domingo, 2 de enero de 2022

Mañana es mi cumpleaños 2022

El día de mañana es mi cumpleaños. Imagínense ustedes. Pasar todo un año entre trámites, consultas y cosas que no son parte regular de tu vida, ni de tu rutina, ni de tus planes. Pasar un año entero esperando que no pasa nada más malo y pasa, y pasa, y pasa.
Mi gata murió empezando febrero, empezando un año que creía sería bueno, que creía sería para mi casa, mi hogar y nuestras cosas y planes, con una bolsita de borrego de la suerte que jamás estrené porque mi gata enfermó y murió, y a los pocos días, al día siguiente, mi madre enfermó y murió, y a partir de ese momento la cabeza fui yo, la cabeza, el cuerpo, pero la vida no, la vida ya no fui yo. Tuve que hacerme cargo de lo había dejado mi madre, de mis dolores, de los dolores ajenos; tuve que ver no sólo por mí, sino por mi padre, a pesar de todo, a pesar de que no habíamos sido los más unidos. Tuve por deber y por cariño.
En este año mi amor tambaleó, no el sentimiento en sí, sino su corazón, su cuerpo, su vida. Se sintió rendido, ausente de sí, sintió que perdió todo un año y no por él. Me disculpo por eso. No podía pensar bien ni darme cuenta por completo de sus pesares, por eso, cuando hacía sus cosas, miraba que las hacía y no lo interrumpía.
¡Cuánto cansancio emocional y físico nos dio el 2021! ¡Cuántas pérdidas!
No bien recuperada estuve del dolor, cuando mi perra enfermó, enfermó y murió. Fue el colmo. Mi corazón se rompió, no tanto por su muerte, sino por su enfermedad, su incapacidad de ser más ella. Siempre tan libre, siempre tan su voluntad y luego, una semana y no se pudo levantar más. Cayó y no se pudo levantar, ni para obrar, ni para comer. Luché y luché, como con Isis, para que Gilda no muriera, y murió.
No era justo tanto penar. No es justo tanto penar y, a pesar de que todo lo demás ya tenía cierta estabilidad, la sensación de desamparo no se iba, ni se fue en mucho tiempo. Dejar a mi madre y mi padre, dejar la casa del sur, que después fue robada, y robada, y robada. Dejar parte de mi vida allá, lejos, en el frío, a mis perritos bebés, pensar que todo iba bien y luego todo iba mal, mientras seguía pensando que todo iba bien. Los silencios de mi madre, sus secretos, esos que, como telenovela, se llevó a la tumba. La enfermedad de mi padre, sus cosas pendientes y deseos que, como puedo, intento resolver. La vida trunca, en pausa, pero trunca, todas las cosas por hacer que no he, ni hemos podido emprender…
Mañana es mi cumpleaños y no quiero que el dolor me vuelva a someter. Quiero pasarla bien, con mi amor. Quisiera pasarla con mis amigos, todos ellos que me ayudaron durante el difícil trance, ya sea con sus palabras, con su presencia, con una ducha caliente, con internet o con comida, pero estamos lejos y aún estamos en esta pandemia. Quisiera caminar por allí, comer muchos mariscos y rico pastel, tener muchos regalos y sonreír y un abrazo de mi mamá, aunque ya no esté, unos golpes de cola con terribles garras de mi Gilda, aunque ya no esté y unas lamiditas constantes en mi brazo con suaves ronroneos de Isis, aunque ya no esté.
Quisiera gorditas con repollo y dejar de llorar, y tener mucho tiempo para descansar el cuerpo y esta mente que da vueltas en los pendientes y que sólo quiere un buen momento de letargo,  ensueño y diversión.
Siempre digo que ojalá nos veamos pronto, que ahora que se pueda con esta pandemia nos reunamos, lo digo con fervor y deseo constante que de sea real, de que nuevamente en esta vida, en este año, pueda volver a hacer un día de campo lleno de comida y felicidad por todos, para esos, mis hermanos de vida que han sido mi constante y mi aliento. Un día lleno de alegría y carcajadas nos quisiera regalar…

Ya mañana es mi cumpleaños.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Necesitas algún apoyo económico ($$) Con gusto.Sin compromiso. Si quieres dame tu número de cuenta. Repito. Sin compromiso.

Eva Mora dijo...

Gracias, pero tengo la fortuna de no haberme dolido de ello, sólo del corazón.