domingo, 21 de mayo de 2017

Lo que es la nada.


Una pregunta sin respuesta, hecha a la ligera, pero que encierra los secretos y silencios, los tesoros mágicos y realmente bellos, tan bellos como mirar a un gato lavarse la patita, con los ojos entrecerrados y luego acomodarse entre los libros y apuntes, para seguir dormitando y acompañarte en el placer intelectual.
¿Qué es la nada o la responsabilidad de amar al otro, de cuidarlo, de procurarlo, de no mentir ni engañarlo, de serle leal y procurarle cariños, ternuras y mimos.
¿De qué trata todo aquello que está encerrado y que de pronto dejamos salir? ¿Para qué compartirlo? ¿Para qué sacarlo a la luz? ¿Para qué hablarlo? ¿Para qué decirlo? ¿Para qué enterar al otro de los temores más profundos?
Y ¿para qué seguir escribiendo?
La responsabilidad de cuidar el corazón del otro es de una sola persona y las decisiones que se tomen siempre afectarán al otro, se quiera o no, por eso siempre es mejor que el otro esté enterado de lo que se hace, para evitar engaños, para no romper la confianza. En caso de que no se le vea el caso decirle al otro los actos que podrían atentar contra la relación, ¿qué tan seria y verdadera es ésta?
Sólo pude manejar todo con respecto a las posturas, a mantenerse firme en el dicho y no cejar, ni dar marcha atrás en el proyecto y, he de confesar, que lo he dicho también un poco por mí, por mantener mi fe en lo que hemos estado construyendo, en el proyecto de vida que hemos planeado y en lo que siempre quise y anhelé. Porque no hay motivo verdadero para detenerlo, porque lo otro son meras ensoñaciones y gozos, tardes para el recuerdo.
Quizá peco de fría, quizá peco de caliente. Una cosa es todo lo que uno puede imaginar y otra la más pura realidad, aunque ¿qué es la realidad? Esa pregunta sin respuesta que a veces está hecha a la ligera y a veces no tanto, pero que encierra los miedos, esos que uno decide compartir y que te atormentan.
Y sin embargo, aquí sigo, haciendo lo que me propuse y cumpliendo lentamente las metas— dichas y no dichas, dichosas y no—que me propuse al iniciar el año.
Lo más interesante de todo esto, son las personas que inesperadamente se están acercando a mí, esos hilos de colores que se unen en este precioso momento de la vida. 
No puedo más que gozar el momento y abrazarlo muy contenta; y seguir recordando el momento en el que no se pudo expresar nada, porque era nada el pensamiento.