viernes, 24 de febrero de 2012

Mal(os) humores

Independencia, pureza y unión.
Malos humores que caen sobre mi cuerpo cuando lo pendiente me rebasa y el trasterío está allí, inoportuno, inesperado, incómodo. Malos humores cuando siempre se utilizan más de cuatro utensilios de cocina para un sólo platillo y nadie jamás los lava en el tiempo en que la cocción se realiza. Malos humores cuando a veces, sólo a veces, se tienen ganas de sentar ante el ordenador y realizar las tareas asignadas hace meses, pero los pisos, o la cocina, o el tiempo no perdona y no se puede permanecer en un solo sitio por más de una hora.
Malos humores estos, que, cuando las quejas son muchas y se desea escribir, el camión de la basura—el que pasa sólo una vez a la semana—toca sonora campana y recuerda que no espera ni perdona tardanza, so pena de llenarte de desperdicios hasta su próxima visita.

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