domingo, 30 de junio de 2019

Domingo dos.

Muchas emociones.
Tu amor ya se fue. Hicieron el amor con delicadeza y cariño, con un poco de dolor, como les gusta. Fue así porque tenías cosas a flor de piel.
Fueron a la marcha del orgullo gay. Te divertiste mucho. Sacaste fotos que esperas salgan bien; fue tu primera vez con foto antropológica y con Petra. También sacaste fotos de edificios que esperan no tiren pronto; fotos para tu proyecto de EL ARTEEEEEE, no, no lo dejas, ni lo postergas, le das su tiempo, así como te das tu tiempo.
Tuviste emociones gratas, diversión; te encontraste gente, no sabías que ese amigo ya tenía esposo. Te gusta ver gente en la calle y saludar.
Luego fueron a comer ramen y okonomiyaki, fue un exceso pero lo valió, más porque en tu lugar de residencia no conocen ni el ramen, ni el okonomiyaki. ¡Extrañas tanto la comida japonesa!
Como llevaste auto para tu excursión a la Ciudad de México, pudiste llegar más tarde a casa. Manejaste con mayor confianza; conoces mejor la carretera que conecta de Chalco a tu lugar de residencia. Tuviste una tarde tranquila, bastante agradable y hasta libre de lluvia.
Te gusta ser gay ahora más que antes, justo porque antes, aunque eras más bien lésbica, te ceñían más tus parejas; no te dejaban manifestarte abiertamente sobre tus gustos, mucho menos te permitían la diversión y la demostración alegre que implica la marcha del orgullo gay. Ahora no es así. Ahora puedes —y a tu amor también le gusta— ser gay, ser la bisexual que siempre has sido, feliz, orgullosa, cómoda contigo misma. Miras a tus compañeros manifestantes iguales a ti, felices, orgullosos y cómodos consigo mismos, porque, si no es abrigados entre la muchedumbre diversa, ¿cuándo?
A pesar de que siempre puede uno manifestar la preferencia sexual, no siempre se puede hacer de manera tan divertida y segura. 

Lamentablemente, en los centros laborales, en las familias, en el día a día, la gente no puede ser tan sí misma como se desea, so pena de, no sólo el desagrado, sino de la discriminación y la violencia. Tú sabes que así pasa. Y aún así, no bajas la guardia, y esperas que los demás manifestantes no la bajen, y estás ahí presente, frente a todos aquellos que se escandalizan porque van encuerados, con body paint, con plumas, con tremendos tacones, estás ahí demostrando que eres y que existes, que tus compañeros manifestantes existen y que sí son cómodos y felices, que su manifestación es válida en tanto a performance del día de la marcha del orgullo de lo que son; de lo que somos.
Tu amor es feliz, lo ves feliz y satisfecho; ahora que hay cada vez más gente de género fluido, ahora que hay más de aquellos a los que solías llamar Das, todos ellos que no sabes exactamente si son hombres, mujeres o quimeras, pero que no importa, porque son personas. Sí, tu amor es muy feliz entre lo diverso.

Pero el día acabó de manera trágica.
Al llegar a casa te enteraste de la desaparición de una compa de tu escuela secundaria, alguien con quien no conviviste mucho en tus años estudiantiles, pero que, después de muchos años, tuviste muchos puntos de vista en común con ella y te sorprendiste. La aprecias por eso, por madura, por fuerte, por inteligente, por seria. La aprecias mucho, así como todos los demás compañeros que convivieron con ella, porque sí, todos crecimos juntos en ese grupo, logramos algo, además de jugar fútbol y ser campeones de la mini liga del colegio. Estás llena de congoja, como ellos, imaginas con horror los posibles. Soñaste que ella ya estaba salva, y no. Al despertar, aún no se sabía nada de ella.
Te duele. Te da coraje. No quieres. No queremos.
Aparece, por favor.

viernes, 28 de junio de 2019

Día cinco punto dos.

Hoy no tienes mucho que decir. Hiciste tus cosas del viernes, como cada viernes. El señor de la basura sí se llevó tu basura esta vez, y qué bueno; dejaste la casa medianamente limpia, porque debe quedar limpia por lo menos una vez a la semana. 
Te quedas pensando en el noticiario que escuchas cada vez que trapeas, donde al locutor nada le parece, todo lo que dicen negativo del gobierno se le hace una exageración. Si la gente dice que está mal la obra, debe ser porque la gente sólo quiere ver las cosas mal; si la gente se opone a los nombramientos, cuando son evidentemente un favor, es porque la gente siempre está inconforme. Te preguntas por qué sigues escuchándolo, todo por la pereza de cambiar de estación. La pereza.
Tus alumnos esta vez no te sacaron tanto de quicio, son sólo chicos. Ya van como cuatro veces que les explicas el Akkusativ, ojalá lo aprendan bien, para la vida. Dicen que no vieron en la primaria las partes de la oración, que no saben lo que es el Objeto Directo, ¿es eso cierto? Si es verdad, eso explica todas las carencias en redacción. Temes del futuro. Y luego te quejas de los libros hechos a modo para fingir el fomento a la lectura, de la predicción, que, según, es sólo un ejercicio. ¿Cómo se acerca uno a un libro? Pues así, lo tomas, lo lees, tienes paciencia y pasas la página. Si es buen libro, te atrapará; si el tema te interesa, te atrapará. Todo dependerá también del estado de ánimo; no siempre se tiene humor para leer a los clásicos.
Fuiste con el chavo del pan de Calderón. ¡No tenía nada! Sólo había una telera solitita que se había tiznado un poco. Te la regaló. Le caes bien. Qué bueno que se le acabó el producto, pero ¡tú sí querías pan para tu amor! Ya será que el domingo le compres pan al que pasa gritando: "¡Pan de pueblo!" Será de nata, es el que más te gusta. Ya será.
Mañana será un día largo y esperas cumplir los objetivos.
Irás a la marcha del orgullo gay con tu amor. 🌈

jueves, 27 de junio de 2019

Día cuatro punto dos.

Hoy tuviste un día sorprendente. Hoy te despertó tu amor. Fuiste dichosa, a pesar de que tuvo que partir rápidamente. Te quiso sorprender. Te llevó bombones. Fuiste contenta, fuiste feliz. Lo acompañaste a la puerta en tu bata no vaporosa, así, sin chones, como te gusta dormir. Tu amor está muy guapo.
Después despertaste bien y viste con estupor cómo defendían el juzgar la vestimenta de una mujer, como si eso fuera causal de acoso. "La vestimenta decente no causa acoso". Pareciera que mi amiga no recuerda que no importando la ropa, los monos feos joden en la calle, en shorts, en pans, en vestido largo. Cualquier mujer considerada medianamente atractiva será sujeto de acoso sí o sí. Pero eso, al parecer, mi amiga no lo recuerda. Aún al final dijo que si su hija saliera con pantaloncillos cortos la regresaría a casa, porque no querría que ella se expusiera a los depravados.
Los depravados no ven la ropa. Los depravados ven a las mujeres hechas objetos y desean poseerlas, porque para ellos no importa la envoltura, no importa la mujer en sí, para ellos importa la acción de poseer.
Perdiste tiempo de tu vida tratando de comprender los argumentos deformes que aún plantea la gente, argumentos que usan los machos para justificar sus acciones y quedar impunes, argumentos que usan las autoridades para justificar su falta de acción y dejar impunes a los agresores, atenuar su falta. ¿De verdad no lo ven?
Tuviste un día variopinto.
Cantaste otra vez. Comprendiste mejor lo que tenías que hacer, aunque no fue del todo bella tu ejecución. Esperas volver a lograr una bella voz en un tiempo no muy largo; necesitas volver a ti. Tan lo necesitas que sacas fotos, que tienes ideas, que no plasmas, que mejor cantas. Necesitas otro guitarrista, porque el anterior resultó ser un tarado…
Te pusiste contenta cuando tu amor te dijo que sí fueran a la Marcha del orgullo gay, llevarás a Petra, sacarás fotos, ¿dónde están todos los rollos? Esperas tener aún alguno por ahí, esperas poder sacar buenas fotos, siquiera sencillas, pero buenas, no sin antes ir a comer ramen, ¡porque quieres ramen desde hace tantos meses! En tu nueva ubicación no conocen el ramen, menos el okonomiyaki. Hasta llevarás el auto para poder regresar más tarde a casa. Quieres cumplir todos los objetivos del día.
Estás contenta.

miércoles, 26 de junio de 2019

Día tres punto dos.

Tomates.

Dicen por allí que no todo es miel sobre hojuelas. Bien lo sabes, no te agüitas, tanto.
Anoche tuviste una desavenencia con tu amor. Tú querías una cosa y él, otra. Todo terminó en despedirse temprano y ver las series que estás siguiendo en su ausencia. ¿La razón? El trabajo.
Todo parece más pesado de lo que se pensaba, y no tanto, por el momento, por la execrable mujer, sino por cuestiones de pagos y cheques y cosas que ponen de mal humor. No, no todo es sencillo, ni quisieras que así lo fuera. Sólo hubieras querido que te contara su día, como te lo había prometido.
Al final simplemente se fueron a dormir; cada quien por su lado.
Hoy estuvo todo mejor. Hubo explicaciones, besitos y cordialidad. 
Él a lo suyo y tú a lo tuyo.
El quehacer, el tianguis, el cantar, el pendiente máximo. 
Hoy sí que avanzaste en eso, no sin quererlo mandar lejos, como siempre, porque estas realmente exhausta, harta, porque te sientes la más torpe en cuanto a análisis literario. ¿Para qué o qué? Tú sólo querías leer y escribir bonito, no querías otra cosas. Tú sólo querías escribir bien ficción y alguna que otra cosa (no te engañes, sólo querías escribir ficción). ¿Y dónde están tus sueños ficcionantes? Enterrados bajo más de doscientas páginas de un análisis que ya no quieres, ¿serán menos, acaso, serán ciento cincuenta? Bueno, si en el capítulo tres son noventa y ocho…En fin. Avanzaste.
También cantaste. Te diste cuenta que te falta toda la condición del mundo. Pensar que llegaste a estos rumbos con condición para cantar hasta un musical entero, pero ahora, ahora no eres ni la sombra de lo que hiciste hace un año. Aunque, a decir verdad, llegaste a estas tierras con dudas sobre tu técnica vocal, dudas que nunca pudiste resolver con tu maestro porque él se fue de gira y tú te mudaste. ¿Algún día las aclararás? ¿Algún día tendrás para ir a tomar tu clase de $500.00 MN (más transportación ida y vuelta) a la Ciudad de México? Esperas que sí. Mientras tanto, tratarás de no desesperarte con tu falta de condición física. Ya no eres lo que eras. Ya eres vieja. Pronto dejarás de servir.
En lo que eso pasa, aprovecharás la garantía que este cuerpo aún te proporciona…(¿Por cuánto tiempo?)
Ojalá el cuerpo te alcance para lograr todas las metas que aún tienes por delante.

martes, 25 de junio de 2019

Día dos punto dos.

Fufú

Escuchas música que te gusta, justo en este momento. ¿Es LCD Soundsystem? Crees que sí, tiene eso que te gusta, ese ostinato que siempre te atrapa. Te gusta la música que te deje dormir, que te deje pensar, que te permita perderte en ella. No la música ruido, la música gritos, la música carente de ritmo, melodía y armonía. Te gusta la música porque sabes qué es.

Te ríes un poco de lo que pasó esta mañana. Hasta te sientes importante. Te han espiado en tu red social favorita, han pretendido insultarte. Sabes que lo mejor es neutralizar. Te viste tentada a responder un una pintura, una canción, cualquier cosa fuera de lugar. 
No dijiste nada.
Te felicitas un poco; lograste tranquilizarte. Avisaste a tu amor que algo podría pasar y seguiste.
Reíste mucho. 
Tenía rato que alguien intentaba meterse contigo, ¿o no?
Si justo por eso dejaste de interactuar con desconocidos en la otra red social. Pareciera que el tener una identidad digital te hace merecedor de insultos, o te hace poseedor de la razón absoluta, o te hace experto, o te hace el más ignorante.
Asuka

Tu amor tiene toda la razón al decir que un dispositivo móvil es una persona; es una extensión de cada uno. Sea personaje armado, sea una máscara o una armadura; la personalidad que reflejamos en los perfiles digitales no es otra cosa más que un sí mismo. El que cada quien quiera plasmar lo mejor (aunque luego resulte que es lo peor) de sí mismos, no implica dejar de ser uno.
Ah, qué mujer tan desagradable. Es decir, lo sabías, pero de verdad no pensabas que se fuera a meter en tu red social favorita para encararte, siendo que no están agregadas.
Hoy te dedicaste a tu casa, por fin pudiste cocinar sopa y guisado, por fin pudiste comer sin dolor de panza, aunque te llenaste  rápido y sientes aún algo de inflamación. Esperas que pase pronto para poder comer el helado que tienes guardado en el congelador desde que tu amor se fue, el helado que ni él se comió porque se le hacía tarde.
También pudiste leer tu novela Desirée, viste a Napoleón a través de sus ojos. Pensaste que has dejado esa parte de la Historia universal muy atrás, que tal vez deberías leer un poco al respecto, porque para ti en este momento es mera anécdota. Cada vez eres más ñoña, qué horror.
Suena el de los camotes. Contemplas el salir por uno, ¿se podrá? No podrás, Isis está abajo y las gatas acechan la puerta.
Hoy tuviste, consideras, un buen día, hasta hiciste un poco de lo que necesitas hacer para avanzar en la vida. Todavía harás un poco cuando termines de escribir esto.
Ya te contará tu amor su día.

lunes, 24 de junio de 2019

Día uno punto dos


Te levantaste tarde, realmente tarde. La lluvia siempre te arrulla.
Realmente no te querías levantar, ni hacer nada. El día anterior fue extenuante en lo emocional. Piensas ahora que tienes un nuevo enemigo mental. Luego no lo quieres; no quieres gastar tu energía en eso; luego regresas. Eres siempre así.
Anoche te desahogaste un aquel amigo que no has podido ver en años. La vida da vueltas, y la vida te muestra que el mundo es un pañuelo y que todos se conocen, pero aún no lo saben.
Crees que te duele la panza por todo esto. ¡De nuevo te jode! Ya acabaste tu tratamiento y aún no te sientes con ánimo de devorar. ¿Será la falta de tu amor en la casa?
Tu amor dice que le gusta mucho la vida contigo, en casa. Piensas que quizá no gozó de eso en muchos años, no sólo lo piensas, lo sabes. Te sientes mal porque no está en casa y, a la vez, te sientes bien porque el esfuerzo ha valido y la casita que te has empeñado en cuidar ya lo es. Sólo necesitaste unos cuantos meses y algo de orden para conseguirlo.
A ti también te gusta tu casita con él. Le gustan las gatas latosas, la gata Isis molona, las plantas crecientes, los zapatos que nunca tienen orden, porque sí, es parte de ti que haya cosas que jamás tomen orden en tu vida, como los zapatos o los libros y cuadernos que tienes justo frente a ti.
Hoy no hiciste mucho, y sí, hiciste más mandados para la casita, le llamaste por teléfono para preguntar cuál era su marca de desodorante, hiciste compras, regresaste, cocinaste lo de las gatas, calentaste tu comida y comiste sí, con algo de dolor de panza.
Comenzaste a pensar en cómo seguir tu cometido pendiente de años. Es realmente complicado analizar esa novela como las otras tres; tiene otra estructura, no empata con el resto. Habrás de seguir y ver que pasa, total, que te han regresado el texto entero ya más de tres veces. Quizás es porque eres una persona incapaz para la teoría literaria, pero ahí vas, de tonta…
Hoy tomaste una foto bella y veraniega, te sientes orgullosa de ti porque sacaste a Petra. ¿Habrás logrado una buena toma? Esto también está por verse. Cosa del obturador y de la velocidad de exposición. Ya aprendiste algo.
Empieza una nueva semana.

domingo, 23 de junio de 2019

Domingo uno.


Sentada en la banqueta y llorando. Así te encontraste cuando tu amor se fue.
Las gatas te observaban; una echada panza arriba frente a ti, otra tallándose contra tus piernas con excitación.
¿Qué es un libro? ¿Qué es literatura? ¿Qué es literatura infantil y juvenil? ¿Es algo hecho a modo? Estás convencida de que así es... Por eso siempre tienes tus reservas.
Tomaste dos horas de tu domingo para una asesoría en linea, para un pequeño trabajo; no creíste que iba a ser tan largo. Te quedaste sin tu amor de pronto. Tuvo que correr para tomar su camión a Izúcar, y te quedaste sola de nuevo, sola con las gatas, los trastes por lavar, la cama bien tendida y las plantas.
Hoy, que no hizo tanto calor, es decir, que no hizo calor, pasaste una tarde dividida. Eso debe ser el ser grande, supones, no sabes. Te indignas con la estrategia de fomento a la lectura en donde, antes de leer un libro, se hace la pregunta al supuesto lector de qué predice que leerá allí, ¿cómo que qué predice? Pues va a leer y ya, y punto. Si uno no sólo lee un libro por el qué, sino también por el cómo.
Por eso la gente lee las cosas tan mal, tan a destajo. No es la cantidad, es la calidad. Sí, ahora así lo haces. No importa ya que, siendo junio, aún no termines tu novela Desirée. Es buena y punto. No es competencia para leer cualquier basura.
Se fue tu amor y te pesa. Se fue porque no la está pasando bien, porque hay una tipa venenosa, estúpida, inepta, ambiciosa, muerta de hambre, que lo está molestando, que lo insulta, que no lo deja hacer su trabajo, que se cree la manda más, que es capaz de tronarle los dedos y ordenarle cualquier tontería, con tal de sertirse superior.
Sentirse superior. Como si quien tuviera un computador, un teléfono móvil, de última generación fuera superior. Más que una persona superior, ella es una mala persona, de esas que no deberían cohabitar con nadie.
Tú sí la madreas.
Tu enojo es mucho, más porque no deja en paz a tu amor, porque se mete con él, y se mete contigo, sin saberlo. 
Tú lo adoras, y sabes sus flaquezas, y sabes sus valores. Los mismos que compartes con él. Ambos saben lo que es el verdadero valor de las cosas, no tanto por su esfuerzo, no tanto por su valor sentimental, sino por la utilidad y por toda la vida útil que se les pueda dar; porque no todo es desechable, nada debería de serlo.
Te recriminas por haberlo animado a tomar ese empleo. Te recriminaste más, después de que te dijo que lo que él quería era dar clases. Y ahora te reprochas aún más, porque no la está pasando bien, porque le implantan estrés innecesario y porque, por el momento, no puede hacer nada para sacudirse a ese parásito de la arqueología mexicana.
Lloraste, aún con tus gatas al lado, lloraste. No por quedarte sola, y sí, sino por su infelicidad.


viernes, 21 de junio de 2019

Día cinco punto uno


Explanada de la antigua estación de ferrocarril de Cuautla

Pensabas que no escribirías hoy, pero sí, lo harás; lo harás porque tu amor no está acá. Al parecer tiene alguna complicación en su labor. Tendrás que esperar un día más; una noche más.
Los días no te parecen tan pesados como las noches. A veces llenas de mosquitos; a veces llenas de malignos. Hoy llevas dos, uno en la tardecita y otro ahorita en la nochecita. No te gustan los alacranes y menos estos, que son de los peligrosos.
Tu relación con ellos ha cambiado un poco. Antes de daban terror, ahora también, pero les puedes pedir disculpas cada que matas uno, y no lo harías, si no supieras que  se pueden ir a esconder a tu ropa y hacerte pasar un trago muy amargo. Si no fueran tantos, si no fueran de los más venenosos…
Hoy le dijiste al que mataste: "Lo siento animalito" Tu cabeza da vueltas y vueltas pensando en el método de repelerlos en los próximos meses: el periodo de apareamiento, porque parece ser que no hay repelente que sea efectivo, porque el único producto en el mercado que había, el mentado Ajax Expel𝁤, lo quitaron por motivos mercadológicos, el único que sí daba resultados. ¿Por qué no fumigas? Porque no, eso es darle muerte a los otros bichos y no es lo que quieres, porque no estás convencida de que la raza humana sea tan especial como para erradicar a los demás para su comodidad. ¿Cómo hacer para que los malignos no vengan a explorar dentro de la casa?
En lo que resuelves eso, tienes que acomodar la ropa que no has podido acomodar: Ahí está la montaña de ropa limpia. Esperará, primero quieres escribir un poco.
A todo esto, ¿por qué estas escribiendo diario? ¿No te dan miedo vaciarte, quedarte sin ideas de lo cotidiano? 
Escribes porque lo extrañas y no hablas con nadie, más que con tus gatas; aunque hoy hablaste con tus alumnos, pero eso no cuenta, son humanos en desarrollo, lento desarrollo. Y no, no temes vaciarte de ideas de lo cotidiano; siempre hay más y más pensamientos, siempre hay un porqué indignarse, un porqué quejarse, un porqué agradecer, un porqué recordar.
Y justo anoche y hoy, mientras limpiabas, te acordabas de aquella persona que rompió tu corazón. ¿Habrás hecho mal tú en enamorarte locamente? ¿Fue él el que no se la quiso jugar por cobarde? ¿Fuiste tú la que se imaginó las cosas? Dudas, aunque sabes que no, que no imaginaste nada, que estaba allí la reciprocidad, que fue él el que decidió retirarse del todo por miedo a cambiar su status quo.
Selbstbetrug?
Las cosas que piensas cuando limpias el hogar. A decir verdad, casi todas las veces que haces aseo consciente de la casa, le das vueltas a las mismas anécdotas.
Pero sí, él fue el de la cochinada.
..…………
Sonreíste otra vez.
El chavo del pan ya te reconoce y sabe que te encantan las banderillas y sí, sus banderillas son formidables. Ya ningún panadero tiene la habilidad de dejarlas crujientes y en el dulzor perfecto.
Pararás. Esa ropa no se va a guardar sola.


jueves, 20 de junio de 2019

Día cuatro punto uno.

Hoy tuviste un día bueno, productivo al menos. Saliste de casa a más o menos buena hora, hiciste tus mandados sin contratiempo. Llegaste justo a la hora de comer y listo. Nada como el placer de comer el arroz ese que has ido perfeccionando en estos meses. Antes se te batía un poco, antes no era tan perfecto, pero, desde que llegaste acá, haces el mejor arroz de tu vida. ¿Será que es el que venden acá? También, pero tus platillos son cada vez mejores gracias a tus utensilios de cocina, esos que trajiste de casa de tu madre y que de todos modos ya no utilizaba. Esos hermosos hierros que cuecen sabrosa la vida.
Caminaste sin mucha preocupación después de comprar los higaditos Isis, tomaste una foto que te salió interesante. Decidiste ponerle un filtro para darle el toque caluroso, todo por no cambiar la configuración de la cámara. Y piensas en Petra; quieres usarla. Si acaso no te diera miedo sacarla a las calles de Cuautla y Yautepec, sacarías las fotos verdaderas más chulas. Ya habrá el tiempo.
Quieres volver a practicar tus artes. Tu foto, tu canto, tus tablas. La escritura, al parecer, la has estado practicando mucho últimamente, todo gracias a la ausencia de mi amor. (Aunque sea en este diario, pero es práctica, porque es constancia). De igual manera, anoche hiciste una entrada para otro sitio, una muy sencilla y con fotos vistosas. Pensar que ya ahora una imagen dice más que un millón de palabras.
¿En qué momento nos volvimos tan visuales?
¿Eso nos está minando el intelecto?
Pareciera que sí, que lo visual simplemente está arrasando con nuestra capacidad de discernir, de empatizar, de tratar con el otro. 
Piensas mucho en tus amigas.
Tus amigas tan lindas, tan inteligentes todas. Por eso las amas, por eso son tus amigas. Piensas en tu amiga de la infancia, en que sufrió mucho en diciembre por la pérdida de su padre y que no pudiste estar a su lado por una méndiga enfermedad, ni cómo ir. Te sientes mal por no acompañarla, realmente mal. La ves a través de la red social. Le escribes a veces. Ves cómo se desenvuelve, cómo quiere, cómo vive, cómo se divierte. La conoces desde hace tantos años que podrías adivinar por qué hace lo que hace, y te sientes mal de haber estado tan lejos de ella durante años, de no haberla podido entrevistar para EL ARTEEEEEEE. La has invitado a tu casa este verano. Ha dicho que viene. La esperarás gustosa. Le harás comida sin carne porque ya no la come (tampoco miel, eso es muy raro); le presentarás a tus gatas y la llevarás a pasear a ver el tren, oh, ese pobre tren que hacía no muchos años aún corría, pero que ahora, misteriosamente, le faltan piezas importantes y es imposible echarlo a andar.
Vendrá.
Este verano se te muestra caluroso, pesado, expectante.
Ya pronto vendrá tu amor.

miércoles, 19 de junio de 2019

Día tres punto uno.


Te despiertas. No te quieres levantar. Sabes que hoy toca hacer lo que debes hacer; sin más, pero, oh, sigues mala de la panza. Ni modo. No querías salir, pero tienes que salir. ¡Al médico! No quieres ir con el médico mamón de la otra vez, pero ni modo. Puro ni modo. 
La cosa ha de ser simple y no lo es. ¿Qué es del radfem y su separatismo? ¿Qué es de la gente que se da golpes de pecho y enarbola la bandera discriminatoria de la ideología de género?
Ni te acuerdas de eso. Tú tienes que ir al médico este día. No puedes seguir así. Te acuerdas de lo bello que fue cuando estuviste mala hace unas semanas y le dejaste el mando de la casa a tu amor. ¡Qué rico fue! Aunque hubiera sido más rico no haber estado mala. Ay, pero fue tranquilizador saber que la casa no se caería a pedazos, que las gatas comerían, que tú comerías sin tener que mover un solo dedo, porque tuviste que permanecer en el lecho del dolor. Pero ahora el lecho del dolor tenía que esperar.
Te arrastraste fuera, te bañaste, vestiste, saliste. No encontraste al médico. ¿Otro médico?
Tomaste un transporte público. Viste que abrían un consultorio, así que bajaste y entraste ahí.
Resultó ser una médica agradable, no como el médico mamón, una mujer que sabía de los trastornos de la MENSTRUACIÓN en tanto a lo gástrico-intestinal. ¿Por qué no se habla libremente de eso? ¿Por qué nos quedamos calladas?
Una cosa es la discreción y la mesura y otra, muy distinta, es no decirnos entre nosotras lo que nos pasa. Quizá así no habría tanto espanto durante los cambios femeninos. Tal vez. 
Sororidad, la palabra que no existe en castellano, pero que sí existe en otros idiomas, la palabra del momento, la única que nos puede llevar por buen camino a todas nosotras, las damitas.
Saliste del médico. Caminaste bastante bajo el rayo del sol para ir por tu medicina. Llegaste a casa, bebiste agua, tomaste tu medicina, hiciste pollo con verdolagas; siempre te salen muy buenas. En este pueblo se venden bastantes verdolagas y a muy buen precio. Eres feliz y saludable.
Con tantos contratiempos corporales poco has podido hacer de lo que tienes que hacer; acaso redactaste el examen de vocabulario para el viernes. A ver si mañana puedes avanzar en lo pendiente.

martes, 18 de junio de 2019

Día dos punto uno


Despertaste. Ora sí despertaste. Te vas a levantar porque sino, no harás todos los puntos del día. Te sigue doliendo la panza, pero ni piensas en el médico, ya se te pasará, te dices.
Te bañas, desayunas. ¿Qué te habrá hecho daño? No importa ahora. Tienes que salir a tu entrevista;
una entrevista que duró mucho. El chico no le vio mucho futuro a mis talleres. ¿Por qué no? Es cosa de dar la promoción exacta. Le vio más futuro al de poesía, sí, pues la poesía, ¿pero qué?
Tal vez sea que esté peleada con la poesía.
Sales. Tienes más cosas por hacer: que el banco, que la comida, que el mercado. Mejor te comes una picada de tinga que te cae medio pesada, pero que no te da contratiempos, ah, pero el pan con queso de la casa…
Sigues la tarde. Es realmente tarde cuando llegas a casa. Tan tarde que apenas si puedes desnudarte un poco para quitarte el calor del cuerpo. Pronto tendrás que salir para los demás trámites. Más trámites.
Te explican la situación. No hay más que hacer. Dejas tus papeles. Ya se verá si se logra el objetivo o no. ¿Y la panza? Ese pan con queso te sentó gracioso; tienes que hacer uso de las instalaciones sanitarias. Agradeces el hecho de que haya agua y jabón en el baño de la plaza, no como en otros lugares del país.
Escribes en relación de hechos este día, porque no tuviste tiempo para pensar, sólo actuaste y padeciste tus dolores.
Ojalá mañana estés mejor.

lunes, 17 de junio de 2019

Día uno punto uno.


¿Qué es el hacer las cosas sola nuevamente?
Despertar sola, desayunar sola, hacer lo que toca del día sola.
Y que te duela la panza sola.
Total que no hiciste lo que tienes que hacer. Aún puedes hacerlo. Te la piensas porque se te fue el día en el recargón. Todo por andar comiendo pozole y manita de puerco.
La noche no fue tan dura, no salieron malignos, ni llovió locamente, tampoco hubo muchos mosquitos. 
Simplemente fue un día extraño, desperdiciado en la fila del supermercado, tratando de aprovechar las ofertas de día. ¿Sí habrá sido oferta?
Y luego nada. Dolor de panza, pesadez, y una llamada por hacer.
La haces y ¿por algo suceden las cosas?
Ahora, de nuevo, todo es incierto, de nuevo no sabes qué pasará con el pedazo de tierra que te corresponde. Si acaso ya podrás fincar, o tendrás que esperar un poco más.
Ya quieres fincar.
Anoche la luna estuvo realmente linda, lo hiciste saber. Te hubiera gustado no tener que verla sola. Te hubiera gustado compartirla con quien más amas en este mundo, y en el otro.
Oh, de nuevo ese dolor de panza (no debiste haberte comido ese bombón del día de la madre, ni modo, por glotona).
Y una amiga muy linda ha parido, lo ha logrado de manera natural. La felicitaste porque pareciera que en estos días los médicos de este país ya no desean los partos naturales. Por ahí leíste que son importantes para el cuerpo de la madre y para el desarrollo de hijo por nacer. Por ahí leste que una cesárea está mejor pagado en un hospital privado. Para pensarse, ¿no?
En fin, que quizá no estás sola, pero sí en silencio, porque tu gata casi no me habla y las gatitas de afuera están derretidas en el cemento. (Ay, pero ni hace tanto calor).

jueves, 6 de junio de 2019

Pequeño manual con fotos para la copa MENSTRUAL

Muchas amigas y conocidas están por animarse a usar la hermosa copa MENSTRUAL, así que finalmente le he dedicado un poco de tiempo para poner aquí algunas fotos e instrucciones que, espero, les sirva.

Primero no olviden lavarse las manos y la copa, o tenerla esterilizada.

1. Hagan su copa como taquito:

2. Así se debe ver, como una orejita. Hay otras formas para doblarla, pero mi copa no es tan suavecita y ya me he acomodado así.


3.  Mi otra mano es la vagina. La introducen de esta forma, primero un lado y luego el otro. No quieran meter la copa-taquito toda de sopetón. La vagina está cerrada más durante la menstruación.

4. Aquí ya se muestra la copa-taquito más metida en la vagina. No la suelten aún.

5. Ya está metida en la vagina. Aún está hecha taquito; es decir, no se ha abierto. No dejen que se vaya muy profundo aún, porque sí, se va para adentro. No pasa nada, no hay a donde se vaya y sí la pueden expulsar gracias a sus músculos pélvicos. 
En este punto, mantengo agarrada la copa del pivote y pujo un poco, hasta sentir que se abre gracias a la fuerza de mis músculos. 

6. Una vez abierta, y para cerciorarme que ha quedado, meto mi dedo a un lado y le doy vuelta. Cuando da vuelta fácilmente la copa MENSTRUAL está abierta y lista para usarse. En dado caso de que no se haya abierto con pujar este movimiento les ayuda a que quede abierta del todo.

7. Miren, le estoy dando vuelta a la copa con el dedito.

8. Y así es como debe quedar abierta del otro lado (por donde no podremos ver).


Si no les sale a la primera, no se desesperen, sáquenla empujando y con ayuda del pivote y vuélvanlo a hacer. Respiren hondo y que se vaya al diablo el mundo exterior. Están con ustedes y punto.

Una vez colocada debes esperar no más de 12 horas para sacarla y vaciarla y volver a introducir. El tiempo lo dirá tu cuerpo. Irás descubriendo cada cuándo hay que hacer el cambio.
Para el cambio no hay más que vaciarla en la taza, enjuagarla con agüita y volver a introducir. Cuida que la copa no esté en contacto más que con tu mano y tu vagina, eso sí. Si pasara un accidente, la puedes lavar con agua y jabón muy bien. No pasa nada.

Es de lo más lindo usar copa MENSTRUAL porque te conoces a ti misma, sin tapujos, sin que nadie te venga a contar nada. Te manoseas a gusto y sin morbo (ya el sabroseo y el deseo vienen contigo y en todo momento).

Y recuerda siempre, siempre, tener las manos limpias (y libres de chile, au)