miércoles, 26 de noviembre de 2008

Tengo mucho que decir. Estoy despechada, desesperada, abandonada. ¿Por qué tuve que sufrir ausencias, silencios y regaños? ¿Por qué tuve que volver a sentir ese rechazo, esa prisa sin sentido? Su monstruosidad. La monstruosidad que siempre temí y odié; la monstruosidad que, nada halagadoramente, ha mostrado sólo a mí.

Es por eso ya no tengo ex.


Y quien me puede entender, ha hecho un extraño voto de silencio.

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