miércoles, 29 de agosto de 2018

Morenita Cuautla

Sentados en un restaurante de cadena para utilizar la internet. Aún no tenemos la internet, pero sí tenemos ¡estufa! ¡refri! ¡camita! Falta una lavadorcita, pero aún aguantamos.
¿Qué haremos acá? Pues vivir, experimentar, crear, ser nosotros y ser más nuevos y, a la vez, ser más viejos. Viejos y felices.
Construimos, construiremos y seremos. 
La vida se ha convertido en lo cotidiano, lo necesario, lo que falta, no es queja, es lo que es y punto. La vida será lo cotidiano, lo novedoso, la costumbre, la sorpresa, tan sorpresa como los alacranes al caer la noche o la inundación de la escalera por la tormenta extraña.
Anhelamos tomar cauce en la cotidianidad, retomar la rutina, reír y contarlos lo sucedido durante el día. Será pronto, muy pronto…eso espero, esperamos.
Y del amor, ¡qué puedo decir! Acá sigue y creciendo. 
La vida acá es lenta, pero segura, llena de calor y lluvias nocturnas. Silencios necesarios y risas auténticas.
Ya va haciendo hambre, pronto cocinaremos nuestra comidita.