De saber, de oír, de leer, de ti, de mí, del no se qué. De tener un nombre, de soñar, de resoñar, de resoplar, de repollo. Me deja tiempo para pensar, recordar, mironear lo que queda dentro y aquello que yo ya no quiero, que dejé de sentir y que a veces regresa. ¿Será verdad que somos igualitos? El gesto me hizo pensar y lo hice, saqué la foto y ahora la miro, la miro y sé que tal vez sí, pero ya no importa; aunque sé también ahora que–tampoco importa– todo quizá terminó antes de ser otra.
Todo pasó por haber visto nieve y haber recordado las primeras fotos de nieve que había tomado y que no poseo más, pues las dejé en otras manos.
_________________________________________________________
Mi nombre, el de mujer primera, el de la hecha de costilla, la que aceptó las condiciones del otro. El nombre que gusta y no porque se le prefiere en diminutivo "Evita" o acompañado de otro para suavizarlo "Eva ______" o que después de los veintes casi instantáneamente –y con mucha facilidad– se convierte en "Doña Eva"
El nombre que jamás parecerá maternal, el mío, me gusta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario