martes, 20 de febrero de 2018

Escrito al vapor.

No suelo escribir a esta hora, pero escribo y ya.
Escribo sobre mis dolencias, mis dudas, mis sueños y mis deseos. 
¿Qué es el deseo? ¿Cuál es el deseo de hoy?
Deseo dormir. Deseo soñar. Deseo despertar y ser igual de feliz de lo que era hace unos meses. Deseo volar. Pero sobretodo, deseo no sentir más frío.
¿Dónde está el sol que calienta, que abrasa, que manifiesta con su calor su amor por mí?
¿Y yo de esa forma manifiesto mi amor?
¿Dónde están todos los que alguna vez he amado? ¿Y los que no?
Desde este punto de vista parcial, egoísta, mínimo, quisiera simplemente saber, saber más, tener, poseer, quisiera que todo hubiera sido un mal sueño y que mi amor fuera completo y no hubiera sido arrancado un pedazo, ahora tan difícil de remendar.
No sé por qué estoy así. Debe ser por el ciclo y el frío, el frío que no ayuda, porque ni siquiera me permite trabajar en mis cosas.
Quisiera emborracharme en este momento y dormir hasta mañana. Faltar a clase, dejar todo botado y soñar y soñar, pero sigo adelante, casi sin descanso, continúo sin mucho esmero y falta de sorpresas.
Justo es eso, se ha eliminado el factor sorpresa y todo corre en linea recta interminable, tan sólo interrumpida por los sustos de los temblores. Pero los temblores no tiene la culpa, la Madre Tierra es así y simplemente hay que aceptarla.
Aceptar.
Y lo que no acepto es esos comportamientos del Hombre.
Y lo que no acepto y de todos modos no puedo soltar.
A veces pienso que necesito algo más que estar conmigo misma.
Necesito otra voz.




No hay comentarios: