jueves, 4 de julio de 2019

Día cuatro punto tres.

Asuka y Fufú, en medio una lavanda.
Te levantaste y aprovechaste tu día.
Cantaste, no bien, no mal, cantaste. Traes un asunto raro con tu técnica, no sabes si lograrás desenmarañarlo. Necesitas retomar tus lecciones, pero cómo, no por el momento.
Hoy estás cansada.
Cansada de que algún masculino desconocido te rebata las cosas, que si el feminismo, que el aborto, que el aborto gratuito, que si la identidad de género, que hombre-mujer, no más, que la naturaleza, que la terquez.
La terquez es de ellos. Porque al llegar a rebatir y decir que ellos también existen, que nosotras nos debemos responsabilizar, que somos unas feministas que queremos imponer el culto a la MENSTRUACIÓN, que todo lo queremos ver a través de nuestra perspectiva, que no tenemos sentido del humor porque no nos reímos de los chistes machistas (el es un chiste no es válido si está ofendiendo con una generación burda), (el tolerar insultos, segregaciones, violencias, conceptos que han demostrado ser perjudiciales para la humanidad, tampoco es válido). Al hacer eso, pareciera que los masculinos quieren deslindarse de las responsabilidades, como si el hecho de que una mujer expresara sus opiniones fuera directamente en detrimento de él, como si todo en su vida versara sólo de lo femenino y él estuviera sojuzgado a ello, como si se le impusiera el "Mundo de la mujer" en todo momento. ¿Será así? O será simplemente que tiene miedo al ver que no todo es penes, testículos, virilidad, voz de mando, gerencia, autoridad. ¿Será que el masculino tiene miedo de explorar el resto del mundo y que termine gustándole? Eso no lo sabes, sólo te aventuras.
Aunque sí, históricamente el hombre teme a la mujer.
Y pues sí, tenemos cierto culto a la MENSTRUACIÓN, porque, muchas, tras bastantes años, hemos hecho las paces con nuestros cuerpos y esperamos que las más jóvenes puedan ver que no es desagradable habitarnos. Tú sabes bien cuánto te costó lograr aceptar tu masa, aceptar tus habilidades y tu falta de nalgas. Tú sabes bien cuánta joda y dolor fue vivir con una toalla sanitaria puesta entre las piernas por años y manchar por todas partes, porque la manufactura fue cada vez más deficiente y porque el material que están usando cada vez es más perjudicial (pero nadie dice de qué están hechas, ni cómo), pero que después, gracias a la copa MENSTRUAL, todo eso quedó atrás y si manchas es porque eres una loca descuidada y te vale, y si tienes dolor es lo mínimo a comparación de los días que prácticamente necesitabas incapacidad. 
Tú sabes el largo camino que tuviste que hacer para decir que tu cabello chino es maravilloso y no una bola enmarañada eternamente, causa de tus gritos matutinos de la infancia, uf, y cuando se te empiojó…
Tú sabes lo que fue crecer sin guía moral y descubrir tu sexualidad de forma no ortodoxa, más que la sexualidad, el placer, y gozar sin culpa y luego descubrir que hay diversas maneras de compartir el cuerpo: no sólo con hombres, sino también con mujeres, y que eso es lo más delicioso y maratónico, lo inimaginable.
Tú sabes lo que es el dolor del desamor y el terror de la codependencia. Sabes los caminos más oscuros al lado de una persona, como también conoces los caminos vertiginosos y luminosos al lado de otras personas.
Sólo tú sabes todo lo que te ha costado finalmente ser tú y luego viene un papanatas a querer rebatir.
Bien sabes el porqué de lo que dices, el porqué de tus defensas, porque han sido parte de tu vida, porque has visto que ese podría ser el mejor camino para muchas otras compañeras. Abrazas más que nunca la diversidad sexual porque siempre estuviste con ella, porque no le hace mal a nadie, porque se trata de derechos humanos, no de imposición, como otros quieren hacer pensar.
Lo haces, porque lo sabes, porque la claridad, la honestidad y el placer tienen que estar unidos para una mejor educación, para crear la empatía que tanto hace falta, porque has visto cómo confundir a la gente con términos vagos, con prejuicios, con doble moral y con restricción sexual simplemente crea individuos neuróticos, fuera de sí, infelices y violentos.
Sabes que la falta de empatía está matando gente.
Lo que no sabes es por qué no lo están viendo, por qué pareciera que piden a gritos volver a la represión moral.
Tú no quieres vivir en ese mundo.
Y volviendo, ¿por qué defiendes tus ideas sobre la MENSTRUACIÓN y el feminismo? ¿Sólo por patear el avispero? Porque deseas que algo de eso quede pegado en las mentes de las más jóvenes y sean felices más pronto.
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Me da gusto que hayas cumplido con las metas del día, entre el trabajo de años, como el reto de cambiar el tanque de gas.

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