martes, 4 de diciembre de 2012

La soledad, que no es bonita



En una boda todo puede pasar, un ramo, una liga, baile, cena, comida. En una boda todo puede ser felicidad o desazón puro, amargura, tristeza o lujuria. Todo empieza y termina allí. Las posibilidades se tornan finitas y hay menos aire ya que respirar. Una boda y ser la acompañante fiel, la que está dispuesta a divertirse, a jugar, a no decir que no, ser linda, sociable, atenta, bailar, comer, cantar, no juzgar. 
En una boda todo pasa, menos que te den la espalda y te dejen mirando las flores por horas, porque ni tu cita da plática.
Un poco de aburrimiento como castigo por algo que no cometí. Una responsabilidad achacada y las manos vacías; que ni con la gasolina pudo cooperar.
Una boda de más pérdidas que ganancias. 
¿Hablar? Ni de hablar oportunidad tuve.

No hay comentarios: