martes, 10 de julio de 2018

Dos arbolitos

Por varios años he añorado mi casita, mi casita con perrito, gatito y arbolitos, no sólo dos, sino varios, los que quepan, y varias otras plantitas, las que quieran vivir conmigo. Me han dicho que hace tres años hice la propuesta, la verdad es que no me acuerdo, para mí ha pasado menos tiempo, o más, ya ni sé. Hace varios años que quiero mi casita, no sólo por ser mía, sino por ser de ambos; por saber que estaré con mi igual; por la felicidad de tener quien me ayude en el quehacer, ese asqueroso quehacer que ¡ay, cómo quita el tiempo! Ojalá sí pase.
Y ojalá que pase la casita, no tanto como la imagino, porque sé que eso es imposible, pero que sí sea de nuestro agrado, que sea cálida y ventilada, que sea silenciosa y alegre, que esté llena de amor y de sexo. Sí, para eso quiero la casita, para estar con él y nada más, bueno sí, también para estar con la gata, la perra, las plantitas, las flores y todo lo que quiera vivir con nosotros, casi todo, ratitas, no.
Quiero nuestra casita y tengo miedo de no tenerla, de que se escape, de que no se concrete, o que sea un mal trago. Sólo quiero un lugar contento, un lugar bueno y fácil de limpiar, libre de escalones innecesarios.

A veces creo que pido demasiado. A veces no me siento capaz de lograr ese objetivo, y casi ninguno. Me han dicho que es por perfeccionista y exigente de mí misma, yo creo que no, yo creo que soy lo suficientemente torpe para no llegar al auto sabotaje, sino solamente quedarme en el comienzo, porque doy vueltas en círculos, persigo mi cola, aunque ni tengo, y luego me canso y me duermo.
La exigencia paraliza, más que el miedo, quizá, y justo en este momento, el momento de la tan deseada casa, no sé cómo reaccionar. Silencio tengo, paz, también. Tal vez es la falta de certeza, pero esa nunca la voy a tener.
¿Qué más hacer? ¿qué más pensar? ¿Y decir?
Es un decir, es un eterno retorno y mejor saltar y saltar y saltar… Hasta dejar de botar, hasta el cansancio, hasta chapotear el agua que se estanca, hasta remover el polvo y estornudar. ¿Qué más?

Seguir.


No hay comentarios: