martes, 26 de octubre de 2010

Dort!...Hier!


Enojada por razones desconocidas. Tal vez el Halloween que está cercano, tal vez el hecho de que mis obsesiones me molestan, de que mi ortografía empeora, de que aunque esté leyendo una palabra, viéndola, la copie mal. ¿Distracción? ¿Aburrimiento? ¿Falta de concentración? La vida no es tan mala, el inglés –a veces– tampoco, la gente educada y paciente (salvo los freaks del autobús).
¿Qué pasa? Que siento que no avanzo, que las páginas no corren, que mi comprensión del texto es nula, que todos leen a mayor velocidad que yo, que quisiera distraerme, pero me da culpa, que he de ser yo realmente estúpida.
Enojada. ¿Por qué nadie me dijo que existía la teoría en esta vida? ¿Por qué nadie me advirtió de ese sumo esfuerzo mental de comprender conceptos y luego tratar de imaginarles una aplicación, todo en la cabeza, nada aplicado a nada, sólo palabras, que unos cuantos leen, que los privilegiados captan a la primera?
¿O será la comida? ¿Será la falta de alcohol? ¿Será esta abstinencia? ¿O será la comida? (Ya sé que ya repetí lo del alimento) Este té me duerme la lengua, debe ser el agua, ahora está más clorada que cuando llegué. Imagino formas de hacer las cosas, quiero tocarlas, quiero saber de qué están hechas, quiero degustar, quiero oler. Quiero sentirme contenta.
Insisto, ¿será la comida? Hace falta paciencia y sazón, hace falta darle tiempo, hervirla propiamente, gozar de la preparación, servirla en lindo plato y comerla. No es que no lo haga, mas a veces no puedo hacer eso; hay alguien impaciente al rededor y siento estrés, allí, donde no debería.
No es eso tampoco. Debe ser que no rindo, que no aguanto, que me distraigo, que desvarío, que he leído ya ese texto tres veces antes que esta y que jamás saco una conclusión, un resumen, siquiera una idea. Debe ser la desesperación por seguir adelante y ahora, la nueva incertidumbre de diciembre.

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