viernes, 28 de septiembre de 2012

Lo que se pierde.

Ternuras, distancias, confianza. Lo que se pierde por elección, lo que hubo que dejar atrás, para no herir, para ser feliz, o no ser feliz y castigarse de vez en cuando, y rascar la herida que uno mismo se hizo. Revivir el pasado grato, para luego asegurarse que no es posible estar más en ese mundo. ¿No es posible?
Re-cordar. De nuevo la cuerda sobre el mismo lugar, en loop, en círculo infinito de malas pasadas, de pisos movidos. Correcciones infinitas y dolorosas. ¡El dolor es bueno, es aliado, es amigo de los que gustan de pensar incansablemente!
Lo que se ha de dejar, lo grande, lo pequeño, lo infinito y lo finito; todo envuelto en los cabellos enredados, en los ojos llorosos, en los pies cansados y las rodillas desgastadas.
¿Por qué he de dejar la tierna y tibia cama? ¿Por qué dejar el consuelo de un cabello suave entre mis dedos? ¿Necedad? ¿El sueño convertido en realidad? ¿Necesidad de sentir culpa?
Es un camino sólo y sólo un par de piernas lo han de tomar.
No hay palabras para explicar esto, tan atorado en mí.
Yo que siempre lo quiero todo y lo quiero todo.




viernes, 14 de septiembre de 2012

Sin comentarios.


Demasiado tarde, demasiado temprano, demasiadas cosas por crear, demasiadas por destruir. Demasiado brillo, demasiado espacio, demasiada luz entrando a los ojos. La claridad que ya no es buena, el cansancio, las preguntas. Lo que se podría poner en entredicho.
Frente al volante, todo claro, todo bien dispuesto; la carretera, los autos estorbando, el semáforo que sí funciona y la vuelta de rueda que amenaza mi llegada.
¿Después? Tener certeza o tener miedo o temor.
¿No es esto mucho, demasiado, más que todo? 
¿Se maneja solo, se deja fluir, se deja ser?
¿Es esa la vida?
No hubo miedo antes, ¿por qué ahora sí?