jueves, 6 de octubre de 2011

Desde una fría noche.


Pasaba el Sentir ya cansado se sí, cuando alguien lo llamó desde una ventana.

—¿Qué es lo que deseas?
—Quiero que te vayas de aquí lo más rápido posible
—Entonces, ¿por qué me llamaste?
—Es que no quiero que te vayas
—Tendrás entones que decidir, o me invitas a pasar o me corres de tu vida para siempre.
—¿Podrías irte por un rato y luego regresar para decirte lo que he decidido?

El Sentir accedió y caminó por varios días hasta que de nuevo fue llamado desde la misma ventana.

—Entonces, ¿qué es lo que has decidido?
—Quiero...
—¿Qué es lo que quieres?
—Deseo...
—¿Qué es lo que deseas?
—Debo decir que debes marcharte de mí para siempre.
—Si eso es lo que quieres, que te sea la vida lo más plena posible sin mí. Si algún día te encuentro no me detendré, es más, daré media vuelta para evitar toparnos.
—¿Serás capaz de eso?
—Así lo siento yo.
—Entonces no te vayas. Mejor quédate y disfrázate de otra cosa.
—¿De qué quieres que me disfrace?
—De espejo, para que todo el que quiera ver dentro de mí no haga más que verse a sí mismo.
—Que sea así entonces.

Y el Sentir se convirtió en espejo de esa persona y cada vez que alguien intenta acercársele puede ver en ella lo que mejor le acomoda y gusta: a sí mismo.


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