lunes, 23 de julio de 2012

Las cosas cuestan


No te quiero ver por el momento, no quiero oír tu voz. Caíste de mi gracia. Fue demasiado. El hablar de más, los comentarios fuera de lugar, el anteponer la gente antes que tu única hija. Si estás enfermo, lo siento por ahora; no tengo energía para cuidarte.
Si el olvido no es la vida, es tan sólo vanidad. Si el olvido es la panacea contra todo mal espiritual. Si se opta por él, ¿de nada sirvió compartir importantes sucesos de una vida, el resto de los veintes? Toda una década con mujeres, ¿y ambas decidirán dejar de quererme? Por favor que sólo sea una y no la otra; no la otra que es valiosa, inteligente y graciosa. La una se pudo ir muy lejos, pudo mentir, puro fingir todo el tiempo, no ésta, por favor...
No te vayas tú, ya se fueron casi todos con los que compartía ideas, tiempo y espacio.
Escisiones importantes, pero con el menor dolor posible. Sólo quería ver un futuro un tanto más brillante.

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