero había cosas por hacer, tenías que comer y, si dejas todo apagado, los malignos vienen y se esconden para darte sustos.
El miedo paraliza u obliga a avanzar. A ti el miedo te está haciendo avanzar al lugar oscuro de la desesperación.
Quizás estás exagerando, estás un tanto fatalista. Quizá mañana, cuando salgas, todo huela y se vea mejor. ¿Y si no? 
Ya bajó la gata Isis, la amas por sobre todas las gatas. Tu gatita hermosa está echada sobre la caja, no te mira, pero te acompaña. Es su hora de estar contigo. ¿Por qué dicen que los gatos no quieren a sus humanos? Son unos tontos.

lunes, 15 de julio de 2019

Día uno punto cinco.

¿Cómo fue tu día de hoy?
Tu día fue el día que no habías planeado.
La noche anterior te cancelaron tu cita del dentista, así que te quedaste en casa a hacer las cosas de casa. Como no tenías internet, llamaste y resultó que había falla general y que llegaría pronto. Llegó.
Tras desayunar y ponerte a enviar unos documentos pendientes, llamar para pedir una cita para entrevista de trabajo. Más correos y bueno.
Decidiste cantar un poco hoy, porque tenías tiempo sin hacerlo y DEBES EJERCITARTE.
Cantabas bien, bastante bien, de hecho. Te sentías casi feliz, cuando viste que un alacrán cayó a tu cama. El horror.
Estabas grabando Du susser Freund, viste que no se movía, así que decidiste terminar de grabar. Luego fuiste por un bote y un cartón para quitarlo de tu colcha y darle muerte, pero, cuando pusiste el bote encima, el bicho ¡desapareció!
No podías creer lo que había pasado, parecía que habías soñado. Tras unas cuantas sacudidas, el infeliz salió de su escondite dentro del bote y se dio a la fuga entre las cosas de tu cama. Como tenías tu computadora, almohadas y partituras, el infeliz se escondió en todas ellas. Fue terrorífico. Luego se fue abajo de tu colcha, ¿qué hacer? Desapareció de nuevo. Sabías que tenías que encontrarlo, que era cuestión de vida o muerte, pues esa especie es muy venenosa.
Y estabas sola, aterrada.
Primero echaste el veneno que habías comprado, esperaste un poco a que saliera, a que cayera, y nada; luego quitaste las cosas con sumo cuidado, la colcha, las almohadas, nada aún y, después, allí estaba, ¡ya dormido dentro de tu sábana! Aún más aterrador.
Lo quisiste poner dentro de un vaso transparente y no se soltaba. Lo quisiste aplastar con tu chancla y, tampoco se aplastaba, el colchón es demasiado suave. Lo aplastaste con el matamoscas, y nada, luego el matamoscas y un plato; seguía vivo. ¿Cómo lo podías exterminar?
Tuviste que ser más cruel. Lo pinchaste con un fierro largo y delgado como aguja que no sabes ni por qué lo tienes y lo trajiste acá. El pobre bicho se retorcía y atacaba con su aguijón. Lograste llegar al baño con el alacrán en un vaso, aún ensartado, y allí le diste fin.
La imagen de un animal mortal sobre tu cama te atormenta aún; han pasado ya varias horas.
Te quedaste ansiosa y desesperada, sobretodo porque unos minutos después, encontraste otro de esos animales en la pared y no lo pudiste matar. Escapó, herido, pero escapó.
Llenaste tu cuarto y el de al lado de todo tipo de cosas para tratar de evitar que vuelva alguno esta noche.
Estás muy inquieta. 
No has encontrado sosiego.

viernes, 12 de julio de 2019

Día cinco punto cuatro.

Hacia el marcado nuevo.
Te levantaste. Hoy fuiste a ver a la doctora para darle seguimiento a tus males. Sigues medio mala, pero esperas mejorar ya pronto. Aún no tienes ganas de comer mucha cosa, y mejor. Antes tenías más antojo; ahora ya no. Ahora te da algo de asco oler las carnitas y ciertas otras cosas en la calle. ¿Qué será?
Hoy fue día de limpieza. Barriste y trapeaste, todo bien. No pensaste en mucho, salvo en que pronto tendrás taller. Tienes que prepararlo bien, para que a la gente le guste y te den más horas y más talleres. 
Algo para hacer feliz a todos.
Ni modo, si no te llaman acá, tendrás que viajar un poco más. Ni modo.
Mañana vas a un documento que te falta. Sólo eso.
Las cosas van.
Mañana esperas ver a tu amor y darle comidita rica, ¿qué será bueno prepararle?
Hoy no tienes muchas palabras.
Hoy te diste cuenta que has estado desgastada mental y emocionalmente.
Hoy te acordaste de aquél; sabes que no debes.
Hoy te estás ahogando con tantos aromas que tienes en la planta alta, pero es necesario para evitar a los indeseables. ¿Será que el producto que compraste funcionará?
A saber.
¿De verdad la gente está tan mal? ¿De verdad la empatía ya no existe?
Algún día tendrás que hablar con tu amiga, para saber el porqué de su cambio.
¿Quién querrá venir a visitarte?
En agosto comienzas el taller. Estás emocionada.
Te dio hambre, ¡qué extraño!

jueves, 11 de julio de 2019

Día cuatro punto cuatro.

Aquí me bajo.
Te levantaste. Hoy tuviste cólico, no muy fuerte, pero de esos que te quitan las ganas de andar, te dan sed y te debilitan.
Ayer compraste col morada; cinco pesos. Fue una ganga. Ayer compraste papas; catorce pesos el kilo, medio caro, pero necesitabas papas. Compraste unas chuletas de puerco. El carnicero las ahuma bastante bien. Necesitas comprar arena para Isis, que ya se le acabó. ¿Cuál fue la que salió buena? Ya irás. Hoy ya no fuiste porque saliste a hacer unas compras locas para la casa, entre incienso y velas de tapita y, de pronto te has debilitado. Por suerte, viste el transporte que te lleva a tu casa justo en la calle del Mercado nuevo, ¡quién iba a decir que también pasaba uno de esos por allí! Ya comprarás el aguardiente y lo demás otra ocasión. Estabas cansada, y con algo de prisa, porque resultó que te llamaron para que mandaras tus documentos a la casa de cultura, porque sí requerirán de tus talleres, uno o dos, esperas que dos, para que valga más la pena el viaje, y esperas que paguen más o menos bien, quizá mejor que en la otra casa de cultura, en donde quieren que des alemán (qué fiaca).
¿Y los masajes?
Nadie se ha interesado, nadie. Ni modo.
¿Y las clases de canto?
Tampoco nadie te ha llamado. La última persona que se interesó, te citó y no llegó.
Esperas que pronto se pueda hacer algo más por la lucha de las damitas, esperas poder hacerte un espacio y tal vez conocer personas con intereses similares a los tuyos. Hacer tertulias lindas.
También has aplicado para maestra de canto. Esperas poder llamar mañana para hacer cita, a pesar de que has enviado tu curriculum. La gente no se anima mucho a darte la oportunidad, a pesar de parecer estar calificada, y mira que sí te gusta dar canto, y mira que sí te gusta dar talleres y hacer feliz a la gente.
Hoy has comido mucho; se te ha antojado comer mucho. Ojalá no te arrepientas. Tal vez no, tal vez baje la comida. ¡Uy, y el cólico que finalmente se fue, como a eso de las 5 de la tarde!
Estuviste charlando con tu ex. La extrañas. Extrañas cómo habla y sus puntos de vista. Si por eso te hiciste su amiga y eso te encantaba de ella cuando andaban. Te gusta mucho la gente inteligente, que puede ver más allá de lo evidente, hasta el futuro —a pesar de sí mismos—. Si la invitaras a tu casa, ¿vendría? Tal vez no, tal vez necesites ir tú, ay, pero con prisas no es bonito el ir a ver a la gente.
Mañana será otro día y pronto verás a tu amor. Ojalá tengas un tiempito para arreglar la bibliografía y chulear aún más el texto ese pendiente que tienes de varios años.
Que mejore tu pancita.

Hoy, hace… dieciocho años todos sentimos un eclipse total de sol.

miércoles, 10 de julio de 2019

Día tres punto cuatro.

 Te levantaste con un propósito, e hiciste muchas otras cosas más.
Avanzaste, a pesar de tu malestar. 
Ya casi terminas —otra vez— lo que llevas haciendo por años. Te acuerdas de una amiga diciéndote que ya terminaras (como si eso hubiera sido fácil, 95 páginas de un sólo capítulo, pocas revisiones a pasos, revisiones completas, tras un año de trabajo, y nada) Tú ya querías volver a cantar; tú ya querías hacer lo que mejor sabes hacer, o no, pero eso que has estado haciendo por años, eso que te han cambiado, eso que te han modificado, eso que empezaste por casualidad, que moviste según tu parecer, que te movieron según el otro parecer, que nunca miraron, eso, tal vez, sólo tal vez, porque estás a merced del ánimo y gusto de extraños, puede que termine este año.
Ojalá.
No quieres saber más del tema, bueno, del tema sí, pero no de lo otro. No quieres hacer más de eso que no tiene caso, que a nadie le importa (ni a ti, como lo dijera un otro que se cambió de rostro y de nombre).
A pesar de tus malestares, de que la doctora no estaba, de tu hambre, del calor, lograste avanzar.
Ahora sólo te falta un poco, un poco, un poco…Y en ese un poco llevas tres o cuatro años, ya no lo sabes bien. (Ya ni quieres saber, te da vergüenza siquiera hablar de eso).
¿Y cuando suceda el evento de "churror" irás a invitar a alguien?
Eso tampoco lo sabes.
Tú quisieras ya ser libre.
Miras los rayos, escuchas los truenos, oyes el viento. Tú quisieras ser esas cosas, entregarte a Natura y dejar de pensar en tanta vaina, porque la vaina muchas veces no trae más que odio, resentimiento, jodedera. A ti te gustan las cosas simples, y también complejas, pero no te gusta que se te moleste, que se te niegue a ser tú, a ti, que tanto te costó ser tú.

Ojalá las cosas fueran más fáciles, y no. Ojalá pronto pudieras tener un poco más, para hacer aún más, y sí. Ojalá de los ojalases que tú fueras lo que soñaste, y no sólo esto que sí soñaste, pero que es lo parcial de lo que te pensaste cuando eras más joven, porque sigues siéndolo, aunque te digan feo, es decir señora. ¡Qué muina que la gente le diga señora a las mujeres! ¡Qué ganas de avejentar a las personas! 
Ojalá de los ojalases que, más que jóvenes, tuviéramos el vigor para seguir adelante, así sin pena y casi sin angustia.
Te gusta el olor de tu cuerpo.

martes, 9 de julio de 2019

Día dos punto cuatro.

No hubo día uno punto cuatro porque regresaste con tu amor, pero como si lo hubiera habido.
No tuviste el mejor de los días, ni ayer, ni hoy. Todo fueron malos entendidos, irritabilidad y aislamiento. Ambos están mal.
Hoy mejor trabajaste. No quisiste gastar tu energía en más pelea, aunque sí hubo la hubo.
¿Qué les pasa?
Que están lejos, que están irritables y están mal, físicamente.
Tu amor tiene el dolor feo que a veces le da y se pone malo.
Tu estómago no está del todo bien. Te dice que no haces dieta, sí, pero te da la ansiedad de estar sola y de dejar echar a perder la despensa porque sólo estás tú. Ni modo y comes.
Tal vez actúas mal.
Estás cansada de no poder bajar la guardia, otra vez, de estar al pendiente de ti y no poder simplemente dejar las cosas a medias.
Cuando termines de escribir esto, saldrás a darle de comer a las gatas. Luego, mañana, debes terminar lo poco que te falta por terminar de la labor de años; luego, el jueves, irás por tus pendientes contra los alacranes y más comida para las niñas, y a imprimir el examen del viernes; luego, el viernes, limpiarás e irás a dar clase.
Esperas que para ese día te encuentres mejor, sino, ya no sabrás qué más hacer.
Leíste que los fermentos y los almidones pueden ayudar a fortalecer tu barrida flora intestinal. En realidad, no pensaste que los últimos medicamentos te fueran a perpetrar tal mal, y no lo pensaste porque esas cosas son las que te dice tu amor, porque tú, ni ahora, ni nunca, estarás acostumbrada a los efectos secundarios que una medicina hace en tu cuerpo. Nunca lo tomas en cuenta.
Te sientes desvalida, igual él. Están condenados a estar lejos y seguir haciendo lo que se supone tienen que hacer, hasta que casi finalice el verano.
Mientras tanto, tendrás que andar con la guardia alta, andar con tus pasitos de siempre y quedarte callada, oyendo tus pensamientos o los maullidos de los gatos.
¿Alguien contratará un masaje?
¿Alguno querrá lecciones de canto?
Bueno, también de alemán, pero eso no te emociona mucho, lo has dicho ya antes.
La gata Isis sigue cariñosa y jodona, y eso es bueno.
Ojalá sí acabes mañana lo que tienes que acabar, para que lo mandes y te desafanes de eso a la brevedad posible.

domingo, 7 de julio de 2019

Domingo tres.

Fufú y Asuka

Lo extrañas. En verdad lo extrañas mucho. Extrañas hablar con él, contarle tu día,  lo mínimo y lo máximo. Lo que te duele, lo que te asombra.

Mañana vas a regresar con él a casa, aunque esta noche estarás sin él.
Te han dicho por ahí que no aguantas nada. ¿Será eso? O será que estás un tanto aislada, bastante, que el silencio es tu amigo, hasta que no hallas otra salida para tu voz. Si por eso escribes, te dices, sí, pero él te falta.
¿Cuándo vendrá?
Cuando acabe su trabajo allá.
Te hace falta él, te hacen falta tus amigos, también tu familia.
Vinieron tus padres este sábado. Todo fue raro. Ve cómo no convives con tu padre, porque es difícil, y cómo con tu madre las cosas van, porque ya no vives con ella. Te dice que si no te interesa mudarte a otro lugar, cerca de donde ella vivirá. No, declinas. No es lo que quieres, la gente de allí no te agrada, es cerrada e hipócrita. ¿Más que la de acá?
Sí.
Te gusta tu vida acá, te gusta poder ver el Popocatépetl tan cerca; te gustan tus gatas; te gustan tus plantas; te gusta pasar tiempo con tu amor; te gusta pasar tiempo contigo; te gusta el pan de aquí; te gusta la comida de acá. Allá ni saben lo que es el sazón.
Te cansó un poco que el viernes todos estuvieran de fiesta, menos tú. Necesitas ver gente en plan relajado. ¿Cómo hacer amigos?
Todavía te lo preguntas.
Ojalá llegara alguien, como la niña sin un ojo del hospital cuando eras pequeña, y te lleve de la mano por el lugar y sea tu amiga sólo porque estás ahí.

viernes, 5 de julio de 2019

Día cinco punto tres.

La palmera en mi escuela.
 Te levantaste. Hoy fue día de limpieza, como todo viernes, pero llevaste la limpieza más allá. Es mejor desechar lo que te hace daño, ¡como la diarrea!
Ni modo, si hay diarrea, que se vaya, lejos, porque ya no sirve. Agradeces entonces que desaparezca, que tengas un baño con presión y puedas deshacerte de lo que hace daño.
Ojalá fuera tan sencillo con las personas.
Piensas que no tienes por qué recibir insultos de un conocido, cuantimenos de un desconocido.
Respiras hondo y tratas de pensar en cosas gratas. En lo rico que huele el azahar afuera de tu casa, en los cuernitos que deja ver ya la luna. ¿La habrá visto ya tu amor?
Hoy también fue un día cansado.
Hasta tiraste los mangos mosqueados que dejó la casera; fue lo mejor. De por sí todo está lleno de todo tipo de moscas, mosquitas, moscos, todo. Eso sí que te harta. Te disgusta bastante que las moscas te ataquen a la cara, que los moscos te piquen cuando necesitas hacer algo de precisión. Es molesto. Ya estás pensando una buena forma para tener tu hogar libre de moscas…Ojalá haya alguna.
Te quedas pensando. ¿Estás mal tú? ¿Tú te pones de víctima? ¿Tú eres la que dice que los hombres le han obstaculizado la vida? ¿Acaso has escrito eso?
Tendrías que volver a revisar esa redacción…
La acabas de leer. No, no dice nada de eso. La persona que te atacaba está en un mundo lleno de odio y de rencor, lleno de miedo. Le falta un curso de comprensión lectora, pero bueno, eso no está en tus manos, está en las suyas. Dejémoslo ahí.
Fuiste a dar clase. Tus alumnos siempre tienen sueño los viernes por la tarde, ¡cómo no!, pero ni modo. A aprender alemán. La verdad, también tú estás desmotivada con impartir alemán. ¿Y las otras chambas? ¿Y la creación? ¿Y ayudar a la gente para que sus mentes vuelen?
Si bien, tus chicos no son malos, tú necesitas crear otro tipo de lazos, donde sientas la vida que corre por ti, así como los peluches de tu gata Isis, la panza calentita de Fufú o la calidad traposa de Asuka.
La noche en mi calle.

Las adoras.








¿Cuándo será el momento en que tu ser femenino vuelva a salir a dar brillo?
Mañana vienen tus padres, también tu amor. Ya mañana será otro día.

jueves, 4 de julio de 2019

Día cuatro punto tres.

Asuka y Fufú, en medio una lavanda.
Te levantaste y aprovechaste tu día.
Cantaste, no bien, no mal, cantaste. Traes un asunto raro con tu técnica, no sabes si lograrás desenmarañarlo. Necesitas retomar tus lecciones, pero cómo, no por el momento.
Hoy estás cansada.
Cansada de que algún masculino desconocido te rebata las cosas, que si el feminismo, que el aborto, que el aborto gratuito, que si la identidad de género, que hombre-mujer, no más, que la naturaleza, que la terquez.
La terquez es de ellos. Porque al llegar a rebatir y decir que ellos también existen, que nosotras nos debemos responsabilizar, que somos unas feministas que queremos imponer el culto a la MENSTRUACIÓN, que todo lo queremos ver a través de nuestra perspectiva, que no tenemos sentido del humor porque no nos reímos de los chistes machistas (el es un chiste no es válido si está ofendiendo con una generación burda), (el tolerar insultos, segregaciones, violencias, conceptos que han demostrado ser perjudiciales para la humanidad, tampoco es válido). Al hacer eso, pareciera que los masculinos quieren deslindarse de las responsabilidades, como si el hecho de que una mujer expresara sus opiniones fuera directamente en detrimento de él, como si todo en su vida versara sólo de lo femenino y él estuviera sojuzgado a ello, como si se le impusiera el "Mundo de la mujer" en todo momento. ¿Será así? O será simplemente que tiene miedo al ver que no todo es penes, testículos, virilidad, voz de mando, gerencia, autoridad. ¿Será que el masculino tiene miedo de explorar el resto del mundo y que termine gustándole? Eso no lo sabes, sólo te aventuras.
Aunque sí, históricamente el hombre teme a la mujer.
Y pues sí, tenemos cierto culto a la MENSTRUACIÓN, porque, muchas, tras bastantes años, hemos hecho las paces con nuestros cuerpos y esperamos que las más jóvenes puedan ver que no es desagradable habitarnos. Tú sabes bien cuánto te costó lograr aceptar tu masa, aceptar tus habilidades y tu falta de nalgas. Tú sabes bien cuánta joda y dolor fue vivir con una toalla sanitaria puesta entre las piernas por años y manchar por todas partes, porque la manufactura fue cada vez más deficiente y porque el material que están usando cada vez es más perjudicial (pero nadie dice de qué están hechas, ni cómo), pero que después, gracias a la copa MENSTRUAL, todo eso quedó atrás y si manchas es porque eres una loca descuidada y te vale, y si tienes dolor es lo mínimo a comparación de los días que prácticamente necesitabas incapacidad. 
Tú sabes el largo camino que tuviste que hacer para decir que tu cabello chino es maravilloso y no una bola enmarañada eternamente, causa de tus gritos matutinos de la infancia, uf, y cuando se te empiojó…
Tú sabes lo que fue crecer sin guía moral y descubrir tu sexualidad de forma no ortodoxa, más que la sexualidad, el placer, y gozar sin culpa y luego descubrir que hay diversas maneras de compartir el cuerpo: no sólo con hombres, sino también con mujeres, y que eso es lo más delicioso y maratónico, lo inimaginable.
Tú sabes lo que es el dolor del desamor y el terror de la codependencia. Sabes los caminos más oscuros al lado de una persona, como también conoces los caminos vertiginosos y luminosos al lado de otras personas.
Sólo tú sabes todo lo que te ha costado finalmente ser tú y luego viene un papanatas a querer rebatir.
Bien sabes el porqué de lo que dices, el porqué de tus defensas, porque han sido parte de tu vida, porque has visto que ese podría ser el mejor camino para muchas otras compañeras. Abrazas más que nunca la diversidad sexual porque siempre estuviste con ella, porque no le hace mal a nadie, porque se trata de derechos humanos, no de imposición, como otros quieren hacer pensar.
Lo haces, porque lo sabes, porque la claridad, la honestidad y el placer tienen que estar unidos para una mejor educación, para crear la empatía que tanto hace falta, porque has visto cómo confundir a la gente con términos vagos, con prejuicios, con doble moral y con restricción sexual simplemente crea individuos neuróticos, fuera de sí, infelices y violentos.
Sabes que la falta de empatía está matando gente.
Lo que no sabes es por qué no lo están viendo, por qué pareciera que piden a gritos volver a la represión moral.
Tú no quieres vivir en ese mundo.
Y volviendo, ¿por qué defiendes tus ideas sobre la MENSTRUACIÓN y el feminismo? ¿Sólo por patear el avispero? Porque deseas que algo de eso quede pegado en las mentes de las más jóvenes y sean felices más pronto.
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Me da gusto que hayas cumplido con las metas del día, entre el trabajo de años, como el reto de cambiar el tanque de gas.

miércoles, 3 de julio de 2019

Día tres punto tres.

El cerro de la Chichi, parte de la cordillera del Tepozteco y parte de la Sierra
del Chichinautzin.
Contratiempos, contratiempos. Digamos que no tuviste contratiempos. Este día donde también ibas a hacer ese extraño trabajo y vino la casera y familia, a machetear el predio. ¿Qué ganas tiene la gente de dejar pelona la tierra? La yerba crece y protege la tierra de la quemazón de estos lares. Y luego echaron alguna cosa al rededor de los árboles. Tuviste que llegar a poner ramas encima con la esperanza de que tus gatitas no fueran a pisar esa cosa y terminaran envenenadas, porque te dijo la casera que es tóxico. ¡Pero si tienes gatas! Tienes gatas, puso un maldito insecticida. ¿Para qué? ¿Para qué la casera codicia las frutas que ella no viene a cosechar?
Si los murciélagos se las comen de noche es porque nadie las ha arrancado del árbol.
Si las iguanas se las comen cuando caen, es porque las tiró la tormenta, porque nadie las arrancó antes. ¿Para qué la casera quiere matar a los insectos de la tierra?
¿Y los grillos?
¿Y los sapos?
¿Y las cigarras?
¿Y las luciérnagas que vienen más adelante?
No dices nada. Tampoco te ofreces a tirar su basura. Te molesta que eche veneno, aún sabiendo que tienes inocentes a tu cargo.
Después sales a buscar algo que no encuentras.
Vuelves. 
Volviste a esperar una clase que ya no diste. No llegaron, ni llamaron, mi mandaron mensaje. Pero tú sí llamaste antes para confirmar. Nada. La cita era a las 6:30 y ya van a dar las 8 de la noche.
Quieres salir por un elote. Lo harás.
Ya quieres irte a vivir a tu terrenito para tener todo enmontado a tu antojo, para cuidar las plantas y que tus gatas se den vuelo. Ojalá ese día llegue pronto.

martes, 2 de julio de 2019

Día dos punto tres.

Los mangos de la casa.
Hoy no saliste. Hoy dormiste con tu amor, porque vino en la nochecita hacia ti, aunque se levantó temprano y se fue. Te quedaste dormida un poco más, hasta que sonó el despertador. Sonó, sonó y sonó. No se calla. Te levantaste y comenzaste ese extraño empleo que te ofrecieron. Es algo retador, ¿qué sabes tú de pedagogía y didáctica? Te es aburrida, pero el material ya lo tenías y sólo tuviste que guiar la lectura. Mañana te toca algo parecido. En fin. Lograste recordar lo que es llevar talleres de lectura, ¡oh, ese gran empleo!
Hace unos días una de tus ex-alumnas te dijo lo más bonito que nadie te había dicho antes (ni te dirá) Será que en verdad eres mala maestra, por lo menos de alemán, quien sabe, será que estás cansada de ese empleo.
Tu ex-alumna te dijo que el taller fue genial para ella, que hizo nuevas cosas y que a veces aún escribe. Fue tan bonito. Nadie te dice ese tipo de cosas. Eres una roca como profesora. Los odias a todos.
¿Por qué terminaste dando clases de alemán?
¿Por qué no estás dando otras clases?
Eso querrías, tal vez.
Tu vida es un completo tal vez.
Tal vez te aprueben los talleres, tal vez hagan difusión en el centro cultural, tal vez te llamen para tomar más clases, tal vez les interesen tus clases.
¿Qué demonios?
Hoy tuviste día de trabajo y lavado a mano de la ropa interior nueva. Viste la novela. Te pusiste a estudiar la nueva presentación.
Ojalá mañana te salga mejor que hoy.
.….
Aparece.

lunes, 1 de julio de 2019

Día uno punto tres.

No mucho qué decir, no mucho qué pensar.
Saliste a comprar ropa interior, porque estás harta de tanto brassier y quieres algo cómodo y acorde con tus necesidades, porque no te gusta ceñir tus senos, porque eso sólo te molesta la espalda.
Encontraste ropa bonita y acorde con tus necesidades.
Encontraste dulces.
Encontraste mermeladas y pastas.
Fuiste víctima de las campañas publicitarias.
Como muchos lo son.
Después te pones a discutir y te quedas pensando y sí, quizá sí, siempre fuiste así de radical, sólo que antes no lo expresabas de manera tan tajante, o tal vez sí, ya no lo sabes, pero te exaspera el ver que la gente no ve lo evidente, que al utilizar tal o cual concepto se está jugando del lado equivocado de la cancha, porque sí, estás convencida de que el lado equivocado de la cancha es todo aquél relacionado con lo que ha manado de la cúpula de la iglesia católica y de la cúpula de las derechas, que conste que dices la cúpula, no la variedad que hay abajo, la cual, por fortuna, es variopinta y razona mejor, sin absolutos, aunque tú a veces seas algo absoluta, como el hecho de ser absolutamente divina para tu amor.
Regresas a tu pensamiento. ¿Por qué se te crispan los pelos cada que alguien mienta la ideología de género?
Una ideología es el "1. f. Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una personacolectividad o épocade un movimiento culturalreligioso o políticoetc." Una llamada ideología de género es utilizada para distinguir y denostar, para marcar lo diferente y resaltar su anormalidad con respecto a la supuesta normalidad de quienes utilizan ese término. Sí, una ideología es el conjunto de ideas, pero una ideología de género es utilizar ese conjunto de ideas para actuar en contra de la diversidad humana, para imponer su propia mentalidad retrógrada utilizando el argumento de la imposición en contra de su voluntad.
Aquí es donde te exaspera y da risa a la vez. Aquí es donde estás viendo justo lo que te choca de los católicos, de aquellos que dicen sufrir y ser perseguidos y maltratados por serlo, cuando en realidad eso no ha pasado, cuando en realidad su grupo ha sido el que más daño físico y moral ha hecho en la mentalidad de este país piñata.
Mucho que pensar y poco que escribir, por el momento, porque te falta la razón este día para armar argumentos suficientemente sólidos para rebatir a las gentes.
Te dispones a vestirte e ir por el pan con el muchacho de Calderón.