de los miembros
de la casa
de tus sueños.
Cuando la otra parte es una pared incrédula, áspera, siempre la misma. Una pared que ha de demolerse más temprano que tarde. Romper su cara y despejar la ira. Remover los terrenos y quitar lo podrido. O dejarlo todo podrido.
Partir.
Y todo lo que ha hecho la suciedad y la locura, abandonar.
Mas nunca olvidar, sobretodo lo que te ha dado gozo.
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