miércoles, 20 de junio de 2018

Pila del agua bendita

De pensar en otras relaciones a pensar sólo en una, hay un gran paso; hay una gran decisión, y se ha hecho. Hacer una relación consigo mismo y compartirla con otro más, ninguno más. ¿Por qué? Porque me he cansado de las propuestas insulsas, vacías, me he cansado de los "hola" sin más razón que el fornicio sinsentido. 
Aunque soy fan del fornicio sin sentido, le he perdido gusto. Aunque la vida sin fornicio no tendría sentido, no me falta, ni me sobra. Pero no quiero más fornicio, ni más coqueteos, ni juegos a que jugamos a que nos vamos a dar placer. No. Eso ya no lo quiero, porque no me llena, porque no llena a nadie. Tampoco me vacía. Simplemente, no.
Me he visto en situaciones no favorables, en momentos incómodas; a veces me he visto hasta forzada. No, no siempre quiero compartir mi sexualidad con cualquiera, ni con algún conocido. 
Más me atrae una buena charla, una plática interesante. Más me atrae que me cuenten algo, que sean amenos y divertidos, que sean imaginativos. Sí. Porque busco enamorarme de nuevo, porque sí, el ingrediente secreto es el amor, porque el cuerpo sin mucho seso no tiene gran chiste.
Busco educación, dulzura, cautela. Busco la elaboración en el discurso, las anécdotas grandiosas, o pequeñas, la fuente de risas, los ojos honestos y la lujuria infinita, todo eso junto y hasta más. 
Quiero que la magia vuelva, quiero dejarme ir con la entera confianza de que el otro está allí y no está solamente en la búsqueda de su propia satisfacción carnal. Eso no tiene mayor ciencia ni reto. Eso se puede hacer en la soledad del cuarto con mano o juguete. Quiero la satisfacción mutua física e intelectual.
¿De dónde vino todo esto?
Saber lo que en realidad soy, verme en otros ojos, verme en su negación, verme en el rechazo, verme en la aceptación total. Estuve allí y estoy acá. Seguí a pesar de mí; seguí sin podérmela creer y fui. Ahora soy.
Y en este Soy veo muy para adentro, veo lo que me construye. Veo todo lo que me puede reconstruir. Soy, el otro, el entorno. En este Soy lo desea todo de vuelta, por completo, sin preguntas, libremente.
No por mi deseo de exclusividad física, ni de delicada selección, me he de cerrar a opciones. Es cosa más simple: No Soy yo para todos, soy Yo para mí misma. Seré yo para con los que de verdad lo sienta.
He de ser pila del agua bendita para los rancheros que yo disponga.



viernes, 8 de junio de 2018

En el cielo y en la tierra.

Tengo sueño. Tengo mucho sueño. No había querido escribir nada, ni aquí, ni en el diario de papel, porque me he visto inmersa en el proceso creativo pero, ¡oh sorpresa! El proceso creativo hizo una pausa forzosa por el dolor anímico y físico de la persona que amo.
Es casi imposible concentrarme en las cosas programadas, las cosas reales y bellas, cuando se tiene la cabeza en otro sitio. Sí, sabía que eso podía pasar, pero no sabía que me podía doler así, que me podía pegar de manera tangencial y a la vez tan directa. Nos ha tomado desprevenido a todos.
Pero yo no tengo derecho a quejarme, ni a manifestar desazón. No puedo expresar más que apoyo y dar mi mejor cara, mostrar mi mejor actitud. Y ya.
¡Qué bonito se ve el cielo desde mi ventana!
Toca ser la persona fuerte, la paciente, y no me quejo, pero ojalá también mi corazón encontrara sosiego. Sé que su corazón merece más sosiego, un pedazo de belleza (le entregaré mi belleza), un toque de sabor (le quitaré los sinsabores), miradas buenas y risas.
¿Será la necesidad de sentirse necesitada o será el auténtico dolor por el otro, la compasión?
No lo sé y me atormenta un poco.
No sé si estoy siendo egoísta o si me esfuerzo demasiado. No sé cómo actuar exactamente. ¡Ah, cómo lo extraño! 
Mejor quedarme con los pensamientos tristes, con las dudas, no vaya a ser que reaccione de mala manera y no lo merezca, porque no lo merece, tampoco lo merezco yo.
Toda la tarde con sueño y en silencio, porque más vale tomar la siesta y recuperarse, porque más vale tragarse las palabras y no dejarse llevar por los tormentos psíquicos que no me competen.
Ser simplemente una  E v a  que está ahí, para cuando se le necesite. Suena duro, pero es lo mejor.
En eso también consiste el amor.