Dedos que dejan de moverse a ratos. Es impresionante la facilidad extrema para comunicarse acá.
Palabras fáciles, mas respuestas difíciles.
Hastío de lecturas, pensares. Que alguien me salve de mí misma.
Las fantasías, querencias, deseos, todas tan lejos y tan al alcance de un teclado y de una pantalla que, con el tiempo, será cada vez más delgada, hasta llegar a ser una proyección en la mente humana.
Tuviera el valor, pero es la misma de siempre:
Un cofre cerrado y dentro no otra cosa que sus mieles.
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