domingo, 11 de febrero de 2018

Y me quedé pensando.

Hoy he oído algo, algo que me ha recordado otra cosa, ¿qué otra cosa?
Los planes, mis antiguos planes. Y me he quedado pensando, ¿en qué cosa?
¿En qué he estado pensando? ¿En qué estaba pensando esas tardes de viernes?
Alguna vez me vi tentada a vestirme y salir, sin explicaciones, simplemente dar la espalda y no volver, aunque hubiera vuelto enseguida, quizás aún volvería.
¿En qué he estado pensando todo el día?
He cumplido la edad en la que esperaba haber cumplido los planes biológicos; sin embargo no los he concretado, por una o por otra, por mi vida, por la vida de los demás, por el bien de la Humanidad, por pensármela, por las imposibilidades. ¿Y qué sigue?
¿Lo haré? ¿Algún día de estos años que me restan lo haré? ¿En serio?
Yo siempre había pensado que sí, que lo haría, pero que sólo sería producto mío, porque nunca me imaginé con un alguien masculino a mi lado y siempre me puse como límite esta, esta mismísima edad que acabo de cumplir hace poco más de un mes.
¿En verdad lo quiero? ¿En verdad lo necesito? ¿En verdad soy capaz?
No tengo mucho poder adquisitivo, no. No tengo lugar seguro, no. Mi mente no es segura, no. 
Hace unos meses me lo plantee seriamente y la posibilidad quedó, luego dejó de existir. ¿En qué estaba pensando al estar con esa persona?
Y ahora, ahora, ahora. La posibilidad me asustaba, me asusta, me sigue asustando, no dejará de, porque ¿soy capaz? ¿seremos capaces? ¿se puede? ¿en verdad quiero? ¿en verdad quiere? ¿en verdad queremos?
El tiempo corre y nos come, y me come más a mí y muy en serio. Este cuerpo está óptimo, pero, como dijera un no-amigo: "¿Por cuánto tiempo?" Y esto sí es de pensarse, eso sí es de pensarse.
Creo que ese es mi mayor miedo, justito ese. Y es que no me veo así y luego sí y luego veo lo que me rodea y me lo quiero ahorrar, pero luego siento que me arrepentiré si no o si sí, porque es una carga eterna, que nunca acaba y sí, porque acaba con tu fuerza vital.
Y me quedo pensando… 




No hay comentarios: