jueves, 20 de mayo de 2010

Calabazares...


Tuviera yo la certeza de algo, sólo algo, y fuera tan feliz como aquel día en que los pesares se fueron por un instante. Pero todo parece tan confuso y bueno, sólo bueno por momentos cortos, porque el resto del tiempo me veo envuelta en los velos más sucios que me puede brindar un mal entendimiento.
Llegara finalmente la buena nueva para levar anclas y hacer mis placeres, tendría yo pretexto para ser otra por momentos dichosos y tibios (o fríos). Fuera objeto y sujeto de maravillas varias y terminara por recoger todos los bienes de la gente y los ayudara a todos con sus penas.
Mas no, tal pareciera que el destino se empeña en tenerme en este lado obtuso, pesado, majadero y sucio, donde los temores están a la orden de cualquier hora ¿y los temblores? Los temblores fueran ayudados por más de uno que, como yo, quiere verdaderos renaceres, no sólo decires-renaceres.

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