domingo, 1 de agosto de 2010

La primera de agosto


Lágrimas corrieron por mis mejillas al notar que ése sería mi último "bimmm" ¿alguien más lo noto? No. Al dejar de emitir sonido, sólo quería sentarme para seguir llorando o para dejar de llorar o para lograr llorar. No lo sé; no sé si fue emotivo, kitsch, sentimentaloide, lo que sí sé es que fue molesto y triste, como si en verdad ésa haya sido mi última vez.
Dicen los que saben que será muy difícil para mi dejar de cantar, que lo seguiré haciendo en la ducha, pero no, ése no es el chiste, el chiste es pararse frente al público o de menos sobre las tablas del escenario y emitir, transmitir, comprender, interpretar; cuando en la ducha se está, nada de eso sucede, sólo hay ruidos lindos.
Dicen lo que saben que encontraré con quien más cantar, pero ¿lograré hermanarme como ya lo había hecho? En este coro me costó trabajo, casi nunca me cuesta en los medios musicales, mas esta vez me dolió algo diferente, quedó el hueco; la certeza de dejar de hacerlo por un tiempo considerable. Tal vez sea el problema de volver a empezar una empresa o tal vez sea que a donde voy y por lo que voy a hacer, no habrá permiso de mí para mí, de dedicarme un poco a la expresión artística.
Me quedaré en una caja y seré ratón de biblioteca. ¡Ojalá fuera mejor de hemeroteca!


A trece días de mi vuelo a Vermont.


No hay comentarios: