viernes, 25 de noviembre de 2011

¿Que le pasa a mi cuerpo?


Comenzamos con el pie diestro y terminamos con el zurdo. Las pasiones rebotan ligeramente en las paredes de piedra y los senderos se agrandan repentinamente para que venga el violador y te mate y corte la cabeza y la de a los perros.
Cada día tiene menos interés y lo interesante es que cada noche relleno mis ojos de sueño para repartirlo entre los zombies que dicen ser empleados bien remunerados y que no son otra cosa que palillos encimados uno por uno. Cada sueño dado es un desliz que los empleados usan para borrar las sonrisas de sus amantes y otorgárselas a sus esposas y cada esposa tira la sonrisa por la borda para que su amante, a la que su esposo ama en realidad, se la coma o la cocine en rica ensalada fresca para uno de sus hijos muertos.
Terminamos con el dedo meñique y comenzamos con el índice, bien arriba, apuntando al cielo, mientras sus otros compañeros dedos se constriñen y ayudan a la señal que debe ser hecha en el momento más oportuno, o en el momento de mayor peligro, o frente a la monja que come los rosales que las niñas han sembrado durante todo el año escolar.
En el mundo matraca, en donde todo se da, yo me doy.


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