martes, 3 de mayo de 2011

De día


De día me entretengo en calentar mi cuerpo, en ver por la ventana, en oír el trinar, la carretera, mi reflejo. De día viene y se acaba pronto y avanzo poco. Me aburro; empiezo tarde; me canso; me distraigo; me mimo. De día hago las citas para la noche y es entonces que la noche empieza, que los sueños se aplazan, que mi mente se cansa injustificadamente, pues poco he trabajado.
De día deberían venir todos a verme, a jugar conmigo, a rendirme honores, no de noche, que estoy cansada, que escribo todo al revés, que doy asco. (Siempre doy asco). No, no es autoflagelo. Es conmiseración (tampoco).
Los sueños que tuve, de pronto me interrumpen. Deberé ser más cauta con las imágenes que perciben mis ojos. Mucha razón hay en los consejos de algunos, de casi todos.
O será el ruido de hoy día, o será que erré el tiempo y justo ahora soy igual a todas esas, que pena.

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