domingo, 31 de diciembre de 2017

Reflexión del año viejo.

Caos, este año no ha sido más que caos, este año se fue en proyectos sin realizar, en sueños sin cumplir, en temores, en terrores. Este año acaba ya.
Lo mejor, que acaba ya. Lo no mejor es que cumplo un año más. Un año más es un año menos, o, viéndolo de otro lado, un año más es un año gastado en quién sabe qué. En qué…
Gastado en sexo, gastado en amor, gastado en gasto, en días, en horas, en planes sin cumplir. Gastado es pequeños pedazos de nada y en monumentos sin acabar: En monumento a la yo académica ahí está, inconcluso.
Un año de aventura feliz y abrupta desventura.
Un año donde mucho se quebró, casi todo, todo y no. Un año que pintaba estable y despintó, se desdibujó.
¿Y es año que está por comenzar? ¿Será mejor o peor? O sólo será un año. ¿Se lograrán los proyectos? ¿Se concretarán los planes? ¿El monumento académico quedará concluido para nunca más volver a ese mundo? ¿Se lograrán hacer las cosas en vez de sólo teorizar al respecto? ¿Se logrará poder comprar, adquirir, habitar, cohabitar? ¿Habrá sexo? ¿Habrá comida? ¿Habrá?
Es un año donde se espera lo que se espera, donde ya se debería concluir lo empezado en este año que acaba, ¿o no? ¿verdad que sí, sí?
Este año que acaba me quita algo más que doce meses de mi existencia, me quita un pedacito de confianza ciega, de ilusión, de sueño y coquetería. Me quita una chispa bonita y abolla mi divinidad.
Debería decir que este año me llenó de aprendizajes, quizá sí, pero aún no puedo decirlo, porque hay dolor, se irá, pero aún está. ¿Por qué?
¿De qué trata la esperanza del año nuevo? La esperanza de que todo será distinto, de que es un nuevo comienzo, de que todo irá bien. ¿Todo irá bien? 
Necesito que todo vaya bien.
Feliz año nuevo a todos. 


martes, 26 de diciembre de 2017

Sin salir a jugar

¿Qué se fue?
Lo que se fue.
Se fue esa chispita en los ojitos, esa cosita ilusión. Se fue la sonrisa fácil y alegre. Se fue esa gana de sólo gozar y ser gozada y un poco de inocencia.
Se fue la inocencia.
Ahora todo es seriedad, sobriedad, cautela. La locura se ha ido, la risa coqueta, también.
Se fue la inocencia.
Se murió un poquito eso de creer que la cosa bonita se da así nomás, sin meditar, porque se da y se dio, pero se detuvo y tal vez sé por qué, pero se murió poquito.
Y lo sé, se murió y no se murió, lo murieron, porque consideraron que así era mejor, porque el ya-no-juego fue salvación para él y todos sus amigos; mientras tanto mi juego se rompió, se aplastó, lo aplastaron, lo dejaron sin posibilidad de volver a ser jugado, lo ensuciaron.
Era una niña pequeña, muy feliz, muy contenta y muy feliz, una niña que siempre supo jugar sola, pero que le gustaba compartir las cosas bonitas e importantes con los que más quería. Una niña que se sabía poseedora de sí misma, de su cuerpo, de sus pensamientos, de su voluntad, una niña voluntariosa, si se quiere ver así. Era una niña que tenía la capacidad de discernir entre a quién y a quién no confiar sus más oscuros secretos y sus secretos más íntimos. Una niña que mostró sin más su corazón y…
Se le murió la inocencia, ahí quedó nomás; un pequeño pedazo de belleza mancillado por la duda y el miedo irracional.
No creo que la niña se haya equivocado, no lo creo en absoluto, simplemente, simplemente, le han roto uno de los tesoros. Esta niña ha olvidado un poco el cómo salir a jugar.



jueves, 14 de diciembre de 2017

Estación Obsesión

De hablar y hablar, de pensar y repensar. De eso está hecha la obsesión.
Unos me dirán que no le dé más vueltas, que me hace mal. Otros me dirán que eso no tiene solución. Otros, que todo es confuso porque no tiene sentido y no, no lo tiene.
Quizá tenga un sentido oculto, quizá no; quizá él le encontró sentido, muy probablemente se inventó toda una historia en su cabeza para salir avante en la lid y quedar bien parado.
No, lo lamento, no has quedado bien parado.
Si bien, pocos o casi nadie sabe tu identidad, esos pocos también esperaban más de ti, al igual que yo.
Ahora viene la fase de la obsesión y ya fue; más bien, está la fase del bonito recuerdo, aquél con el que una bella dama prefirió quedarse a arruinar el romance con la realidad. (Se llamaba Gonzalo).
Sé que no hay nada que entender; sin embargo trato de reconstruir los hechos, rearmar los momentos, revivir y volver a sentirlo todo, todo, desde la dicha, hasta el placer; desde la incredulidad, hasta el desequilibrio.
Sí, era la mujer más feliz.
¿Y ahora?
Si bien, no soy la persona más infeliz, tampoco estoy feliz; estoy más bien triste. Triste repasando los pasajes dolorosos; triste acariciando los gozos y sonrisas. Triste siempre y siempre triste.
De pronto mi cuerpo se tira, deja de hacer, suelta las manos y mantiene la mirada fija en no se qué y así podría estar por horas, casi días o medios días, y no pienso en nada, más que en ti, pero ni siquiera pienso en lo que podrías estar haciendo, sino en lo que ya no pudimos hacer. No por mí, sino por ti. Sí, esta quizá sea la etapa de la culpa, no hacia mí, sino hacia ti, porque lo único malo que pude haber hecho fue decirte lo que en verdad quería de ti y ya. Eso fue todo. Das war alles. 
En en camino nocturno sólo pude repetir a manera de mantra dos oraciones:
Der Ofen ist auf. Er lacht dazu. (Acabó. Él ríe de ello) 
Der Ofen ist auf. Er lacht dazu.
Der Ofen ist auf. Er lacht dazu.
Y todo por tu risa cuando recordaste que sí se dice en alemán 'ja'. Fuiste cruel.

Después leo palabras muy bellas, palabras que me llenan de ganas para seguir viviendo este proyecto loco, donde se me dice que siga seduciendo, que siga con el amor libre y que siga siendo ejemplar. Me lleno de lágrimas, lágrimas de amor y alegría, porque sí, soy más que un receptáculo de duda e inseguridad.
Soy una persona llena de divinidad.


martes, 12 de diciembre de 2017

Schmerz/Leid-Dolor

Duele y ya sé por qué.
Duele porque así no iba la canción.
Así no iba la novela.
Así no iba la historia.

Duele porque esta vez no lo sabía, no lo vi venir y sí. 
Y cuando lo vi venir lo negué porque así no iba.

Que todo era una fantasía, sí.
Que era una aventura, sí.
Pero acabó en injusticia, sí.
Pero era real, sí.

Duele y no hay remedio, sólo duele.
Y me repito que no hice nada malo, me lo digo.

Tal vez este horror comenzó antes de los siete estornudos.
Ese violento temblor que nos llevó a todos lejos de nosotros. Ese temblor que formó las grietas.
¿En qué consistió mi grieta?
En dejar salir el amor, cual mancha voraz, en abarcar a todos con él.

¿Y el amor? Ahí quedó.
Apenas salió, embarró poquito y mejor se lo sacudió.
Eso duele.
Se sacudió su porción, quizá con dificultad, eso lo puedo creer, pero al final no la quiso.




Ya se irá el dolor, ¿ya se irá el dolor?

domingo, 10 de diciembre de 2017

Triángulo

De esto no iba a escribir, no tan abiertamente, pero lo haré.
Estuve en un triángulo este año, un triángulo amoroso. Una parte era mi relación formal y otra la mal llamada no relación, que terminó en enamoramiento bárbaro y loco, imposible o posible. 
Una no relación llena de ambigüedades, gustos, placeres, disgustos y padeceres.
Pensaba que no iría más allá, luego pensaba que podría ir más allá. Pensaba que podría haber oportunidad de ir más allá y justo en el momento de hablar, de intentar, de querer dar un paso, algo inesperado se atravesó.
Llámalo vida.
Esperaba más de esa persona. Bien sabía que se solía guardar en una concha, él se decía ostra, pero su reacción fue totalmente inesperada.
Al final, aunque lo niegue, él tomó la decisión, una decisión bien meditada por toda una semana, mientras estaba yo en ascuas. Eso no importa ahora. 
Sí importa. Sus razones importan, porque fueron totalmente injustas, porque atentaron contra mi dignidad, mi ser femenino y mi ser divino, aunque lo niegue, aunque lamente que yo lo vea injusto.
Él sabía muy bien con quién y a qué se metía. 
Yo siempre fui honesta con él. Totalmente.
Le enseñé mi corazón
Lo cuidé.
Le brindé todo lo que podía brindarle en esos momentos. Los momentos.
No puedo escribir claramente.
Sólo sé que:
Todo estuvo hablado. Todo está hablado. Todo comenzó con siete estornudos seguidos, una infección, medicinas, sistema inmunológico comprometido, el horror y más horror:
La duda.
La duda lo mata todo.
El enojo de sentirse castigada, aunque diga que no, juzgada, aunque diga que no, culpada, aunque lo niegue todo y diga que ojalá lo entienda. Tal vez entienda.
Ojalá él entienda el porqué de este enojo, de por qué lo considero una injusticia y casi un pretexto.
Ahora debo arreglar todo de nuevo, el amor que siento, ese amor que ahora es no amor porque no me quiere lo suficiente y decide protegerse de todo mal, facilitado por todo lo que no puede controlar.
Decepción.
Dolor.
Ojalá hubiera sido diferente, ojalá hubiera buscado una buena explicación, ojalá me hubiera propuesto una solución entre todos, ojalá se hubiera quedado, ojalá no me hubiera dejado sin él.
Sé muy bien que sigue y cómo. Sé que no era eterno. No me lo esperaba tan pronto.
Ojalá me hubiera querido lo suficiente.



sábado, 2 de diciembre de 2017

1ro. de diciembre

Empecemos por el inicio, terminemos ya.
Que de este año lo único que he sacado ha sido un gran temblor.
Tal vez estaba en mi zona de confort, tal vez todos lo estábamos, ¿y luego qué? ¡Plas!
Para algunos no significó nada, para otros todo. 
Nuestros hogares se movieron de más, demasiado. Tuve fortuna en no perderlo, pero mi hogar interior quedó blandito, frágil.
Ahora puedo llorar por lo que duele, así, sin más. No aguanto mucho tiempo cuando hay algo que cala. ¿Qué cala?
El saber, el constatar que no he alcanzado lo que me he propuesto.
El que alguien externo me diga que no me apuro a hacer, realizar, tal o cual cosa.
El ver cómo el tiempo me ha comido y pues nada, aquí todo sigue igual… Todo igual, ¿o no?
Lo que ha hecho diferente este año puede o no continuar, puede y no depender de mí.
Una cosa depende enteramente de mí, pero estoy un tanto rota.
La otra no, no sé, ni quiero saber, ya no.

He quedado demasiado blanda, demasiado insoportable para mí y los demás. A cualquier provocación puedo volver a sentirme mal, triste, decepcionada, decepcionada de mí.
Esta vez no me siento aislada; esta vez articulo mis tristezas y me siento fuera de lugar, porque todos los demás están tristes también.
Seguiré porque así debe de ser.

Esta entrada es una basura.
A veces aún tengo los miedos irracionales.
Quiero una cama calientita, de menos.

¿Qué más puedo decir??
No quiero un cambio, quiero lo que quiero, completar, terminar, acabar, lograr.
¿Y mi divinidad? ¿Acaso me ha abandonado? ¿Acaso se fue como el agua en los manantiales tras el temblor? No la siento, no me abraza.
¿Y esa terrible necesidad de amar? ¿Se detuvo? ¿Me abandonó? ¿Me he equivocado y no era eso?
Me extraño.



domingo, 19 de noviembre de 2017

19 de noviembre o el ingrediente secreto es el amor (segunda parte)

La eterna enamorada: Yo. Y enamorada eterna.
Qué decir que no se haya dicho ya. Qué decir…nada.
Todo y nada.
Recuerdo ese día frente al laboratorio de biología, recuerdo haberle dicho y que él sólo me dijo: "¿Qué? No entiendo." Y se fue a clase.
Recuerdo los días que vinieron, días sin escuela y que esperaba una respuesta, cualesquiera que fuera, aunque en realidad esperaba que me dijera que sentía lo mismo.
Lo que vino después ya no importa; ya no importa porque él ya está conmigo, y lo estará todo lo que resta de esta vida, porque así él lo quiere y así yo siempre quise. 
Las cosas se mueven, fluyen, los sentimientos cambian y permanecen a la vez. 
Antes ese amor era una llamita necia y constante. Ahora se ha convertido en un fuego abrasador que todo arrasa, todo y a todos. ¿Será que el amor es como un hogar? ¿El mío así es?
Es constante, eso sí, ha sobrevivido años, muchos años, muchas relaciones, kilómetros, calores, fríos y vientos. Este amor es grande y bonito, es vasto, avasallador, aplastante, comprende desde mis chinos hasta más abajo del suelo que pisan mis pies. Mis pies, esos que él ama y mis chinos, los que se enredan en los dedos amantes.
Mi cabello que ahoga.
¿Y qué hice ese tanto amor hace tantos años? Me lo comí. Lo fui digiriendo día a día, mes a mes, año con año, se fue lavando, secando, humedeciendo, hinchando, descosiendo y renaciendo, hasta que un día, 14 años después, la respuesta que esperaba ese 19 de noviembre, resultó ser la que quería oír.
Tanta vida, tanto recorrido.
¿Vale este aniversario?
Lo vale para mí; eso es lo importante.
Y mientras siga constante este amor, lo seguirá valiendo, porque ese fue el día en que por primera vez me atreví a demostrar lo que siempre negaba, a decir aquello bien guardado, a sonreír nerviosamente y expresar lo más hermoso, (aunque días después el resultado no fue del todo favorable).
Este 19 de noviembre con este amor vasto y los tiempos transcurridos soy otra, más que la misma y sigo queriendo, amando, deseando y esperando a que la vida me sorprenda y me lleve por donde menos había esperado, a su lado, siempre.
Ay, de este amor tan grande y abarcador, que en todo está, ¿dónde más irá a parar?


domingo, 5 de noviembre de 2017

La última vez

He decidido que esta temporada será la última vez que haga mis pays de calabaza. ¿Por qué? Será la felicidad, o la infelicidad. Será que ya no vale la pena, o sí.
La luna me está sorprendiendo gratamente desde mi ventana. La luna no tiene brillo propio. Nunca la veo dese la ventana norte. Ha de ser que todo ha cambiado y tanto ha cambiado, que he decidido que esta será la última vez, el siguiente año ya no hornearé para venta, por mi vida, por mi cansancio, por mi sueño. 
Será la última temporada porque me es más cansado que satisfactorio. (Gracias luna por seguirme iluminando). Lo será porque no le veo más caso, porque quiero y necesito dedicar mi tiempo a mis cosas, especiales y no, a lo que creo que soy y a lo que soy.
Yo no soy lo que hago; yo no soy lo que estoy haciendo.
Esta temporada será la última en la que venda pays de calabaza. Eso no soy, esa ya no soy.
El amor es el ingrediente secreto, dije, pero el amor ya no está más allí.
La luna ya casi no se ve desde mi ventana; ha subido en el horizonte.


domingo, 29 de octubre de 2017

El ingrediente secreto es el amor.

Pocos comprenderán el porqué de estas palabras.

Cuando hago un postre, sea capirotada, pan de elote, pan de plátano sorpresa, flan o toma mi gama de pays, de queso con mermeladas, de pera, de manzana, de calabaza, cuando hago un pastel de cumpleaños especial y personalizado, tengo un único propósito: Complacer al otro, darle un bello recuerdo, llenar un momento de buen sabor y darle, también, un poco de mí.
Aprendí a hornear por el deseo de la cosa dulce después de la comida; quería hacer algo bello y sabroso, porque lo dulce tiene que ser, además de delicioso, vistoso, sino, no es lo mismo.
Hornear implica seguir instrucciones precisas, tener paciencia y calma, soportar cansancios y tener el cuidado necesario para que salga rico.
Para hornear no se necesitan máscaras ni apariencias, todo lo contrario: Es honesto, es sincero. 
Cuando lo hago, sólo soy yo y la motivación de que salga lo más perfecto posible y agradar paladares.
No estoy escribiendo esto con ánimo de presumir.
La mezcla de ingredientes y la magia de su cocción es como el amor mismo, la hechura del amor. Se requiere paciencia, mesura, dosis precisas, cuidado, gusto por el placer, armonía y consciencia plena.
Cuando uno se aburre de hacer cierto postre, es mejor descansarlo un rato, para que, después vuelva a salir gustoso. 
Es es y se sabe y no puedo exactamente escribir lo que estaba pensando.

Ante el temor y la incertidumbre, ante la zozobra y el desamparo, queda bien, o tomar la acción, o tomar consciencia. ¿Qué ha estado pasando? La acción me llenó de energía y de cansancio; la consciencia me va dejando esperanza y razones para seguir.
Esta tarde hubiera sido realmente gracioso dejar la horneada a medio hacer y desaparecer de este mundo matraca, pero no lo hice, y no lo hice por el amor que hay en todos lados, por el nuevo proyecto, por la vida nueva después de la destrucción del pequeño mundo.
Será necesario vivir según la consciencia que se ha ido despertando, aunque me sienta un poco aislada del resto, y no.
El nuevo lugar desde donde me dispongo a verlo todo tiene caos y orden y orden y caos, tiene esperanza, generosidad, egoísmo y valor. Tiene más abrazos, cuerpo, miradas,  placeres, preguntas, también tiene respuestas. Quisiera que ese lugar fuera la respuesta.
¿Qué pasó después de la gran sacudida? Simplemente somos parte de un gran todo y la forma de aceptarlo y lograr vencer al terror es abrazarnos con el todo, entregarnos a Natura, sentirla verdaderamente. Y cuando se le siente, se puede expresar de diversas formas lo que es ella, tanto con grandes actos heroicos, como con las más pequeñas acciones.
En esta empresa, en la que sigo mientras permanezca en este mundo matraca, me dedicaré a las más pequeñas acciones, las tiernas y dulces, al Arte y a la horneada, porque ambas son de mí para el otro, para agradarlo o para provocarlo, para complacerlo, para deleitarlo o, incluso, incomodarlo. Así he sido siempre, creo, pero ahora ese será mi camino, porque ese es el camino del amor y de Natura.

Cuando hago un pastel, un pay, un postre, lo hago con deseo de agradar paladares y de plasmar allí algo muy de mí, el amor que jamás digo, pero que siempre está allí, loco, lastimado, bullente, silencioso, increíble, grandilocuente, discreto y siempre auténtico.

Pan interesante de elote.

Desde allí comienza todo.

martes, 26 de septiembre de 2017

Un pay de pera y las variables.

Varias veces leí crónicas sobre el temblor del 85, cómo muchos salieron corriendo, otros se les hizo tarde, cómo el 19 de septiembre de 1985 fue un día que se no sucedió. Nunca creí vivir algo parecido y menos en una fecha tan similar: 19 de septiembre de 2017, el día que no sucedió, que se canceló. 
No sé si aún estoy lista para escribir algo al respecto, pero ahí voy, porque es necesario para la mente.
Ese día iba a salir más temprano de lo que acostumbro para ver a un viejo amigo, iba a venderle un pay de pera. La noche anterior nos habíamos puesto de acuerdo, nos citamos dos horas después de lo que ya nos habíamos citado, gracias a ello, el temblor no me tocó en la calle y estuve en casa para atender la peligrosa emergencia que surgió.
La noche anterior mandé emails, busqué lista de regentes de la ciudad e invité a una amiga a mi recital de Lied alemana, el cual, por obvias razones, se pospondrá. El día iba a transcurrir según lo planeado.
A eso de las 12 del medio día comencé a ensayar mis Lieder, dos vueltas por canción, un poco desganada, por alguna razón, que ya no recuerdo, mi voz estaba cansada, pero aún así, había que estudiar y no perder condición. Cuando terminé de cantar, apagué mi pista y me quedé un momento mirando hacia la esquina de mi cuarto, decidiendo qué hacer en los pocos minutos que me quedaban antes de bajar a comer, cuando de pronto sentí, oí, el gran azotón de la tierra, todo era ruido. Tuve unos segundos para pensar en qué bajar, tomé el celular, mi reloj, busqué las llaves en su cajita, pero no las hallé, bajé corriendo las escaleras y saqué a la chica que nos ayuda en casa, que el agua de llave abierta, ni modo. Nos quedamos en medio del patio, sintiendo, mirando, cómo todo se estremecía, cómo la casa y las ramas de los árboles no paraban. Traté de calmarla. Nunca en mi vida había sentido un movimiento tan violento.
Cuando terminó aquello, aunque dijeron después que aún no había parado, entré sola a la casa, cerré la llave del agua y apagué la estufa que estaba encendida, entonces, oímos un ruido espantoso, ¿qué era eso? Subí a ver, pensaba que se había roto una tubería y no, era el tanque del oxígeno de mi madre, se había caído y roto una válvula y el oxígeno salía ruidosamente. Lo levanté y no supe que hacer. Bajé de nuevo, pensando en una explosión. Llegó un vecino, me dijo del sonido y le pedí una llave para cerrar el tanque. Subí de nuevo y vino a mi mente la imagen de la válvula de arriba y pude cerrar el tanque.
Después de tranquilizarnos un poco y ver que estábamos incomunicadas, salí a buscar un teléfono público para avisar que estábamos bien y localizar a mi madre, porque trabaja en Fray Servando, en un edificio feo y viejo, de esos que la SEP acostumbra rentar para que sus empleados trabajen. Caminé hasta encontrar el único teléfono de monedas funcional, porque la gente del Ajusco acostumbra romper los teléfonos. Estábamos varios intentando localizar a los nuestros, todos en la angustia. Llamé a casa de mi novio, ahí me contestaron, pero había salido. Llamé al celular del Huehue muchas veces, hasta que me conectó. Me dijo que mi madre ya venía en camino y que él estaba atorado en el tráfico. Llamé de nuevo a mi novio y me dijo cómo se veía todo allá abajo.
La tarde fue silenciosa y larga. Mi gata estaba muy asustada y se escondió abajo de las escaleras. La saqué y nos fuimos a recostar al sillón del estudio porque se negó a estar en mi camita. Tuve miedo de mi cuarto.
Llegaron todos. Mi madre y yo envolvimos el tanque del oxígeno en una cobija. Nos dormimos.
Al día siguiente no podía pensar, no podía seguir nada, olvidaba donde dejaba las cosas, tenía sueño, pero no dormía, tenía hambre, pero no terminaba mi plato, me molestaban los ruidos fuertes y, para colmo, mi gata seguía muy asustada. Me quedé en el estudio todo el día, hasta que en la noche pude hablar con mi novio. Se armó la brigada.
Primero organizó a sus alumnos de la UAEMEX, que se fueron a Ocuilan, me parece,o tal vez no, y luego se coordinó con unos chicos del Poli, de la escuela de medicina y homeopatía. La cita era a las 12 del día en Tlalpan y Periférico para salir a Morelos.
Gracias a una bella amiga, se consiguió transporte para los médicos, mas no llegaron nunca. Tuvimos que salir del Tec de Monterrey con varios carros llenos de despensas, pero sin personas. Nos dejaron en Totolapan y de ahí, mi novio y yo, experimentamos la magia de los hilos que unen a la gente. 
La Brigada Fantasma se terminó de armar en Tlayacapan, Mor., estuvo conformada por los de 30 y tantos, mi novio y yo, profesores y 7 estudiantes de la ciudad de México y Morelos de entre 19 y 23 años. Nos llevaron a Tetela del Volcán y ahí estuvimos en remoción de escombros, mientras mi novio también coordinaba los otros grupos que salían de la ciudad y llegaban a diversas poblaciones de Morelos.
Él sentía que hacía poco, porque no llegamos con médicos, pero después vimos como el hecho de ir de avanzada logró que varios grupos viajaran hacia allá y se pusieran a ayudar. Sólo faltaba el primer impulso.
Agradezco infinitamente la vida que me ha tocado recorrer, las vivencias, el carácter demoniaco que tengo, que tenemos, su paciencia, mi capacidad de soportar el desgaste físico, nuestros recorridos de curiosidad en la ciudad, nuestras vivencias en campo, el hecho de que ambos hayamos tratado con chicos de 17 a 25 años en clase.
Todo se fue acomodando y fluyendo. Nuestros miedos cesaron. 
Nuestras vidas son otras ahora. Hemos comprendido, experimentado, cómo es que los hilos se juntan, nos atan y desatan, cómo nuestros caminos se van haciendo hacia un propósito y luego otro y otro, y, sin notarlo, vamos construyendo cosas hermosas.
Somos esas variables que destruyen, ejecutan, edifican, detienen, que sufren y gozan. La Madre Naturaleza, la constante. Responsables somos y acciones debemos tener, para bien, de preferencia.
Falta mucho por hacer. Y en eso seguiremos.
Somos otros, nuestro mundo se acabó y comenzó otro no exactamente igual, porque en nosotros está el mejorarlo.




domingo, 10 de septiembre de 2017

Una loquilla

Hoja en blanco.
Pensamientos acostumbrados.
Ruido. Silencio. Comodidad. Angustia.
Yo no sé qué son los celos, los conozco. Son la puerta del tormento del inseguro, la alarma imaginaria, la pesadilla y el reproche a media noche. ¿Decía que no sabía qué eran los celos?
Recuerdo esa vez de sueño, el llanto y el castigo por algo no cometido.
Pero hay una diferencia grande entre la opresión en el pecho de los celos y el drama a gran escala. 
¡Qué voy a saber de ello! Si todo eso quedó en el pasado remoto, muy remoto. ¡Qué voy a saber, si no lo recuerdo!
Yo no, pero sí mi cuerpo. No tiene la culpa la música, sino el evento. El acondicionamiento…
Y si he despegado es porque he querido, no importando nada, más que mi propia vida y mis placeres. Si temo, debo aguantar y seguir adelante, no hay manera de detenerse. Si caigo y me lastimo, no habrá sido la primera vez, la primera vergüenza o el primer desazón.
Y ya estoy volando y se siente bien, pero ahora temo el azotón, la dureza del suelo, que la inseguridad me carcoma. No hay mucho seguro, a veces nada, pero sigo volando.
Sólo espero ser suficiente.
(Sí, a veces me dedico a no ser clara.)


miércoles, 6 de septiembre de 2017

Las cosas simples.

Me gustan las cosas simples.
Pensaba que todo se debía al estilo de vida heterosexual que he estado llevando y no, es algo más complicado, mejor dicho, complejo. La idealización de alguien y no mirarlo aquí en la tierra. ¿Cómo se pueden acercar dos seres si no están en el mismo plano? 
Pon los pies en la tierra y mira mis ojitos, luego mira mis pies y bésalos, pero bésalos porque son míos, soy yo y es mi cuerpo. Bésalos porque me amas y no porque puedo darte algo a cambio, ¿qué podría yo darte que no te he dado ya? Sí, supongo que más. Tampoco es cuestión de alardear y decir que soy la mejor, que soy infalible, porque no, no lo soy. Afortunadamente he sido falible toda esta vida y eso me ha hecho ser quien soy.
¿Qué es el amor romántico? ¿Cómo se ama románticamente? ¿Cuál es el estereotipo de amor, del enamoramiento? ¿También hay estereotipo de la pasión? O todo es simplemente un tipo de, una tipología del amor, de lo romántico, del enamoramiento, de la pasión. Muchos lo han hecho ya y no sé si estoy calificada para hacerlo también. 
Me hundo en mis sueños y veo puertas, un baño, frío, charlas, ganas de no estar allí. No es un lugar cerrado, tampoco abierto. No sé siquiera si sea un lugar. ¿Tampoco sé si es amor? ¿Cómo puedo estar segura de que lo es? No, de eso no he huido nunca, ni me da miedo, ni creo que lastimará (aunque lo sé), pero no me importa. Si lastima, así será (¿estaba escrito?), o son las decisiones mismas, las tomadas a tal grado de consciencia, que se sabe por antelación el resultado posible. 
Mientras tanto, a gozar, que el mundo se va a acabar.
Me gustan las cosas simples, aquéllas que hacen feliz en un instante. Las comidas sabrosas, bien sazonadas, los lugares calientitos, el chocolate verdadero, igual que el café. Podría corregir y decir que en vez de gustarme las cosas simples, me gustan las cosas auténticas, aquéllas donde no es necesario alardear el valor, donde a simple vista, gusto, olfato, tacto, se sienten.
No quiero la elaboración y lo fingido, no quiero lujos innecesarios. El verdadero lujo es gozar del amor, la compañía, las cosas, la vida, sin complicaciones ni presentaciones suntuosas, que lo suntuoso ya es uno mismo.
Ama.



viernes, 1 de septiembre de 2017

Supuesto aniversario

Divertido, muy divertido el ver la insatisfacción, la irresponsabilidad, la inmadurez emocional de la que hace gala aquél que un año atrás me pidió negarlo tres veces (o algo así). Más que gracioso, es penoso, penoso el ver cómo oculta algo que no es nada, ni lo fue en ningún momento, porque era fugaz y mero divertimento, no más. ¿Cariño? Sí, tal vez hubo, pero no el suficiente como para tambalear mis relaciones o poner en perspectiva mi vida.
En realidad no es nada, no fue nada. ¿Lo extrañé? Sí, como se extrañan los buenos momentos o quien aguante tus malos pensamientos.
Ni modo, ¿qué se le va a hacer? ¿Qué puedo hacer ante una persona maniatada por su propio gusto?
Y pensar que yo… (no termino la frase).
Cual si fuera realmente importante y no; quien fue importante aún está, o no, pero estuvo. ¿Quién de ustedes es capaz de hablarle a una desconocida para preguntar si aún tienen contacto con su pareja en turno por celos de algo que pudo o no haber pasado cuando no se estaba o se mantenía relación con con la dicha pareja en turno? Y usted, pareja en turno, ¿es incapaz de sosegar a la fiera que se ha despertado por las imaginerías de terceros? ¿Qué tanto mal le ha hecho que no puede ponerle un alto?
Pobre tonto.
Mejor sigo con mi camino, este lleno de sorpresas y pequeñas satisfacciones, lleno de luchas, campañas, empresas y amores. Lleno del todo y la nada y de las maravillas causadas cuando los caminos verdaderamente importantes se juntan.
¡Qué más quisiera ese pobre tonto el tener la libertad de amar de los modos todos en los que se puede amar!
El modo honesto. El modo silencioso. El modo extravagante. El modo nihilista. El modo sibarita. El modo libertario. El modo desprendido. El modo que a uno le dé la gana.
Lo siento, tú que fuiste amigo, por estar ahí, en el no modo.
Mientras tanto yo, en mis ensoñaciones varias, seguiré pensando gratamente en nuevas y viejas formas de ser mí misma; me seguiré mostrando cada vez más tal cual soy, no tendré más empacho, porque sí, un amor, un cariño, la enunciación del mismo, me hace más segura, confiada y relajada.
Ahora puedo ser yo.



lunes, 17 de julio de 2017

De la capirotada del amor.

Regreso de un viaje bien planeado y placentero. Conozco gente nueva. Conozco un lugar no conocido antes. Me duermo. Despierto. ¿De qué tanto hemos hablado? De toda nuestra vida y obra, de los deseos, la vida, los sueños, ni tan sueños. Hemos hablado de hecho, energía, voluntades. Todas las voluntades sin falta. Esas voluntades que son dueñas de nuestros errores y aciertos. sí, de eso hablamos.
Los pequeños detalles, los que construyen esta vida. ¿Qué es lo trascendental? ¿Acaso importa?
O será que vinimos a esta vida al puro gozo, ¡quién sabe! No sé quién en verdad querría saberlo o, ¿qué tal si sabemos la respuesta a todas las preguntas del universo y no nos gusta? Sí, lo sé, eso ya ha sido escrito.
A veces olvido los lazos importantes porque se me remoja el cerebro de tanta lluvia sin ton ni son, por esta lluvia de va de arriba a abajo y que enfría las articulaciones. 
Nada como un pequeño viaje para reconocer a las personas hermosas, las acciones, las fortalezas, todas esas cosas de las que nos hemos ido construyendo: El valor de los años. ¿O será del tiempo? Sé que todo esto puede no tener sentido, mas poco me importa.
Pocos y muchos saben que cuando hay un conflicto anímico en mí, lo mejor que puedo hacer es capirotada (pan endurecido, miel de piloncillo, canela, coco, pasas, nueces varias, queso). La mayoría de las veces funciona, pero esta vez no solucionó todo, quedó un poco de aquello que lastima, aquello que encuentro cuando miro fijamente mis ojos en el espejo, lo que juega en mi frente cuando dejo que mis pensamientos se estanquen, eso que he dicho y que, de alguna forma, no ha llegado del modo adecuado al receptor.
Lo cierto es que, entre más conflicto anímico haya en mis emociones, mejor sabor tiene la capirotada y esta capirotada, salió riquísima…sin embargo…
Algo quedó atorado, algo detonó el dolor y el silencio.
Nada como los nuevos aires para mirarse y poder hablar de sí mismo, reconocerse, conocer al otro, mirar con los mismos ojos esos otros ojos, transformarse. Sonreír al saber lo valioso que es tener un amigo entrañable que siempre estará allí, a pesar de las distancias, los tiempos, los estudios, los hijos; y al saber que siempre se podrá conocer con aún más
profundidad a alguien.
Estaré feliz al mirarme en el otro y escuchar las maravillas que puede decir de mí.
Estaré feliz de ver nuevamente al verdadero amor, estar allí para él, tratar de darle un poco de mi felicidad.
Regresé muy feliz.

Centro Cultural Mexiquense Bicentenario.

lunes, 19 de junio de 2017

Del presente. De la religión.

De la religión. 
No sé de qué sirve tener una religión si no se tiene fe verdadera, si se cumplen con los pasos por mero lujo, si te escudas en ella para juzgar a los demás, aquéllos que tú piensas que no son como tú, que no son iguales, que son inferiores a ti. Sí, quizá también estoy juzgando, pero muy desde mí, no escudándome en algo que alguien dijo que dice, porque no, tampoco te has metido a leer y a investigar. No sé de qué sirve decir que se es de tal o cual religión, ceñirse a preceptos caducos, llenarse la boca de jesuses y dioses y no ver lo que está alrededor. 
¿Qué me molestó?
Un hombre que se subió al transporte público a gritarle a la gente que por pensar estaba pecando, un hombre que citaba libros del viejo testamento, o eso creí oír, para decirle a los usuarios de dicho transporte cuán mal estábamos en la vida. ¿En serio? ¿En serio esa gente no puede ver la bondad en el otro? ¿No puede ver la verdadera conexión, los hilos de colores, esa Herrlichkeit que abraza?
Creo que no.
¿Qué más me molestó?
Una niña que, presumo, está haciendo la tortura del catecismo, platicando gustosa de lo que vio y tiene que ver en sus lecciones, del viejo testamento, también. La niña se veía emocionada y contaba sin cesar a sus padres, mientras éstos no la escuchaban, no la miraban, estaban absortos en el celular, viendo quien o qué les había respondido alguien en su red social. ¿Para qué llevan a la niña a clases de religión si ellos no se interesan, ya no tanto por la religión, sino por su propia hija?
De verdad que no entiendo a la gente, a toda esa gente que dice tener una religión, que dicen que cumplen con ella, que gastan mucho dinero en las fiestas, las ferias, las misas. No los entiendo, no veo cómo llevan su vida a través de la culpa y de juzgar a los demás, a través del amor de dientes para afuera y no de la verdadera aceptación. No entiendo cómo no pueden ver la belleza de este Mundo y cómo su pobreza es tal que sólo recurren a su divinidad cuando se encuentran en dificultades. Es eso. Justo es eso.
La incapacidad de reflexionar sobre la que dicen es su religión da por resultado pobreza mental. Qué triste.

Del presente.
Un día, una hora, un minuto, un segundo. Respirar y estar en el momento, sin viajes al futuro, sin imaginaciones, sin planear nada más allá de lo que se come en el momento, lo que se hace, lo que se vive y simplemente disfrutar. De eso se trata ese juego, del momento. El momentum. Y no desear nada, más que el otro esté bien, que el otro siga siendo amable, que el otro esté en disponibilidad. Ah, pero los momentos. El momentum. Cada precioso detalle, el tacto, la mirada, lo dicho y no dicho. Lo escuchado, cada acto, cada gesto, la confianza o responder a las preguntas apasionadas que tal vez no se deberían haber hecho y, sin embargo, se hicieron, por la incertidumbre del futuro y del presente mismo, por la necesidad de solidez. El presente y la solidez, la inexistente solidez, porque sí, la vida parece ser líquida, fluye y, mientras se mueve, todo estará bien.
Unos dirían que nada hay nuevo bajo el sol. Yo diré que siempre será mejor si fluye y si se siente bien.
La belleza

domingo, 11 de junio de 2017

Un once de junio.

En silencio, después de haber visto una película sobre las posibilidades de la vida, con la gata maullando a un lado, me dispongo a escribir sobre este once de junio y sus maravillas, sus milagros, sus hallazgos y esperanzas. 
Veo que la gata se acomoda, porque quiere calor, porque es adicta a hacerme compañía y porque ya está vieja. Ronronea. Siempre que la gata yace junto a mí y exige que no me mueva constato lo que es el amor verdadero, el de los ojos de la plena confianza y la última mirada antes del fin del mundo, ese fin del mundo que sí nos llegó y que pocos percibimos. Corazón.
El once de junio es el día de mi Amor. El día en que recuerdo que alguna vez estuve locamente enamorada, que lo seguía y perseguía con la mente, los ojos y eventualmente mis piernas. Es el día que alguien más escogió para que naciera y el día en que se funda mi amor.
El día que no es el día porque es un error, pero es el día porque deseo, y siempre deseé, que lo fuera (el amor, no el error), es el día que se marca mi eterno amor, mi deseo, el sueño, la esperanza y la fe, esas que estuvieron dormidas bajo kilos y kilos de realidad y negación, pero que siempre, como yo, estuvieron allí, expectantes.
Ese salto de fe que siempre me había negado a dar, que me mata de miedo, ese salto es el que me mantiene aquí y ahora junto a él, el que siempre ha sido mi sueño y mi deseo, él, el magnífico entre todos. Corazón.
¿Qué es el Amor después de todo? No es el negar lo malo, lo sucio, lo doloroso, es sumarlo y justo ponerlo al lado de lo maravilloso, lo impoluto y lo placentero. El amor es una mezcla rica de todos, como un batido de fresa con notas de amaranto y una cereza fresca encima, como un buen café aromático y cargado, bien negro como mi alma, revitalizante.
El amor es llegar a prisa a ver a alguien, llevarle cosa rica, es la risa a la distancia, la entera mirada en los detalles más hermosos sin que el otro se de cuenta y el amor está en todas partes, en todas formas, en todos los sabores. 
Aunque unos digan que eso no es cierto, aunque unos nieguen que son capaces de experimentarlo, aunque todo esto se lea cursi, esto es el Amor y más, porque entre menos pienso, más maneras encuentro de decirlo, de decir que el amor es una cama suave o la firme pared que todo lo sostiene, dejar dormir al otro o impedir que el sueño interrumpa las pasiones, salir a jugar y tomar un helado o sentarse a ver televisión y comer una hamburguesa. El amor es compañía, comprensión, entrega y confianza, esa plena confianza que me hace llorar en la novela de Kundera. 
¿Será el amor eterno retorno, así como año con año está en el calendario, sin falta, un once de junio?
Sólo sé que el once de junio es el día de mi Amor y que ninguna tormenta emocional me arrebatará el sosiego de saber que el Amor, ese que siempre quise, está conmigo.

El amor

domingo, 21 de mayo de 2017

Lo que es la nada.


Una pregunta sin respuesta, hecha a la ligera, pero que encierra los secretos y silencios, los tesoros mágicos y realmente bellos, tan bellos como mirar a un gato lavarse la patita, con los ojos entrecerrados y luego acomodarse entre los libros y apuntes, para seguir dormitando y acompañarte en el placer intelectual.
¿Qué es la nada o la responsabilidad de amar al otro, de cuidarlo, de procurarlo, de no mentir ni engañarlo, de serle leal y procurarle cariños, ternuras y mimos.
¿De qué trata todo aquello que está encerrado y que de pronto dejamos salir? ¿Para qué compartirlo? ¿Para qué sacarlo a la luz? ¿Para qué hablarlo? ¿Para qué decirlo? ¿Para qué enterar al otro de los temores más profundos?
Y ¿para qué seguir escribiendo?
La responsabilidad de cuidar el corazón del otro es de una sola persona y las decisiones que se tomen siempre afectarán al otro, se quiera o no, por eso siempre es mejor que el otro esté enterado de lo que se hace, para evitar engaños, para no romper la confianza. En caso de que no se le vea el caso decirle al otro los actos que podrían atentar contra la relación, ¿qué tan seria y verdadera es ésta?
Sólo pude manejar todo con respecto a las posturas, a mantenerse firme en el dicho y no cejar, ni dar marcha atrás en el proyecto y, he de confesar, que lo he dicho también un poco por mí, por mantener mi fe en lo que hemos estado construyendo, en el proyecto de vida que hemos planeado y en lo que siempre quise y anhelé. Porque no hay motivo verdadero para detenerlo, porque lo otro son meras ensoñaciones y gozos, tardes para el recuerdo.
Quizá peco de fría, quizá peco de caliente. Una cosa es todo lo que uno puede imaginar y otra la más pura realidad, aunque ¿qué es la realidad? Esa pregunta sin respuesta que a veces está hecha a la ligera y a veces no tanto, pero que encierra los miedos, esos que uno decide compartir y que te atormentan.
Y sin embargo, aquí sigo, haciendo lo que me propuse y cumpliendo lentamente las metas— dichas y no dichas, dichosas y no—que me propuse al iniciar el año.
Lo más interesante de todo esto, son las personas que inesperadamente se están acercando a mí, esos hilos de colores que se unen en este precioso momento de la vida. 
No puedo más que gozar el momento y abrazarlo muy contenta; y seguir recordando el momento en el que no se pudo expresar nada, porque era nada el pensamiento.




sábado, 4 de marzo de 2017

Para la gata Isis

Hoy cumple años mi gata Isis, cumple 13.
Yo no sé qué piense, o si sienta el peso de su edad, quizás sí, pero no le importe, porque le gusta más dormir. También le gusta tomar el sol, pero lo que creo que más le gusta es dormir mientras toma el sol.
La gata Isis solía salir por semanas enteras y regresar toda llena de espinas o empapada; me llamaba desde la ventana para que le abriera y luego corría hacia la comida, para después dormir y comer y dormir.
Conmigo casi no platica, pero con las visitas sí, sobretodo si ellas platican y le dan su atención. No es que yo no le de mi atención, más bien le doy comida, besos, apachurros, sopapos, nalgadas, zarandeadas, apretones, calor, comida, agua, la cepillo, limpio sus cacas, le rasco la panza, las orejas, la nariz, soy esclava, pues, pero lo hago con mucho gusto.
No sé si la gata Isis me quiera, yo creo que sí, pero yo sí la quiero y mucho, aunque pese 6 kilos, la gorda, y se dedique a dormir y pedir algo.
Isis cumple años y le agradezco de corazón compartir su vida de gata conmigo casi, ca-si, desinteresadamente.
¡Miau!


viernes, 3 de febrero de 2017

Nudes y autocensura.

Haría una lista de todas las cosas que no digo en las mentadas redes sociales y hasta en la vida real, pero no sé, supongo que me sigo autocensurando, que no quiero que la gente vea-lea lo que pienso y que hasta me dejen de hablar por decir que pienso, como…
Que eso del veganismo es una tontería, que tenemos colmillos por algo y que si quieren ser veganos, que no vegetarianos (ovolacteovegetarianos) aprendan a cultivar sus alimentos y a cocinarlos de manera deliciosa, para que no anden siendo timados por los restaurantes carísimos de esta y otras ciudades.
Que la segregación en los vagones del metro y metrobús en esta ciudad piñata es una total tontería, porque sería mejor educar a los machos a respetar a las mujeres, no como si fueran su hermana o su madre, porque seguramente, no las tratan del todo bien, sino como si fueran sus iguales. Además, ese chistecito de poner vagones exclusivos para las mujeres a todas horas les da el permiso a las señoras horrorosas de ser groseras con los hombres, no importando su edad y condición social.
Que no entiendo que la gente hable de un dios cual si fuera una persona, o tuviera figura humana. Si dios existe, ¿no tendría que ser un algo mucho más grande y no un humano-persona? Asumir que el dios cristiano es como una humano (y luego un humano blanco y barbado), es ser irrespetuoso con la Naturaleza, puesto que el ser humano es parte de un todo, un todo llamado planeta Tierra y en ella todos estamos, animales humanos y no humanos, todos los seres vivos y no vivos. ¿No es acaso petulante asumir un dios con forma humana? 
Que sí, el aborto es una decisión personal, que no cualquiera lo hace, que no es fácil de tomar, pero que es bueno tener esa opción. Y no, antes de las mentadas 12 semanas, no es un bebé lo que se gesta; un bebé es el pequeño animal humano que ha salido del útero y ya usa sus pulmones por sí sólo (de preferencia).
Que esa tontería del lenguaje incluyente no es otra cosa que resaltar la discriminación. ¿No acaso somos iguales? Si la lengua española dice que el plural en masculino abarca ambos géneros del sustantivo, ¿no es eso acaso verdadera igualdad? ¿Por qué marcar la diferencia entonces? Pareciera que los baños de pureza y la mochería de este país piñata están directamente encaminados a la sobreprotección de la Mujer.
Que no mando nudes tan fácilmente, pero antes sí lo hacía, antes, cuando la gente sabía llevar una conversación y no sólo le interesaba la inmediatez de las redes. (Malditas sean). Y sí, me gusta mandar nudes, me gusta poner fotos sensuales de mi cuerpo y presumirlo, porque me gusta y es mi decisión hacerlo; sin embargo no lo he hecho tanto porque la gente tiene miedo de ver a alguien que conoce en persona en cueros.
Aquí la nude…

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Me he cansado de tanta autocensura. Me he cansado de tanta idiotez en las redes sociales. Me he cansado del mundo de las apariencias y a la vez, a veces, me gustaría presumir, como los mortales, mi vida y obra, mis amor, mis orgullos, mas no lo hago porque sé que no lo vale y porque la información personal es valiosísima. Aunque a veces, sólo a veces…