jueves, 27 de junio de 2019

Día cuatro punto dos.

Hoy tuviste un día sorprendente. Hoy te despertó tu amor. Fuiste dichosa, a pesar de que tuvo que partir rápidamente. Te quiso sorprender. Te llevó bombones. Fuiste contenta, fuiste feliz. Lo acompañaste a la puerta en tu bata no vaporosa, así, sin chones, como te gusta dormir. Tu amor está muy guapo.
Después despertaste bien y viste con estupor cómo defendían el juzgar la vestimenta de una mujer, como si eso fuera causal de acoso. "La vestimenta decente no causa acoso". Pareciera que mi amiga no recuerda que no importando la ropa, los monos feos joden en la calle, en shorts, en pans, en vestido largo. Cualquier mujer considerada medianamente atractiva será sujeto de acoso sí o sí. Pero eso, al parecer, mi amiga no lo recuerda. Aún al final dijo que si su hija saliera con pantaloncillos cortos la regresaría a casa, porque no querría que ella se expusiera a los depravados.
Los depravados no ven la ropa. Los depravados ven a las mujeres hechas objetos y desean poseerlas, porque para ellos no importa la envoltura, no importa la mujer en sí, para ellos importa la acción de poseer.
Perdiste tiempo de tu vida tratando de comprender los argumentos deformes que aún plantea la gente, argumentos que usan los machos para justificar sus acciones y quedar impunes, argumentos que usan las autoridades para justificar su falta de acción y dejar impunes a los agresores, atenuar su falta. ¿De verdad no lo ven?
Tuviste un día variopinto.
Cantaste otra vez. Comprendiste mejor lo que tenías que hacer, aunque no fue del todo bella tu ejecución. Esperas volver a lograr una bella voz en un tiempo no muy largo; necesitas volver a ti. Tan lo necesitas que sacas fotos, que tienes ideas, que no plasmas, que mejor cantas. Necesitas otro guitarrista, porque el anterior resultó ser un tarado…
Te pusiste contenta cuando tu amor te dijo que sí fueran a la Marcha del orgullo gay, llevarás a Petra, sacarás fotos, ¿dónde están todos los rollos? Esperas tener aún alguno por ahí, esperas poder sacar buenas fotos, siquiera sencillas, pero buenas, no sin antes ir a comer ramen, ¡porque quieres ramen desde hace tantos meses! En tu nueva ubicación no conocen el ramen, menos el okonomiyaki. Hasta llevarás el auto para poder regresar más tarde a casa. Quieres cumplir todos los objetivos del día.
Estás contenta.

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