sábado, 29 de diciembre de 2018

A cinco días…

Cinco días son los que me faltan, cinco días de hoy a mi cumpleaños. Cinco.
Cinco no es un número feo, a decir verdad, no es par, ni se divide entre tres, es un número no malo. ¿Y tres? Tres es un número genial, se divide entre sí mismo, creo, al parecer, ya que todo es relativo en estos días, ya que nada está dado.
Y nada es como uno planea, nada, nadie, todo. Adverbios.
Cinco días para que llegue el día, el día en que quizás coma mariscos, porque es lo más rico que he encontrado acá y porque es el único local que tiene algún descuento de cumpleañero en estas tierras. Qué triste.
Es más triste no ver a los amigos, eso sí que es triste, es triste querer verlos, querer platicar con ellos, no tener muchos medios porque con el móvil no es muy cómodo que digamos, porque se me pasman los pulgares (¿la edad, la falta de flexibilidad en los dedos?), se me cansa la mano, que no la izquierda, ambas.
Cinco días y quizá sí, estoy ansiosa, expectante, también. Hay muchas cosas por hacer, hay muchas cosas por decir, por emprender, ¿y después? Ya el cuerpo dirá.
¿Y después? ¿Los proyectos pendientes?
Me carcome, sí, un poco el alma que el tiempo no me permita proseguir con los proyectos, con EL ARTEEEEEE, con la vida bella, con mi Yo-misma, con aquello que me prometí; luego me repito que me mudé, que todo va a ir bien, que tendré oportunidad de seguir, que será pronta, que habrá trabajo para darme la oportunidad, que corregiré y mandaré lejos aquello que me ha detenido por tanto tiempo. Tanto tiempo. Siete años y un poco más. No es posible, ¿cómo pasó?, ¿qué pasó? En fin. ¿Por qué tiene que ser tan difícil algo que para todos parece ser tan fácil, tan de trámite? ¿Por qué cuando lo hice con esa intención, tampoco salió a cabalidad? No, no salió. Pareciera que el trabajo académico no es para mí, que el escribir de un tema serio tampoco, o quizás he elegido mal y el asesor ha sido demasiado quisquilloso… Bugie! Sí he de ser yo la torpe que es incapaz de concretar, de describir, de analizar, de hacer cosa seria y consciensuda. Yo veo que la gente lo hace y no lo hace mal, que lo ejecutan, que logran dejar de ser sí mismos para plasmar ideas abstractas con éxito.
En cambio yo, sólo puedo hablar de mi, desde mi cabecita y mi pobre entorno. Como si sólo pudiera contar del día que salí a las tortillas y vi que el niño terminó enterrándose en la arena que había comprado su familia para seguir con la construcción de la casa.
Cinco días y no puedo abstraerme, y sólo soy yo, sin más. ¿Quisiera ser más?
Como le dije a la gata Isis en mi sueño:
"Yo sólo canto, escribo y lloro un poco."


Feliz año nuevo.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Desde la navidá

Esta vez no sé muy bien cómo empezar, ni qué escribir, sólo sé que quiero escribir porque tiene tiempo que no lo hago, ¿por qué no lo he hecho? Por el trabajo que nos damos para proveernos. Pidan a los dioses del trabajo y del dinero que este año venidero, 2019, venga lleno de ello para nosotros.
Estoy, de nuevo, en un café internet, ha anochecido ya, aún no vamos por la compra del día, pero aquí estamos, tranquilos, buscando, escribiendo, pero no mucho, y tal vez no de lo que queremos, pero bueno.
Como digo, no sé lo que escribiré esta ocasión, y debo hacerlo rápido, porque mi pila se agota, porque en esta terraza no hay enchufe, porque tengo muchas ganas de orinar, porque he tomado mucho, mucho té verde, porque no he tomado café, porque me hace circos la panza. ¿Por qué? Porque, para no perder la tradición, me enfermé, nos enfermamos, del estómago en estas fechas, no grave, pero sí molesto.
Espero que también para año nuevo y para mi cumpleaños podamos comer ricamente, porque ¡quiero mariscos en mi cumpleaños!!
Escribo queriendo escribir y sin saber qué decir, lo siento.
Escribo tal vez pensando en el año entero que me dejó sin él, y en que ya no debería ni mencionarlo, ni pensarlo, pero es que de pronto lo sueño, aunque, ¡qué maravilloso es el subconsciente y qué aún más maravilloso es desentrañar eso que se quiere arreglar en tu cabeza cuando sueña!!
Y después.
Aún no decido nada, pero no creo decir más, porque no tiene caso, aunque las cicatrices existan, aunque duelan. Ya veremos…
Durante el dolor estomacal estuve haciendo algunas travesuras, cosas que se concretarán próximamente, si los tiempos y los dineros nos lo permiten…Será.
¿Y en Navidad? 
Cenamos delicioso, fuimos felices. A decir verdad, creo que fue la primera cena de navidad que paso tranquila, a mis tiempos, en buen momento, todo, a pesar del terrible dolor de tripa. Fue una cena deliciosa, íntima y llena de amor, como nunca antes.
Gracias.
Feliz Solsticio de Invierno y feliz año nuevo, por si no puedo escribir antes.