lunes, 29 de junio de 2020

Nostalgós, feminismo y hartazgo.

Hay de días a días. Hay recuerdos horribles. Hay tormentos. Hay maldades. Hay todo.
No hay nada.
Esta tristeza que no se salva con nada, ni con laminitas, ni con pastichés, ni con nada. Tengo hambre que es ansiedad, o hambre que es depresión. ¿Será que la pandemia ya me ha rebasado? Llevo meses sin ir a con mi madre, quiero y no, quiero porque no la he visto y no, por miedo a la infección y a todo lo que conlleva ir allá, a perder interminablemente el tiempo para arreglar algo que quizás no tenga arreglo, o sí. Son cosas que tengo que hacer, pero cosas que ahora mismo no he de hacer. ¿Qué más da? ¿Qué más decir?
Será que estoy harta de mí, harta del hastío, harta del mundo de las redes, temerosa del mundo real, de la enfermedad y la muerte. Quizá no me llegue,no quiero que así sea, y sólo me esté llenando de temores, de alucinaciones. ¿Necesitaré terapia?
No. Sí.
No quiero. No quiero. No quiero.
Lo único que quiero es cariño, pero luego no tengo, porque algo pasa, alguna torpeza de mi parte que parte todo, que ensombrece el ya ensombrecido día. Yo sólo quiero ternura que no hay, porque quizá el otro no esté en capacitar de dar. Y entonces sólo lloro, en silencio y en su presencia, y lloro, ¿por  qué no le digo  nada? Porque no quiero, no quiero, no quiero. Simplemente quiero el día llano, sin pedir nada, sin decir, sin accionar. No quiero explicar lo que ya he explicado, y no, no quiero, no quiero, no quiero. (Y estoy llorando, así, en silencio, sin gimoteos, el arte de llorar sólo lagrimeando, tal vez sea ese el arte del dolor profundísimo).
Lo hecho durante estos meses no ha dado muchos frutos. No. Porque mi trabajo no es suficiente, porque no soy suficiente, no soy nadie, ni nada, no. Porque mi tiempo no cuenta, ni la preparación, ni los preparativos. Me he quedado sólo con un par de videos larguísimo y ningunas gracias, ni palabras. He sido excluida de todo. 
He sido excluida de mí misma. Tengo frío. No me gusta tener frío.
Estoy harta de estos días, de estos climas, de estos vientos. No me gusta el vacío que viene después de un estornudo. No me gusta nada, nada, nada. Como tampoco me gusta a la idea de renunciar a una convicción por la convicción de otras. ¿Quién hubiera pensado que un bloque feminista estaba en contra de la comunidad LGBTTTI por infinitas razones? Sí, que son varones, sí, que muchos varones homosexuales son misóginos, sí, que algunos Trans lo son y se creen superiores, sí, que lo políticamente correcto se está comiendo la palabra M  U  J  E  R, sí, pero ¿oponerse al orgullo? ¿oponerse a la fiesta, celebración y conmemoración de una lucha por algunos sectores? ¿Cuándo la parcialidad define el todo?
Si es así, soy BISEXUAL antes de ser FEMINISTA, porque me prefiero en mi interior que en mi exterior político…Como si una cosa excluyera a la otra, como si la orientación sexual fuera un estereotipo de género. 
Estoy harta de las generalizaciones.
Estoy harta de estar en silencio.
Estoy harta de estar harta.
Estoy harta de no recibir ternura.
Estoy harta de tener que ser cuidadosa y callada.
Estoy harta de buscar el equilibrio y la paz mental.
Estoy harta de ser una huérfana con padres vivos.
Estoy harta del sentimiento de desamparo.
Estoy harta del tacto.
Estoy harta de la impaciencia de la gente.
Estoy harta del delirio.
Estoy harta de la falta de empatía y compasión.
Estoy harta de ti, de todos, estoy harta de mí.



No hay comentarios: