martes, 2 de julio de 2019

Día dos punto tres.

Los mangos de la casa.
Hoy no saliste. Hoy dormiste con tu amor, porque vino en la nochecita hacia ti, aunque se levantó temprano y se fue. Te quedaste dormida un poco más, hasta que sonó el despertador. Sonó, sonó y sonó. No se calla. Te levantaste y comenzaste ese extraño empleo que te ofrecieron. Es algo retador, ¿qué sabes tú de pedagogía y didáctica? Te es aburrida, pero el material ya lo tenías y sólo tuviste que guiar la lectura. Mañana te toca algo parecido. En fin. Lograste recordar lo que es llevar talleres de lectura, ¡oh, ese gran empleo!
Hace unos días una de tus ex-alumnas te dijo lo más bonito que nadie te había dicho antes (ni te dirá) Será que en verdad eres mala maestra, por lo menos de alemán, quien sabe, será que estás cansada de ese empleo.
Tu ex-alumna te dijo que el taller fue genial para ella, que hizo nuevas cosas y que a veces aún escribe. Fue tan bonito. Nadie te dice ese tipo de cosas. Eres una roca como profesora. Los odias a todos.
¿Por qué terminaste dando clases de alemán?
¿Por qué no estás dando otras clases?
Eso querrías, tal vez.
Tu vida es un completo tal vez.
Tal vez te aprueben los talleres, tal vez hagan difusión en el centro cultural, tal vez te llamen para tomar más clases, tal vez les interesen tus clases.
¿Qué demonios?
Hoy tuviste día de trabajo y lavado a mano de la ropa interior nueva. Viste la novela. Te pusiste a estudiar la nueva presentación.
Ojalá mañana te salga mejor que hoy.
.….
Aparece.

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