jueves, 3 de febrero de 2011

No tiene título.




Sé que escribiré aquí con toda la intención de imprimir electrónicamente la más intrincada idea, el más profundo sentimiento, mas sé que pronto he de dejar esta escritura por otras voces, las voces amigas, las que saludan, las que preguntan, las que desean.
Intentaré escribir las más profundas líneas, tanto como marcas de expresión de un rostro anciano, tanto como surcos de la tierra dispuesta a ser sembrada, tanto como grietas tras el terremoto.
Lucharé por encontrar las palabras correctas para expresar los sentimientos que se han alojado en mi pecho estas últimas semanas; las sorpresas inesperadas, las luces, los soles que sí salen y calientan un poco; o acaso las molestias extrañas, la desesperación, el proyecto que se queda varado por falta de claridad mental (o mejor dicho paz).
Tal vez sea el momento de no poder expresar con palabras–ni habladas ni escritas–todo lo maravilloso y horrendo por lo que he pasado en esta vida corta, en este territorio, en este Estado, en esta ciudad. O quizás sea el momento de ser otra, de ser la que nunca pensé ser y sonreír. (Ay guácala, qué asco me doy, dice la adolescente que presencia esta vida mía.)
Qué mejor que seguir con las neurosis, las penas, los bloqueos, las frustraciones.
Qué mejor que vencer las neurosis, las penas, los bloqueos, las frustraciones.

Se debate...






No hay comentarios: