viernes, 5 de enero de 2018

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos:

Este año me he portado muy bien, he trabajado mucho, casi no he llegado tarde a clase, he procurado dar buenas clases, a pesar de mis malestares físicos y mentales. No me he emborrachado más de la cuenta, si acaso me he puesto chistosita y ni siquiera he llegado al mal aspecto.

No he sido grosera con casi nadie, ni siquiera con los automovilistas que pisan la linea peatonal, ni tampoco le he dicho cosas feas a las personas que han intentado molestarme en el transporte público.

Este año fui buena, cosciente, traté bien a mis semejantes, a los no tan semejantes, a mis amores, aunque descuidé, sí, un poco a mis amigos, cosa de que ellos ya tienen su vida, sus casas, sus hijos, sus trabajos, sus deberes y yo, pues también, aunque no tengo aún casi, ni hijos, pero sí vida y animalitos a los que cuido y educo.

Este año tuve amor, mucho amor, tuve un novio maravilloso y bueno, excelente diría yo, al que procuré lo más posible en sus dolencias, lo cuidé, le di de comer, lo acompañé, lo amo. Tuve algo más, que me ha dejado un tanto rota, sin merecerlo, creo, porque lo traté muy bien, nunca fui encimosa, metiche, ni pelada con esa persona, pero bueno, no siempre se recibe lo que se merece, o sí, mientras él quiso. Ya ni modo.

Este año también tuvimos todos un gran susto, mismo que debió cambiarnos a todos y, sino, pues ni modo, pero a mí sí me cimbró y me motivó a emprender cosas bellas, a expresar mi amor, a dar a conocer la divinidad que vive en mí.

Este año me porté bien e hice cosas buenas y es por eso que les pido que me traigan energía para emprender las cosas bellas, salud para mi novio y para mí, trabajo para podernos mover, un corazón fuerte para crear un hogar, una pegatina durable e impermeable para mi corazón roto, muchas ilusiones y juegos, ojitos honestos, bocas mamadoras, aromas deliciosos y caricias suaves. También quiero que todos a los que quiero sigan bien, inclusive a los que eligieron no quererme, o que me sigan queriendo mejor.

Tengo una petición especial, queridos reyes, que la tristeza, el enojo, el sentimiento de que me hicieron injusticia se quede atrás muy pronto, para poder seguir adelante con los planes de lo bello y no llorar de repente en los momentos inoportunos o cansados del hogar. Sí, por favor, quiero dejar de pensar en esa duda, en esa culpa que se me imputó sobre lo incontrolable del cuerpo. ¿Sería mucho pedir?

Eso es lo que les pido, por este año, y me seguiré portando bien, a la altura, con decoro, honestidad y autenticidad.

Gracias.

¡Feliz viaje!


No hay comentarios: