domingo, 8 de agosto de 2010

La octava de agosto.


Caí y no quiero saber más de esa persona. Casa propia, familia y maestría (y libros en prensa). Pareciera que para eso vinimos a este mundo: para igualar y superar a nuestros padres o para repetirlos y quedarnos un poco antes o para sobrepoblar el mundo, presumir hazañas y ayudar a la muerte de los árboles. No, no es que yo esté de acuerdo en dejar de publicar en papel o que no esté en pro de "superarse" y dar un paso más allá de la licenciatura. En realidad estas dos últimas acciones me emocionarían bastante, si tuviera el interés de emprenderlas. En donde sí me da algo de tirria en en los asuntos de casa-familia.
1. ¿Alguno de mis lectores fidelísimos podría creer que se me parte el corazón porque aún no he formado un Hogar? ¿De esos hogares, de esas familias, de esas uniones, de esas... tradiciones?
2. ¿Alguno de mis fidelisísimos lectores, conocidos míos o no, sabe, cree, piensa, que mi máximo en la vida es (repito-pito) tener casa propia, familia, maestría (y libros en prensa)?
3. ¿Alguno de ustedes cree que diciéndome que ha hecho tal o cual me arderé hasta la muerte, me esconderé debajo de las cobijas por vergüenza de no haberlo hecho también o sufriré mi vida como la más mediana del mundo porque no es nada en comparación de esa otra existencia?
¿Famila? ¿Familia, familia, ésa familia? ¿Yo?
JAJAJA No. ¿Qué no se me conoce a mí?
....
Reconozco que triste estoy, pero no justo por eso. Partir he; a mis amigos vi (los que lograron llegar); pero a mi Gato, mi Gatocabrón no podré ver allá, se quedará, me iré y ambas maullaremos en distintos paralelos ¡Distintos meridianos! Eso sí que duele.




No hay comentarios: