martes, 27 de julio de 2010

Los nervios y las no despedidas.


Unos sí, otros no. El cielo partido en dos y decir poco o nada sobre los planes. ¿Vale la pena?
Las conversaciones sostenidas por largo tiempo con pocos bemoles ¿los becuadros? Quisiera ser más que una niña, más que una ternura irreconocible en la noche-día, quisiera ser fierecilla andante y poderle hincar el diente a todo el que se me antoje (aunque realmente hay pocos que en verdad pueden antojárseme). Depredar.
Dejar un pequeño pedazo de mi atrás (dejarlo aquí) y conocer, romperme la cabeza con los retos, hacer nuevos corajes, intentar zambullirme. Todo para abandonar eso también. No desear. (¿Eh? ¿Cuándo escribí "no desear"?)
Verdaderamente, estoy en blanco.

1 comentario:

Gatoenmudecidoaunquemaulledevezencuando dijo...

Hace mucho que no dejo comentarios aquí. A veces no sé que se pueda decir frente a los estados mentales-literarios que dejas aquí registrados. Quízás te parezca necio recibir bienaventuranzas y parabienes cuando no son más que palabras que no durán más que un click. Para todo viaje es posible afirmar que no se sabe nunca hacia donde habrá de conducir. Yo no lo sé tampoco. A veces pasa que nos sentimos solos porque lo estamos. Pero mientras pueda maullaré para hacerte compañía.

Ánimo. Encontrarás la manera para integrar también esa experiencia en un anecdotario envidiable.