sábado, 26 de mayo de 2012

Lo que gustes.

Con la sonrisa perpetua, la mirada encendida, los pensamientos más perdidos, la felicidad evidente y los silencios amigos.  Así quedaré por días, en los viajes carreteros, con los ojos llenos de sueño y con ansias coquetas por encontrarse con Alguien. (Ese Alguien de la anécdota que casi no se cuenta).
La Certeza llegó. Se quedará en este torrente sanguíneo, en las hormonas desatadas, en la química cerebral, en el cuerpo dispuesto. Se quedará también en las memorias en papel y en las electrónicas, en los oídos de unos cuantos que preguntan (y en los que no preguntan), en los lugares cálidos, ahora impregnados de besos, en el lugar predilecto y acogedor de nuestros deseos.


Amor simplemente.



lunes, 21 de mayo de 2012

Carromato


El ruido se ha incrementado. El volumen es mayor día a día. Habrá cosas que saldrán casi sin querer; habrá otras que se harán patentes. Ocultar o gritar. Leer o escribir. ¿Por qué o si se puede y?
De eso no se trata, todo es cuestión de decidir. Vivir simplemente. Dejar vivir. Hacer una oda a lo complicado y saborear el óxido y el dulzor de las novedades.
Experimenté la sorpresa, me dejé enredar en ella. A veces la felicidad no se niega, sale por los poros, resplandece.
¿Qué se hace entonces con los dolores y las penas? Las lágrimas hicieron almohadas líquidas, mientras en las sábanas se dejaba cubrir el calor exquisito de las ganas.
Todo precipitado, todo lleno de sentido. Los deseos de conocer cosas nuevas llevaron a lo delicioso, lo que siempre se quiso.


domingo, 13 de mayo de 2012

Si el silencio se rompe.


Si el silencio se rompe es porque no existe tal cosa, o quizás porque es endeble, o quizás porque hay más ruido en el mundo. Yo también puedo romperlo entonces. Yo también puedo enumerar los pasos de la pérdida y cargar las respectivas culpas y responsabilidades. Tal vez no sea bueno. No, no lo es.
El silencio a las cosas aligera cargas, refresca mentes, esclarece pensamientos, con el tiempo, porque las necedades sólo dejan mal sabor de boca y bilis por todas partes. ¿Por qué preguntar por lo que no se quiere saber? El silencio es sabio y también es valiente.
Sólo sé decir lo que quise alguna vez, que yo quise, que yo amé, que me esmeré en demostrar el amor, en cuidarlo, en hacer cada uno de mis actos cariñosos. Sólo sé decir que mi corazón es claro, que no se equivoca en lo que es mejor para mí y no es caprichoso. Sólo sé decir que jamás me arrepiento de los caminos que elijo y que he sido feliz por cada decisión tomada, a pesar de tener luego que cambiar de ruta.
Sé decir que fui la mejor que pude y que en eso sigo, que quiero luchar por el que veo mi camino (o mi destino), que hay misiones finalizadas y metas por alcanzar, que debo seguir adelante, porque eso es lo que quiero.