miércoles, 24 de agosto de 2011

Erinnerst du dich?


Por allí decían que era único, que era especial, que no habría dos iguales, que incomparable y más allá de eso. Por allí decían. Odiarse a sí mismo por contemplarse en el espejo un millón de veces al día y dejar la producción para después, para los días en los que las ganas despierten de los sueños largos.
¿Te acuerdas cuando todo era especial, único y hermoso? ¿Te acuerdas cuando todos los obstáculos no eran más que hojas de papel fáciles de romper? ¿Te acuerdas de cada una de las palabras que ahora has desdicho, de las responsabilidades que insistías en compartir y que ahora las delegas a quien mira por la ventana y no ve más que bruma? ¿Te acuerdas de las preguntas de preocupación y que después reformulas para limpiarte la boca con algo más poderoso que el jabón?
¿Te acuerdas de los juegos, las manipulaciones, las confianzas?
Te acuerdas, o planeas seguir limpiando tu consciencia, negarlo todo, acusando injustamente.
Eran dos.

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