miércoles, 26 de septiembre de 2018

Un año / Un mes / Destiempo. 19s

Aquí estoy, a destiempo de las conmemoraciones del 19s y del terremoto de 1985. Estoy alejada del ruido de la Ciudad de México y me gusta.
Hemos cumplido un mes y una semana de habitar en esta colonia de Cuautla, Mor. es esta calle sin pavimento, junto a un baldío, frente a un sembradío y atrás de una torre de agua. Nos sentimos felices, aunque, para ser verdad, nos hace falta ya el contacto con el mundo exterior, con la red, pues, pero pronto, ya pronto, espero, sino, nos seguiremos robando la internet de distintos cafés, mientas nos atascamos de cafeína.
Hace no mucho fui a mi antigua casa a hacer algunos asuntos, a charlar con la madre y traerme algunas de mis cosas. ¿Qué será de ella sin mí? ¿Qué será de esa casa sin nosotras?
Al regresar sufrí, pues me entró frío en el cuerpo y al llegar al clima cálido, no tenía más que la sensación de la helada mano de la muerte sobre mí. Sí, suena exagerado, pero eso era lo que traía. El frío no se me quitó, sino hasta el día siguiente, tras una caminata hacia la señora que vende el pollo.
Antes de esa incursión hacia las heladas manos de la muerte en el cerro que cada vez se pone más pesado y sucio, tuvimos a bien el conmemorar dos sismos: El del 19 de septiembre de 1985 y el del 19 de septiembre de 2017. 
Las cosas.
Cuántas cosas han cambiado para nosotros, los pequeños habitantes del centro de este país piñata llamado México, y no. El cinismo ha permanecido, los hurtos, los robos, la fraudulencia de los gobernantes. Todo eso ha quedado exactamente igual que hace 33 años, y no, porque hemos visto lo que ya se hacía y sabíamos cómo era y una gran mayoría se ha quedado con las manos abajo, mientras que los menos han hecho algo, quizá significativo, pero demasiado pequeño para hacer diferencia. Sí, hoy me encuentro pesimista, pero es lo que hay.
En estos lares de Morelos se ve que nada, nada ha cambiado, ni mejorado, tal vez ni empeorado. En estas tierras se pone de manifiesto cómo las mentiras están allí a la luz, cómo la gente las desdice y sabe las verdades, pero cómo hay poca posibilidad para la acción. 
Tal vez estoy siendo demasiado general, pero no tengo gana de ser específica; quizá sea mi dolor estomacal de tanto tragar.
¿Y qué haremos acá, además de crear un hogar y habitar la casa de nuestros sueños?
La Revolución, quizá, una pequeña, pero más que significativa: Me conformo con sembrar muchas, muchas semillas y ayudar a alguien… Ahora estoy siento optimista, será que hay que salvar algo de estos momentos donde hay un nudo en la panza.
Y ustedes, un año después del 19s, ¿qué salvan, se salvan??




viernes, 7 de septiembre de 2018

¿Cuánto tiempo ha pasado?

Escribo desde un café en el centro de Cuautla llamado "El rincón del abuelo", ubicado en la calle Temor 38. Aún no comemos, porque estamos en la internet fuera de casa, ¿por qué? Porque aún no tenemos internet.
Buscamos oportunidades, dinero, diversión, cosas nuevas. Buscamos aventura y la tenemos, en la medida de nuestras domésticas posibilidades.
En casa todo marcha bien. Estamos haciendo mueblecitos de huacales, porque nos gusta; también estamos cosiendo las cortinas y barriendo el agua que se mete con algunas tormentas.
¿Qué más?
Pues hacemos tratos y creamos sueños, sueños que aún no es tiempo de sacar a la luz, pero ya pronto, ¡pronto! Uff…
No tengo muchas fotos aún, porque no he tenido tiempo de dedicarme a EL ARTEEEEE ni a ninguna de mis ocupaciones diarias; le tiro más a ser ama de casa y mantener aseado, para que no haya cucarachas en la cocina.
Espero no dilatar mucho en dejar bien el hogar para poder invitar a quien lo desee.

La vida en pareja marcha bien, por cierto, que ya nos vamos acomodando, ¿y la pasión? La pasión es intensa.

En el Museo vivencial de Cuautla