miércoles, 17 de julio de 2019

Día tres punto cinco.


Te levantaste. Te querías quedar más tiempo en la cama, pero no pudiste. Afuera hay un ruidal; una máquina ha estado haciendo algo en el terreno de al lado. Te levantaste. Recordaste que tenías mucho por hacer hoy: Salir antes de las 12 por el señor que vende el líquido anti-bichos y ya, bueno, no era mucho, pero de pronto ha entrado una llamada.
Te pidieron entrevista de trabajo mañana a las 11, con recomendaciones personales y laborales. Entonces tuviste ya mucho por hacer. Le pediste a tus amigos y a tu amor que te ayudaran en ello, todo antes de las tres, porque de todos modos tenías que salir al centro por tu medicina y por tus nueva chanclas, porque las anteriores ya fueron.
Tantos años que estuviste con ellas, más de diez, quizá. Salieron buenas.
Te mandaron los archivos. Una amiga ya no pudo, pero aún así te apoyó. Ordenaste los archivos y saliste.
Antes de salir por el líquido anti-bichos, Asuka estuvo persiguiendo una bonita lagartija. Por más que luchaste porque se escondiera, por más que la distrajiste de su cacería, nada, la lagartija quedó en la panza de la gata. Tendrás que pensar una forma para que no cace tanta fauna. Fufú no caza más que cucarachas y algún insecto, pero Asuka, ella es afecta a los grillos y a los reptiles. Bueno, de menos no has visto roedores, esos te dan grima.
Y de todos modos, el señor del líquido anti-bichos, a pesar de que saliste corriendo de casa, no fue al tianguis hoy. Esperas que el miércoles siguiente sí venga, que si no…
Saliste al centro. Imprimiste las cartas de recomendación, tu currículum, fuiste por tus chanclas nuevas, son rositas, no había amarillas, fuiste por tu medicina, sacaste dinero y…te sentaste en un café. Te quedaste ahí solita tomando un café con cuerpo y comiendo una oblea con cajeta que habías comprado frente al banco. En ese momento aún tenías la panza rara, pero ni modo, se te antojó y punto. Quisiste parar un momento del día del ir y venir, del día inesperado, porque sabías que al regresar aún tenías que arreglar otras cosas del trabajo interminable, de años, que deseabas desde la semana pasada darle cran y mandarlo al asesor.
Llegaste, te pusiste a terminar de poner las páginas de los libros, ordenaste, enchulaste y así, sin más, porque no quieres saber nada más, porque te frena, lo mandaste, (también lo mandaste a tu amor). En este día no has hablado casi con él, o sí, no te acuerdas, porque estuviste mucho tiempo con la mente ocupada en no sé qué, en las cosas por hacer mañana, en que irás a una entrevista de trabajo y luego irás a la casa de cultura para ver cómo será tu pago.
También te llamaron del lugar donde laboras, te preguntaron por tus sábados. Les dijiste que están libres ya, que te tomen de maestra, (pues si en la otra escuela nomás no quieren abrir grupo pues…), y esperas poder tener trabajo, y que lo otro te deje de frenar, porque es una pavada, para poder hacer más cosas, para tener menos pendientes, porque ya te estás creando unos nuevos.
Te meterás a bañar, porque mañana sales temprano de casa.
Todavía te falta ver bien dónde es la cita. Uf.

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