viernes, 20 de abril de 2018

Angustia por la voz

Aquí estás, pensando en lo que te estaba pasando hace un año, en que no te la creías y que luego no salió como esperabas. Aquí estás, mirando las luces de la ciudad, allá, lejana. Crees poder adivinar esa gran luz rojiza, vez las antenas del Chiquihuite y ya, no ves más porque los árboles frente a ti han crecido maravillosamente y te tapan la vista. No lo lamentas, eres feliz de ver tanto verde y de no haber tenido frío este día; eres feliz porque cumpliste los objetivos del día, pero piensas en el objetivo primario de la semana, aquél que aún no se cumple porque estás a un par de días.
Sí, todo hubiera sido diferente, pero no lo es, y pasaste un buen día al lado de tus mascotas, el sol y los jugueteos con tu amor. Ah, pero tú tienes un pero, tal vez hasta dos.
Ahí estás mirando al cielo mientas el sol desaparece por el poniente, el que está a tus espaldas. Lavaste tu vestido para el domingo, te falta buscar los zapatos, los que sabes que son cómodos para salir al escenario, ¿dónde estarán?
Sabes que la mente es muy, muy fuerte y que, mientras te aferres a la angustia, privará la salida libre del aire, lo sabes. ¿Qué vas a hacer mañana? ¿Qué es lo mejor que puedes hacer por ti para dar una presentación decente al día siguiente?
Lo sabes, pero no tienes muy claro el cómo desaparecer el angustia, el cómo hacer que todo se relaje ¿Y si simplemente no haces nada y dejas de pensar en ese sólo punto?
¿Cómo se hace eso?
Sólo espero poder dar el ancho.


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