jueves, 16 de febrero de 2012

Mucho es Harto


Pensemos por un momento que soy un gato. Busco calor, me acurruco, guardo mi nariz del frío. A veces ronco un poco, ¡pero nunca me echo gases! Cuando tengo hambre pido insistentemente que me sirvan de comer. Cuando tengo sed pido insistentemente que me sirvan de beber; lo bueno que el agua es fácil de hallar, coladeras, charcos.
Me tiro al piso cuando quiero mimos y mi fetiche favorito son los zapatos de mis dueños.
Me gusta dormir, pero no me gusta despertar sobresaltada por un mal sueño, pero sí me gusta que me carguen y presten calor mientras despierto.
Ahora soy yo que sueño que no soy yo y que logro poco, y que quisiera decir que no logro nada para las sales repeler y para que mis sueños sean nefrorreparadores y para que todos se olviden de las tonterías del diario que escribo y no escribo.
Ahora no soy yo, ni la que sueña soy yo. Soy la que gusta de entregar el último rizo a los ojos coquetos de sueño; soy la que se estira para alcanzar un dulce y recibe varios; soy la que pierde sus cachivaches y poco le importa; soy la adicta a los colores y a sus juegos y formas. Deslumbrada ando de las calles y entre ceja y ceja traigo el aroma de sus secretos.
Suerte.

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