martes, 17 de junio de 2008

Mi corazón se detuvo...

por breves segundos, por un suspiro malvado que salió al recordar quién solía ser. Me leen y me leen, parezco el ser más transparente del mundo, Miss Dramitas, dicen otros. Pero qué puedo hacer, sino vivir.
Mi respiración fue pausada, que no calma; sólo denotó el momento de suspenso más largo del día (porque cada día tengo momentos de suspenso por la aventura de permanecer despierta) y miré atrás -atraz, con zeta, licencia poética- y encontré que soy callada como una tumba, cuyas letras han sido borradas por el tiempo o como la tumba de un capitán muerto hace casi un siglo, cuyos familiares no han sobrevivido más tiempo.





Mis piernas se paralizaron. Fue el miedo. No lo creí ya posible y me quedé con la mera ilusión. Sin remedio...

No hay comentarios: