viernes, 19 de julio de 2019

Día cinco punto cinco.

Hoy simplemente estuviste muy cansada del día de ayer.
Hoy te levantaste y tomaste las cosas con calma. Limpiaste, te bañaste, arreglaste la basura, comiste y te fuiste a dar clase.
En clase estabas más dormida que despierta; sólo esperabas a que dieran las ocho para regresar a casa y seguir con la rutina del viernes.
La rutina. La rutina rompe relaciones, como la que tuviste antes de esta, ¿será la rutina la que arruine la que tienes ahora? Esperas que no.
Hoy te dijeron que los hombres, entre más temprano salgan de casa, mejor. No estás de acuerdo. A ti te gusta que tu amor esté en casa, aunque esté en silencio, aunque esté trabajando y no te haga mucho caso. Te gusta hacer cosas bonitas con él, ir al mercado, a comprar el pollito, la carne, que acá es muy buena, a buscar trabajo juntos.
Ayer te encontraste solitaria en la ciudad. Te aprendiste nuevos caminos, y no, porque él ya te los había enseñado. Recordaste otros tantos. Esa ciudad tiene algo que no te gusta del todo, las lomas, eso debe ser, pero la gente sí es amable, aunque algunos son algo snob (no lo digas fuerte, sobretodo donde vas a dar el taller). Los encontraste demasiado jóvenes y en tendencia para tu gusto, de esos chicos que tienen ese tonito, pero que no pueden resolver un problema sin pedir asesoría, o sí, pero siempre tienen cara de perdidos. Así como perdida te encontrabas tú en el mercado, tratando de hallar el baño, o perdida estás en esas calles, porque no entiendes dónde hace la parada el camión, o perdida vas por la vida, sobretodo allá, donde todo te es ajeno y no tienes quién te auxilie.
Has tomado una decisión y sí, no seguirás con la postulación del trabajo. Necesitas el recurso, pero el costo físico es muy algo. Seguirás en la pesca de empleos.
Tienes hambre, ¿habrá algo de cenar? No quieres cocinar, ¡qué flojera! Y pensar que acá cerca no hay ni tacos, ni nada; tendrías que ir más lejos y eso no lo quieres. Te duelen los pies de tanta caminata.
Si él estuviera aquí, te los sobaría, te consentiría, o no, porque a veces se le olvida, o a veces él se siente mal de su dolencia, como hace una semana.
Ya mañana lo irás a ver. Te vas a quedar el fin de semana allá. Te dice que hay feria, habrá que ir, porque a ti te gustan las ferias, aunque no has podido ir a ninguna de por acá, no sabes cuándo son y, cuando llegas en la noche, lo único que quieres es descansar.
Hoy estás aquí, mañana, con él.

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