lunes, 29 de junio de 2009

Öde

Cada vez más lejos, ¿quién fuiste? No me importa lo que eres ahora. Sí me importa lo que eres ahora, tan supuesta, tan pose, tan artistoide-pseudoartista, crédula y falsa. Tan lejos, cada vez más lejos de lo que yo vi en tí; tus ojos, tu mosca, tu monstruosidad en el cabello. Y cada vez más lejos. Te veo de vez en cuando en el metro, la calle, alguna chica freaky leyendo un manga o platicando de lo lindo con sus freakys amigos. Ésa eras tú para mí, deliciosa, tierna, generosa y graciosísima. Tan lejos, y ahora un monstruo sí, pero de Ego llamada ilvana porque te comes tus propias heces y de paso tus eses.
Hoy vi una película cursi de un catastrófico rompimiento matrimonial. (Greg Kinnear es buen actor) Al final los contendientes, antes matrimonio, eran tan libres, tan liberados de sí, dando tanto terror a sus más cercanos que se volvieron extraños. Sólo podía pensar: "Qué egoístas son, que no miran el cambio para bien y se meten en su concha de incomprensión y todo por un sueño de para-siempre-amigos-viejos-y-gordos" Lo que me hizo pensar también en aquélla otra mujer, la que, según mi susodicha actual, le quiere menos porque la cambié dos veces; la primera por mi ex, la segunda por mi actual. Esta mujer, la que ahora es el gran recuerdo de la pasada Bitterkeit, antes tan cercana, ahora total extraña, viéndome por compromiso por el amigo común, lejana, lejanísima, felicísima por mi tranquilidad en el trato, sin poder detener a pensar que quizás (más que quizás) mi tranquilidad es porque no me importa más o porque no hay más confianza o porque ella nunca puso claro que yo ya no era su amiga íntima y que sí importaba que yo me desgarrara, "pero de lejitos" (como me dijo otra de ésas), para no importunarla.

Cada vez más lejos. Sí, me llevé tu inocencia; tú, mi fé y mi confianza. ¿A mano? No lo creo. Tú te llevaste a esa amiga mía que yo tenía, que había trabajado, que había recogido de tu maldito desprecio.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Quien lo diría... las fotos, ventanas entreabiertas al pasado que nos hacen conscientes de la otredad que vivimos, que experimentamos: allí estuve yo, y puede que vuelva a estar en esas mismas coordenadas, pero no será más es el tiempo ni el espacio. Este es el conflicto de la otredad, cuando no podemos reconocernos en el que suponíamos idéntico lugar, con sólo unos cuantos años más de vida.

Anónimo dijo...

Dios mio! cuanto tiempo ha pasado?
De esta foto solo puedo aseverar dos cosas ud sigue igual... algunas personas de esa foto no volveran a sentarse juntas nunca u_u

y sobra una perra de ocho chichis como siempre ahi metida XD