martes, 1 de noviembre de 2011

Tu vida-Tú vida


Se resume, consume. Asumo que nada y nadie son lo mismo, que en los días de muertos se esconden más de tres vivarachos y roban dulces de las ofrendas. ¿Si vinieras esta noche a ver cómo he hecho de bien en esta carrera, seguirías con ese silencio incómodo? No tienes que hacer nada, sólo mirar, así, de lejos; sólo ver los sonrojos y hoyuelos que provoco; sólo ver cómo fue que yo no tuve que largarme para ser algo más que el no se qué que tanto incomodaba.
Con el juego de los acentos, con el cartón, con los remedios poco elaborados para manejar las historias intrincadas; con ellos y por todos ellos, los que jamás me leyeron, y los que sí lo hicieron y ahora piensan que nada vale ya, estoy sentada mirando un librero repleto de libros técnicos, enciclopedias, mangas, partituras, diccionarios y obras literarias, escribiendo sobre casi nada y, mientras lo hago, recordando las muchas maneras en las que solía escribir mis cosas y los múltiples cuadernos que usaba en esos tiempos en los que creía que escribir algo sería importante para la humanidad.
Y tú, que te sorprendías de que pudiera sacar una historia de cualquier gesto, olvido u objeto encontrado.

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