martes, 27 de abril de 2010

Esta risa, la más falsa.


Esta risa, la más falsa, que no esconde nada más que un pasmo del que no puedo salir con facilidad. Esta risa, la más falsa, que no me deja respirar tranquila, ni transpirar, ni suspirar, ni nada. Esta risa, la más falsa, que me enseña los dientes rotos por las caídas y peleas contra mi propia sombra. Esa risa, la más falsa, que me echa en cara todos mis dichos no hechos y que me echa en cara el desconsuelo por confianza en las promesas rotas.

No más juegos.


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