lunes, 11 de mayo de 2009

El suspiro enredado en la garganta.

Mensajes personales. Siempre una princesa. Lo sé, si hasta tengo el vestido graaaaande y amarillo que lo certifica. Os juro y certifico. Mas mi corazón no se debate y sabe -sabemos- que todo y nada es cierto, que las palabras siempre son ecos de sí mismas, que tanto se puede afirmar una cosa, como se pueden tirar los regalos a una negra bolsa. No me gusta nada eso; por eso me dedico a guardar cualquier chuchería que pretenda tener algún significado. Tal vez a la hora de mi muerte, estaré rodeada de ratas, gatos, perros y un montón de recuerdos desabridos por el sol y la humedad -todo debajo de un puente-.Lo admito, he soñado con una existencia miserable y llena de locura, pero ¿quién no? Aunque es muy probable que no lo logre.
Hoy tuve un sueño, algo nuevo y viejo al alcance de mis ojos que poco futuro ven. Debería emprenderlo a pesar del miedo. Total. Las roommate son la onda y en donde caben dos, cabrán tres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Siempre una princesa?

Eso puede ser, tal y como lo certifica tu vestido amarillo del que hasta foto tienes.

A mi me habría gustado más no ser aristócrata.
Ser, tal vez, posiblemente, quien se lleve los favores de la muchacha y ganarle el sonrojo al rostro mesurado e indiferente.