viernes, 4 de marzo de 2016

A la gata Isis

Isis ventana

Gata Isis, gata Isis, tú que sabes todos mis secretos, tú que hueles todos mis aromas, tú que duermes sobre mí de forma líquida y poco te importa si quiero despertar o no. Gata Isis, hoy te dedico esta entrada, que no esta canción, porque no he cantado y porque a ti no te importa si canto o toco el piano, lo único que te importa es un lugar calientito para dormir. Por eso, cuando tienes ya sueño, vas por mí a la cocina y me exiges que me vaya a dormir, así como tu mamá, Baka, me exigía que me acostara en el sofá a ver televisión.
Gata Isis, me llenas de pelos no la ropa, pero sí todo el suelo; y luego parece alfombra, y tengo que barrer, pero jamás parece que he barrido. Pero no me importa, porque eres tú, la gata y yo, tu mamífero proveedor de calor y de croquetas caras. Eso tampoco eso me importa, porque eres la gata Isis, esa que nació en un cuaderno de mi madre, que se fue brevemente de esta casa, pero que regresó para quedarse conmigo.
¿Te acuerdas de esa mujer malvada que te odiaba porque la mirabas fijamente?
¿Te acuerdas de esa otra mujer no malvada que te mimaba cada vez que venía?
Y ahora que viene ese enorme y guapo hombre, bien que te pones a platicar con él.
Te quiero Isis, tal vez tú me quieras menos, qué se yo, pero estoy contigo y tú estás conmigo y eso es lo más bonito. Eso es el amor más puro.

Isis con Bucho

Isis con Bolillo

Isis conmigo y Gorritosito

Isis con Osito

Isis conmigo