miércoles, 3 de noviembre de 2010

Abismal


Abismito allí mismo y una sonrisa sabor cacahuate, de dientes frescos y ojos enardecidos. El frío y lo calientito. Nadie me reclama nada, ni preguntan de dónde vengo, ni tengo yo tanta pinta de no hablar el idioma y a veces lo logro y comunico mis sentires, mis quereres, mas no mis deseares, que eso ya es mucho e inadecuado y nadie quiere saberlo, nadie.
En el sol seco, en el viento arrasante de hojas, en la eterna mañana, porque todo es fresco. Allí a veces encuentro un agujero al que puedo meterme y sentir como aquél día, de sol caliente y viento arrasante de cabellos, donde hay puentes peatonales y personas que tampoco me preguntan nada, ni dudan si puedo o no manifestar mis querencias y mis sentimientos, mas no les diría a esos mis deseos, pues ellos lo tomarían a modo de invitación y esa no es la idea.
Quisiera sentir lo que los otros sienten, mirar la satisfacción del modo del que ellos la tienen, seguir por el camino adecuado y no tener que omitir nada de lo indebido. Quisiera saber lo que es lo políticamente correcto y acatar las órdenes más estrictas, actuar con rectitud moral y creer que el trabajo es el medio de mi libertad.
Después simplemente sonrío y respondo a las preguntas más simples de manera escueta.
También a mí me cambia el estado de ánimo con facilidad, cualquier cosa me afecta, la más mínima, la más superficial.

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